viernes, julio 03, 2015

De nuevo Juan Vicente Herrera

Por la oportunidad del poema y para que se vea que algunas previsiones hasta se cumplen o que "la historia se repite", traemos a colación uno que se publicó en estas mismas páginas, hace ya varios años. Es increíble hasta dónde llega la tontuna de ciertos personajes que no resistirían el menor examen de hemeroteca...

Que lo disfruten.

http://husartiburcio.blogspot.com.es/2009/11/se-va-el-caiman-oda-juanvi-i-el.html

viernes, abril 24, 2015

Homenaje a los Héroes Leoneses: Manifiesto 2015

¡Leoneses!

Un año más, nos hemos reunido para homenajear a los Héroes que, a lo largo de los siglos, han defendido no solo nuestra tierra sino el lugar en la historia que se nos pretende robar.

Hoy venimos como Colectivo de Opinión “Tiburcio Fernández Álvarez”, con el que llevo años colaborando, convocados por
 ComunidadLeonesa.ES, para denunciar una situación que, como siempre, aunque conocida es ignorada, igual que las gestas de nuestros héroes, a lo largo y ancho de la España que ayudaron a construir. ¿Qué dirían nuestros Reyes y Reinas, hombres buenos y mujeres valientes si pudieran ver hoy en lo que se ha convertido esta tierra? ¿A lo que se ve reducido el que en su día fue el gran Imperio de Europa? Ahora menos que una memoria, sin futuro y con un pasado que estamos dejando desaparecer.

Cada año, los jóvenes nos vemos condenados al exilio, los mayores, al paro y a la ruina, nuestros pueblos se quedan sin gente, y todavía se atreven a pedirnos solidaridad.

Anegan nuestros pueblos y valles, cubren nuestra historia con cemento, destruyen nuestro reino y todavía dicen que no arrimamos el hombro.

A nosotros, que durante ocho siglos lo dimos todo, que sangramos por este país, un país que ni siquiera nos ha dado las gracias, se atreven a llamarnos radicales cuando solo nos estamos defendiendo de una colonización encubierta.

Si eso es ser radical, entonces, yo digo ¡SÍ, SOY RADICAL!

Soy radical porque no quiero que mis hijos vivan esta mentira, porque no quiero que destruyan una sola pieza más de nuestro pasado y de nuestro futuro.

Soy radical porque quiero recuperar Riaño, porque no quiero que mueran nuestras cuencas mineras, ni se cierren los ambulatorios de nuestros pueblos, porque no quiero que se abandonen y destruyan nuestra agricultura y ganadería, porque no quiero que siga habiendo ERES en las pocas industrias que ya nos quedan o que se abandone la creación de otras nuevas.

Soy radical porque quiero poder tener un trabajo y una casa en mi tierra, porque quiero tener un futuro en el Reino sin estar siempre pensando qué será lo próximo que nos quitarán.

Soy radical, porque quiero que todos los salamanquinos, çamoranos y llïoneses que no están hoy aquí dejen de vivir avergonzados, quiero que levanten la cabeza y recuperen, de una vez por todas, el orgullo.

Y, sobre todo, soy radical porque no quiero que me llamen nada raro ¡YO SOY LEONESA!

Nuestro pueblo se ha rebelado siempre contra el invasor, desde los astures hasta en 1808, esta es la hora de que lo hagamos otra vez.

¡LEONESES!

¡LA PATRIA ESTÁ EN PELIGRO!

¡FUERA LOS TRAIDORES!



VIVAN LOS HÉROES LEONESES

VIVA EL REINO DE LEÓN

PUXA'L PAÍS LLÏONÉS!!!

jueves, abril 23, 2015

RIPIOS DEL BUEN LEONÉS - En el día de Villalar 2015

Si me hablan de Villalar,
me dan ganas de cagar;
y si de la capital,
qué suerte, me pasa igual.

Si me dicen que es Pucela,
digo que eso me la pela.

