domingo, septiembre 11, 2005

ARENGA DEL HÚSAR TIBURCIO

Permitid que me presente, soy Tiburcio Fernández Álvarez (cabo que participó en la defensa de la ciudad de Astorga a las órdenes del general Santocildes, de gloriosa memoria) que después de casi dos siglos de haber abandonado la mi tierrina, por la que luché contra el invasor (francés en aquella ocasión) y con gusto di mi vida al grito de “Yo no capitulo”, he vuelto ante la triste situación en que la misma se encuentra para sacudir las conciencias de “los pobladores del Oeste”.

Apenas abrir las páginas de cualquier periódico, leo con asombro e indignación que la Junta de Castilla y León (curioso ente que engloba a la Región Leonesa y a parte de las provincias de la Vieja Castilla) rechaza restaurar la Basílica Paleocristiana de Marialba de la Ribera, la segunda más importante en el mundo después de un templo similar que se encuentra en la lejana Siria.

Al propio tiempo veo que el Partido Popular, que parece ser quien dirige la mentada Junta, “defiende” la permanencia en la histórica Salamanca (ciudad leonesa en la que el buen rey Alfonso VIII de León, mal llamado IX, fundó en 1218 la más prestigiosa y antigua de las Universidades españolas existentes) de unos papeles que fueron robados hace 60 años y utilizados para realizar purgas de personas cuyo mayor delito, en gran parte de los casos, era no tener la misma ideología que los vencedores de una guerra civil fratricida, aunque conociendo un poco a los políticos, sería interesante saber si la "Junta, juntera de la juntería, sería tan beligerante de ser su partido el que estuviera gobernando en Madrid.

Es curioso, sin embargo, que para defender el resultado de dicho expolio se aleguen "razones culturales" mientras se rechaza la restauración de un monumento del siglo IV. ¿Debo entender que una basílica paleocristiana, testigo de que uno de los primeros hitos de la cristianización de la península fue León, no es un bien cultural que hay que defender y proteger? O ¿acaso será que la misma se encuentra en León y si hubiera estado en Castilla merecería un trato diferente?

Es curioso que la Junta, que va a gastarse ocho millones de euros de los impuestos de los leoneses y de los castellanos en arreglar el teatro Zorrilla, propiedad de la Diputación de Valladolid, diga que quienes tienen que ocuparse de restaurar la basílica paleocristiana son sus propietarios, el Ayuntamiento de Villaturiel y la Junta Vecinal de Marialba, haciendo así dejación de sus competencias en materia de conservación del Patrimonio. ¿Por qué esas dos varas de medir? Claro que no es la primera vez que los leoneses tenemos abundantes muestras del “apoyo incondicional” de la Junta a todos nuestros monumentos, comenzando por nuestra Catedral que pese a contar con las mejores vidrieras góticas del mundo, tiene un enorme defecto: está en León. ¿Alguien puede imaginar los desembolsos que hubiera merecido de haber estado en Pucela?

Por cierto, una pregunta totalmente inocente, los procuradores leoneses del PP ¿qué votaron? ¿siguieron las directrices de su partido en la su capital (sin sede) para continuar agraviando a León o defendieron los intereses de la tierra por la que fueron elegidos?

¿Qué tiene que decir el Sr. Amilivia que fue a Salamanca a solidarizarse con su homólogo, el Sr. Lanzarote? ¿Va a hacer lo mismo con el Alcalde de Villaturiel o tal vez no se moverá para asegurar su permanencia en la foto de la candidatura al Senado o a la Alcaldía leonesa, puesto que la misma parece estar en el aire?.

¡Pobre León, tan lejos de Dios, tan cerca de Pucela y con una gran mayoría de políticos cobardes que te venden!

Leoneses, ¿acaso habéis olvidado que sois descendientes de aquellos bravos astures que tuvieron en jaque a Roma, motivo por el que una legión doble, la VII Gémina, estuvo permanentemente acantonada en nuestro solar, y fueron la causa de que el mismísimo Augusto tuviera que venir a la península a someterlos? Claro que, según la versión de Fort-Pucela, Augusto vino “a someter a Castilla y León” ¿es posible tanta maldad o es que, en su ignorancia y orgullo, creen realmente que en tiempos de Augusto existían ya León y Castilla?

¿Dejaréis también que los “Principia” sean enterrados como si se tratara de simples restos romanos sin valor? ¿Permitireis que se olvide que, antes de la Legio VII Gémina, la Legio VI Victrix estuvo acantonada en lo que hoy es la ciudad de León, lo que retrotrae su fundación al año 15 (aproximadamente) antes de Cristo? ¿Consentiréis que desaparezca el anfiteatro recientemente descubierto que, de estar en cualquier otro lugar de España, hubiera sido publicitado a bombo y platillo por los medios de comunicación? ¿Tolerareis que borren todo nuestro glorioso pasado para así condenar al silencio, al paro, a la emigración y a la desaparición a las futuras generaciones de leoneses que vendrán a sustituir a la actual en esta carrera de siglos que representa la vida de un pueblo?

En estos momentos nos encontramos en una situación similar, en cierto modo, a la vivida durante la francesada (creo que en los libros de historia se la llama Guerra de la Independencia). Los gabachos profanaron nuestro suelo e incluso los cuerpos sin vida de nuestros reyes, infantes y nobles en el Panteón Real de San Isidoro pero no pudieron quitarnos nuestro valor ni nuestro honor y finalmente logramos vencerles y expulsarlos de nuestro solar patrio. En aquellos momentos, como en otros tantos de nuestra historia pasada, los leoneses pensamos que era preferible morir de pie a vivir de rodillas.

También ahora nuestra tierra es hollada por gentes ajenas a la misma que, con su ignorancia y soberbia, tratan de borrarnos de la faz de la tierra y por eso vuelvo con mi mensaje. Ahora la situación no es de guerra pero, precisamente por eso, es tal vez más desesperada que entonces porque nos niegan el pan y la sal, nuestro nombre y hasta nuestra propia existencia. Y lo peor que se puede hacer con un pueblo es negarle hasta el nombre heredado y con él la memoria recibida.

Debemos seguir luchando no solo por conservar nuestra identidad sino porque la pérdida de cualquier identidad, de cualquier monumento, de cualquier lengua es una pérdida no solo para el pueblo a quien se elimina sino para la cultura con mayúsculas que es patrimonio de toda la humanidad.

¡LEONESES SALVEMOS AL PAÍS LEONÉS DEL OLVIDO, DE LA DESIDIA Y DEL EXPOLIO A QUE ESTÁ SIENDO SOMETIDO! ¡NO CAPITULEIS!

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