domingo, abril 02, 2006

ESPAÑOLAZO EL ÚLTIMO

Creo que, después de lo que venimos viendo y oyendo estos últimos tiempos, ya no es asombro lo que nos producen las noticias diarias referidas a las reivindicaciones “de contenido territorial”; horror y espanto, más bien.

Al espectáculo de los tres encapuchados debajo de una chapela (creía yo, inocente, que el carnaval ya había pasado…), ha seguido toda una procesión de palurdos, bobalicones, tontos del bote, crédulos y simples (además de su correspondiente cuota de listillos, manipuladores, aprovechados o taimados cabroncetes) que no han dejado de pontificar sobre la oferta de paz, la generosidad de la democracia, el olvido, el perdón y bla, bla, bla. ¡Qué cansinos!.

Embaucados por un discurso fatuo, algunos confunden, probablemente, la realidad con el deseo (siendo bien pensante, que diría el otro). Pero este no es, precisamente, el motivo de mi consternación. Lo que me pasma es ver la carrera que, ¿contra todo pronóstico?, se ha establecido para ver quién es más nacionalista histórico (o histérico) que el resto. Argumentos peregrinos que hemos leído, incluso, en las declaraciones de nuestros preclaros políticos de la “cosa regional”. ¡De ambos lados, oiga!

A poco que nos descuidemos, nos encontraremos con un nuevo descalificativo aplicado a los que no se empleen con rigor en la defensa más acérrima de los valores tradicionales (¿y de las JONS?) de su respectiva nación, nacionalidad o lo que sea; no tan nuevo, puesto que ya fue, hace algunos años, patentado por un tal Arzalluz. Su repetido, con tan mala baba, “Españolazo”, al paso que vamos, vendrá a sustituir al clásico y ahora (claro está) mal visto “maricón el último”.

¿Pero quién se puede tomar en serio eso de que "Castilla y León" es una comunidad histórica? Salvo que lo histórico sea ahora un pedigrí que se alcanza transcurridos apenas 20 años (ni siquiera un mueble merece la calificación de antigüedad con tan pocos lustros), nadie, en su sano juicio, a riesgo incluso de hacerse encerrar por trastornado (salvo si exceptuamos, naturalmente, la estupidez congénita del lenguaje de los políticos), en un país medianamente serio, osaría divulgar semejante afirmación.

Pero ¿cuándo se darán cuenta de que, por más que les pese, la historia es otra cosa, el País Leonés existe y tiene la suficiente consistencia sin necesidad de estar uncido al yugo castellano? ¡Ya está bien de tomarnos por la República Bananera de Cazurrolandia! ¡Ya está bien de mofarse sistemáticamente de la ciencia! ¡Ya está bien de intentar crear conciencia regional a golpe de talonario y compra de voluntades quebradizas!

¡VÁYASE SEÑOR X! ¡NO NOS INTOXIQUEN MÁS CON SU BAZOFIA! ¡DÉJENNOS EN PAZ!

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