Si me llaman castellano,
saco a pasear la mano;
mas si me dicen cazurro,
de la risa me espanzurro.

Cuando te hablen de región,
es el Reino de León.
Esa otra no es la tuya
por mucho que den la turra.

De la tierra de sabor
huirás que es un horror.
Lo leonés consumirás
y así sano crecerás.

La tu historia aprenderás,
nadie a ti te engañará;
si te dejas embaucar,
no te vengas a quejar.

El hibrido es un capullo;
ser leonés es un orgullo.

Estas cosas cumplirás
y un buen leonés serás.

miércoles, abril 22, 2015

Homenaje a los Héroes Leoneses: 24 de abril 2015



Os recordamos que, por décimo año consecutivo, ComunidadLeonesa.ES nos convoca a la celebración del tradicional Homenaje a los Héroes Leoneses (que, por cierto, se lleva celebrando en nuestra ciudad desde hace más de veinte años) que tendrá lugar el próximo viernes, 24 de abril, a partir de las 19,30 horas en la Plaza de Botines desde donde, sobre las 20,00 horas, y al son de la música tradicional de nuestros amigos del Grupo "Aires del Bernesga", nos dirigiremos, por la Calle Ancha, Plaza de la Catedral y Calle Mariano Domínguez Berrueta, hasta la Plaza Mayor donde se procederá a la lectura del Manifiesto, cuya redacción, en esta ocasión ha recaído en nuestro Colectivo de Opinión.

Nos vemos en la Plaza de Botines y sobre todo, no olvidéis vuestras Purpuradas.


Podéis leer toda la explicación del por qué de la fecha elegida en el siguiente enlace:

http://comunidadleonesaes.blogspot.com.es/2015/04/convocatoria-homenaje-los-heroes.html





lunes, abril 06, 2015

Comentario amargo y dolorido a un Manual de Historia de España

Gran parte de nuestros problemas (ya se ha repetido en muchas ocasiones y es el Húsar bien consciente de ello) es la manipulación de nuestro pasado; manipulación de la que hemos sido víctimas, prácticamente, desde las primeras historias de España escritas ya en la Edad Media. En concreto, y por no citar más que una de las más devastadoras, la del ínclito Rodrigo Jiménez de Rada, Arzobispo de Toledo e incensador oficial de un Alfonso a quien vienen denominando el VIII cuando, en realidad, debieran hablar de Alfonso I de Castilla o, si hubiéramos de ser magnánimos en la interpretación, como mucho el tercero (eso sí, considerando que Alfonso VI de León fue Alfonso I de Castilla y el VII de León fuera el II de Castilla, aunque ninguno de los dos mencionaran a Castilla en su documentación). Pero vayamos a los hechos; hoy traigo a conocimiento de aquellos a quienes interesen estos temas unas breves frases / afirmaciones que se califican por ellas mismas, extractadas de un breve “Manual de la Historia de España” publicado (eso sí, sin nombre de autor) justo en los finales de la Guerra “incivil”, en 1939. Sin embargo, curiosamente, ese tipo de afirmaciones se han venido manteniendo tanto en las famosas enciclopedias por las que se estudió en España hasta hace unos 40 años, más o menos, como en los manuales posteriores o en los más recientes, convenientemente filtrados y adobados con los intereses de la autonomía que a cada uno le tocó en suerte, como ha sido nuestra particular situación, y ello debido (para que no se olvide) a unos, todavía inexplicados, “intereses de Estado”. ¡Mira que somos importantes!

No caben sorpresas, entonces; leyendo lo que se lee, uno no puede por menos de hasta comprender que, cuando un leonés informado, afirma algo en contrario, los demás le miran entre incrédulos y sospechosos… ¿Cómo se atreve este a contradecir lo que hemos estudiado todos y así se recoge incluso en todos los libros que conocemos?, se dicen. Eso cuando no te califican inmediatamente de “nacionalista, separatista y hasta de terrorista”. A muchos nos suenan este tipo de situaciones, incluso personales, ¿verdad?

De la época romana, por ejemplo, nada pareció ocurrir en los límites de lo que luego será León o la Región Leonesa; y ello a pesar de haber sido la capital militar del Limes occidental del Imperio, estar situada aquí la mina de oro más importante explotada por Roma o haber opuesto una feroz resistencia al invasor (fue Lancia y no Sagunto o Numancia, la que más tiempo resistió al romano invasor)…, entre otras consideraciones no menores.

Los visigodos y otros pueblos “bárbaros” tampoco parecen haber descubierto esta parte del territorio; olvidan (¡cómo no!) que al lado del Órbigo, por ejemplo, tuvo lugar la batalla que supuso la conquista del Reino Suevo por parte de Leovigildo y, por ende, la unión de la Península bajo el dominio de éste último.

 La batalla de Covadonga, como otras tantas cosas, es más que un relato histórico una bonita leyenda; algo esperable ya que aunque “los moros eran numerosísimos, el valeroso Don Pelayo y los suyos combatieron desde las alturas con tal ardimiento que los derrotaron”. Pero lo que sorprende es que “también por entonces se constituyó el reino de Navarra y se formó otro núcleo de resistencia cristiana por tierras de Aragón, en San Juan de la Peña, que es un santuario como Covadonga.” Reduccionismo tan absurdo sería digno de mejor suerte. En esos lugares la reconquista ni comenzó entonces ni se desarrolló de ese modo; pero qué bonitas son las leyendas y qué necesarias son para subir la autoestima de algunos pueblos…

La primera vez que aparecemos en ese manual de historia merece ser copiada enteramente: “Entre tanto, los cristianos habían ido bajando de las montañas, y en continua guerra con los moros procuraban ensanchar sus pequeños estados. Eran éstos el reino de Asturias, que había trasladado su capital a León y se empezó a llamar reino de León; el reino de Navarra y los condados de Castilla y de Barcelona, que se habían formado en esos años de lucha.” Ilustrativo ¿no? sobre todo si tenemos en cuenta que el reino nunca se llamó "de Asturias", sino "de los astures" primero y de Oviedo después.

Otra significada metedura de pata que los recientes historiadores han desenmascarado, pero que ha hecho fortuna y que no hay manera de sacar de la mollera de mucha gente… como tantas otras: “La vida en Córdoba era brillante y suntuosa, contrastando su magnificencia con la vida ruda y austera de los reinos cristianos, cuyas capitales eran poblaciones pequeñas, sin el menor lujo.”

Por el contrario, lean y sorpréndanse: “Los cristianos hacían una vida sencilla, dedicados solo a la guerra que se llama de la Reconquista, porque su afán era conquistar de nuevo los territorios nacionales que les habían arrebatado los árabes”. Y sigue: “Abderramán III, primer Califa de Córdoba, gobernó cincuenta años y venció muchas veces a los cristianos”. Un enorme olvido, aquí también: no cita ni al gran Ordoño II que le venció en Castromoros (actual San Esteban de Gormaz) ni a su hijo Ramiro II que destrozó su ejército en Simancas, en 969. Según muchos historiadores europeos fue la más importante de las batallas de la Edad Media… ¿Qué se pretende, entonces, ocultando estos gloriosos hechos llevados a cabo desde y por el reino de León? No busquen la respuesta; no tiene ningún sentido salvo que si se nombra a León puede que la importancia de Castilla disminuya en la misma medida que debe crecer la importancia del padre que le dio vida…

En la época de Almanzor ya se vislumbra el carácter que terminaron atribuyendo a los reyes de León, hasta en los comics de la Fundación Villalar: unos timoratos, cobardones y acomplejados. “Ante el impulso arrollador de los ejércitos de Almanzor, los Reyes y Condes cristianos se desconcertaron y el Rey de León huyó a sus montañas de Asturias.”

Pero, como no hay mal que cien años dure, muerto Almanzor, “el rey de Navarra, Sancho el Mayor, conquistó parte del reino de León y dominó además en Aragón y en Castilla. Pero al morir, repartió sus Estados entre sus hijos. Dejó Navarra a Don García, y convirtió en reinos el condado de Castilla, que dio a Don Fernando y el de Aragón que legó a Don Ramiro. En León reinaba por entonces Alfonso el Noble”. Semejante colección de bobadas es difícil leerlas en un párrafo tan minúsculo… Ni coinciden los hechos ni los tiempos; pero todo sea a mayor gloria de Castilla a quien han convertido en un reino algo que, ni siquiera Fernando haría hasta su muerte; pero ya está asentado el mito y ahora ¿quién lo desmonta? Años llevamos en el intento…

Pero insisten; “En esta época, es decir, hacia el año 1000, había por tanto en España los cuatro reinos cristianos de León, Navarra, Castilla y Aragón…” (…) “Fernando I de Castilla (¡qué ironía!, puesto que solo era un conde) se casó con una hija de Alfonso el Noble de León, la que heredó la corona leonesa (curiosa forma de explicar estos hechos incluso sin nombrar la muerte de su hermano Bermudo), de modo que Fernando I gobernó en León y en Castilla”. Evidente, pero es porque Castilla era solo un condado de León. De cualquier modo, nada sobre San Isidoro ni sobre el Panteón de Reyes, ni indicación alguna que venga a demostrar el poder del Reino más importante de esa época en toda la Península…

Dividida la herencia entre sus hijos (ahí sí que nace el reino de Castilla que durará únicamente 7 años escasos), “Sancho el Fuerte (más bien el Fanfarrón, diríamos algunos) puso sitio a la ciudad de Zamora, donde el traidor Bellido Dolfos lo mató por la espalda”. ¡Viva la parcialidad! ¿Traidor el que libera su ciudad matando al rey que la sitia y en la que comienza la población a morir de hambre? Valiente, más bien; héroe, como ha determinado ya hasta el Ayuntamiento de Zamora, cambiando el famoso “Portillo de la Traición” por el honroso “Puerta de la Lealtad”. Mas, ¿cómo lavamos después de casi mil años el honor de este valiente leonés a quien la historia ha tratado no solo de traidor, sino de paradigma de traidores?

Excuso al lector, por conocido, el relato de la Jura de Santa Gadea que, en opinión de los historiadores actuales, es una pura patraña; pero ¿qué se puede hacer para desmontar el mito? Lo que queda, además, es que frente a la valentía del Cid (que ni siquiera es considerado ya castellano), a la honestidad de este héroe (“qué buen vasallo si hubiese buen señor”), a la fidelidad del paradigma de caballero medieval (aunque se “olvidan” mencionar que dicho “modelo de caballero” alquilaba su espada y sus hombres a quien le pagaba, fuera cristiano o musulmán, en una versión medieval del auténtico mercenario, mucho menos heróico de lo que quieren hacernos creer), se nos opone a un rey, Alfonso, a quien hasta se describe, en determinadas publicaciones de la Junta que nos mantiene atados al redil, como un pusilánime, mujeriego, cobardica, timorato y hasta ñoño, a pesar de que la historia le denomina el Bravo, conquistó Toledo y se encontró con el marrón de tener que enfrentarse a los almorávides. Así se escriben las leyendas y se menosprecia la historia.

Curiosamente, sin embargo, un par de páginas más adelante, Alfonso VI de León ha transmutado en Alfonso VI de Castilla. A partir de ahí ya no vuelve a aparecer el reino de León hasta el reparto de la herencia de Alfonso VII, también según este panfleto infecto, Alfonso de Castilla. Incluso Urraca I, hija de Alfonso VI de León, condesa de Galicia antes de ser coronada como reina de León, que pidió ser enterrada en el Panteón de San Isidoro y que demostró fehacientemente su implicación con el reino de sus antepasados, es siempre nombrada Urraca de Castilla. ¡Viva la parcialidad!

Otro tanto ocurre con Alfonso VII a quien, como decimos, nombran siempre de Castilla, a pesar de que, al parecer ello podría venir a glorificar el siempre recurrente deseo de imperio español, pues no pueden ocultar que “se coronó en la ciudad de León con mucha solemnidad, titulándose emperador”. Cualquiera, medianamente curioso, se haría la pregunta por más obvia: ¿por qué vino a “coronarse” en León siendo, como afirman, rey de Castilla? ¿Y qué ocurrió realmente; se coronó solo? Ni se responde ni interesa la respuesta, naturalmente.

Es como en el famoso mosaico que representa a León en la Plaza de España de Sevilla, producto de aquella primera Exposición Universal. En el mismo aparece la siguiente leyenda “Alfonso VII de Castilla proclamado Emperador”. El pie de foto que hemos encontrado en una página de internet (algún preclaro historiadorcillo, sin duda) tampoco lo arregla: “REPRESENTACION DE LEON - CORONACION DE ALFONSO VII COMO REY DE CASTILLA EN EL AÑO 1135 - MOSAICO DE AZULEJOS DE LA PLAZA DE ESPAÑA DE SEVILLA”. ¿Cuándo estaremos en situación de elegir que se reparen estos errores que son más bien horrores?

Lo cierto es que, a la muerte del Emperador, los territorios se reparten de nuevo y a Don Fernando, el segundogénito, le corresponde León. Tampoco se dice ni una sola palabra de este rey que, en su haber tiene, sin embargo, nada menos que el encargo, al Maestro Mateo, del Pórtico de la Gloria de la Catedral compostelana. Eso sí, el anónimo autor no olvida decir que “mientras tanto, Portugal se había convertido en reino, con aprobación del Papa, siendo su primer Rey Alfonso Enríquez”.
Hay también una curiosa explicación sobre los ordinales de los Alfonsos porque, según dice, los hay “en León, en Castilla, en Aragón y en Portugal, y se les da la numeración sucesiva que les corresponde en cada uno de estos países”. Curioso que se atreva a calificar a León de “país”, algo que le valdría hoy todo tipo de insultos y hasta maldiciones, y sorprende que, conociendo esto, hable de inmediato de ese Alfonso VIII de Castilla motivo de tanta alabanza, a todas luces exagerada.

Seguimos con el entrecomillado: “Por lo tanto, Alfonso VIII de Castilla y Alfonso IX de León eran primos hermanos. De los dos primos, el que más valía era el de Castilla, como Rey y como guerrero, deseoso siempre de pelear con los musulmanes. En cambio, Alfonso IX de León tuvo mezquinas ambiciones políticas y guerreó con su primo Alfonso VIII.” ¡Qué mala persona este Alfonso de León que además fue capaz de dar voz a los hombres del común…! Si a eso añadimos que tampoco se quedó atrás en su labor conquistadora (Extremadura y parte de Huelva), que comenzó la Catedral de León, que creó un Studium en Salamanca, origen de la primera institución con estatuto de universidad, que dio fueros a muchas ciudades de su reino para favorecer la creación de esta nueva clase social, etc. ¿alguien se atrevería a seguir diciendo que “valía menos que su primo” o que tuvo “mezquinas ambiciones”? Salvo para los historiadores a sueldo o para los manipuladores, debería, más bien, ser considerado uno de los grandes reyes de la Historia de la Península. Pero ahí están los resultados… al menos hasta ahora, pues ya no queda otro remedio que reconocer, tras el pronunciamiento de la UNESCO, que fue el primero que convocó unas Cortes con representación popular, lo que las convierte en el antecedente más antiguo del parlamentarismo moderno, sin olvidar que los Decreta de dichas Cortes Leonesas de 1188 han sido incluidos en la Memoria de la Humanidad por su valor para la implantación de la democracia. Además de manipuladores, hay mucho envidioso…

Volviendo al “bueno y valiente” Alfonso VIII de Castilla, la explicación que se hace en este libelo sobre la derrota de Alarcos es digna de mejor causa. El pobre Alfonso, “y aunque los cristianos se batieron valientemente”, perdió la batalla porque “El ejército moro era numerosísimo. Miles y miles de hombres cubrieron las llanuras inmensas de la Mancha…” Un poco exagerado, ¿no? Para cubrir las inmensas llanuras de la Mancha, seguro que importaron varios millones de chinos de un todo a cien que, a poco que se esfuercen, nos convencerán de que ya existía en alguna parte de Al-Andalus..., puede que hubiera alguno hasta en Castilla.

Entenderán que ello viene a agrandar la posterior victoria de las Navas de Tolosa, algo que ni siquiera comento por evidente. No va a cometer el Húsar la torpeza de hacerles además propaganda. A pesar de todo no puedo dejar de señalar que en el haber de este rey sí cita que “fundó en Palencia una Universidad, que fue la primera que hubo en España”. Otra media verdad y otra manipulación puesto que el Studium de Palencia NUNCA alcanzó el reconocimiento como Universidad. Sobre la fundación de su primo en Salamanca, ominoso silencio, una vez más.

Llegamos a la retirada, según ellos, y por la puerta falsa, del Reino de León. Así se cuenta: “Doña Berenguela, mujer de gran talento y discreción, renunció a la Corona de Castilla en favor de Don Fernando, hijo suyo y de Alfonso IX. Luego murió Alfonso IX, y Don Fernando, príncipe devoto y santo, heredaba de su padre el reino leonés. De este modo volvían a unirse León y Castilla, y esta vez, ya para no separarse más. (Claro, en la época no estaba legalizado el divorcio…) En realidad, León se fundió con Castilla, y al Estado formado con los reinos juntos se le siguió llamando Castilla.” Toda una sinvergonzada histórica, esta afirmación que no obedece, en absoluto a lo acontecido; pero que es, curiosamente, lo que ha quedado en el imaginario colectivo y que ha derivado en la situación que padecemos, puesto que algunos enaltecen el momento hasta convertirlo en “el origen de nuestra región”. ¡Fantástico! Realmente vergonzoso que se omita el hecho de que Fernando III de León y I de Castilla, se apropió del Reino de León, legado en testamento por su padre a sus dos medias hermanas mayores, las infantas Sancha y Dulce y vergonzoso, asimismo, que se diga que "León se fundió con Castilla" desapareciendo cuando ambos reinos siguieron reuniendo durante muchos años Cortes separadas y cuando entre 1296 y 1300, Juan I, cuarto hijo varón de Alfonso El Sabio, fue ungido rey de León, reino que incluía además del territorio nuclear del Reino, los territorios de Galicia, Asturias, Extremadura y Sevilla.

Como puede fácilmente colegirse de esta última aseveración, el Reino de León no volverá a aparecer en este Manual de Historia de España, escrito, por lo que incluso leemos en el mismo, a mayor gloria de determinados intereses. No ofrece ninguna duda la frase con la que se nos regala tras el enlace de los Reyes Católicos: “En este momento de la Historia nacía la España grande”. Faltaba aún encontrar aquello otro tan conocido de “una y libre”. ¿Será que ese último adjetivo algunos seguimos aún sin conocerlo, a pesar de los vientos contrarios que soplan en estos últimos tiempos? Ingratitud se llama esto, puesto que, a poco que se investigue en aquellos años de la Edad Media en la que Hispania se jugó el futuro de ser cristiana o musulmana, seguir perteneciendo a la cultura judeo-cristiana-occidental o pasar a formar parte de otra concepción de vida y profesar otros valores, el Reino de León apostó esfuerzos, sangre, hombres y cultura, algo que debiera ser conocido y serle reconocido, por derecho y hasta por obligación.

Pero no se lo cuenten a nadie; les tomarán por locos, por egoístas, por insolidarios, por cavernícolas, por… Así se escriben algunas historias.