sábado, septiembre 17, 2005

POLÍTICA DE CRUZ Y RAYA (de Crucificar y Rayar del mapa)

Creíamos nosotros, ¡inocentes! que los políticos “profesionales”, los que con nuestros votos luego se ponen las botas, los que nunca se ven perjudicados por los porcentajes de la inflación, los que, como se sienten elegidos, se juzgan tocados de un no sé qué que les hace sabios, cultos, instruidos y hasta guapos… creíamos, repetimos, que ya tenían suficiente espacio en los periódicos con las múltiples hojas que se les asigna (casi por cuota) para recoger sus variadas manifestaciones, sus cortes de cintas, sus ruedas de prensa etc., en las que despliegan toda su verborrea, casi siempre insulsa.

Pensábamos, ¡crédulos nosotros!, que las secciones de opinión de la prensa escrita, o las llamadas cartas al director, eran los lugares reservados para dar voz a los que no la tienen, a los que no se sienten representados en esos profesionales de la cháchara y el parloteo, o, simplemente, a los que pretenden aportar otro punto de vista a la parcialidad que a éstos les impone su militancia política o la aparente (¿o real?) obligación de seguir apareciendo en la foto y en los papeles.

No debería, pues, habernos sorprendido, el pasado día 28 de abril, encontrarnos con la intensa, larga y profunda meditación, en voz alta, del Ilustrísimo Señor Turiel. Y nos preguntamos, ante la insondable palabrería del aludido: ¿Será quizá, que a este buen señor no le han dado cancha en el parlamento y viene a desahogarse o a justificarse con nosotros? ¿No habrá otro medio mejor para hacer conocer al personal sus opiniones sobre lo que afirma otro grupo político que este espacio reservado para mejores causas que la batalla electorera?

¿No tiene el PSOE suficientes personas en los distintos órganos de representación local, para que tenga que venir todo un parlamentario a exponer a estos pobrecitos leoneses (que nunca entienden nada si ellos no se lo explican) la opinión del partido (¿o tan sólo era la suya?) sobre las NUTs, la PAC, las subvenciones, la leche, y hasta el café con ídem?

¿No decían que ya tenían adjudicadas las “distintas sensibilidades” de la Comunidad? La recia castellanía de Villalba, que, por ejemplo y para solo citar un dato, en su intento de agradar a la parte castellana del ente (al Este), se muestra tan satisfecho con la EPA, en cuanto al número de ocupados en la comunidad obviando las reiteradas pérdidas referidas a León. Y ¿qué decir de la tibieza leonesista de Martínez tan dedicado a su querido San Andrés, pero obviando pronunciarse en batallas de mayor calado con respecto a esta tierra leonesa? ¿O las manifestaciones, al parecer para algunos, ultramontanas de Fernández? ¿A qué viene entonces todo ese batiburrillo de Turiel? ¿No es el mismo que hablaba (y escribía), reiteradamente sobre la importancia de una “Y”, e incluso presentaba ponencias en un congreso sobre la “birregionalidad” de la comunidad de Castilla y de León?

¿Tan frágiles andan de memoria, o es que ya ni siquiera consideran que algunos aún conservamos la nuestra, además de la conciencia de pertenecer a una Región (la leonesa), que no hay que “inventarla”, ni “recrearla” puesto que ha existido y existirá siempre, al menos mientras siga existiendo un leonés que así lo sienta y así lo publique? Y todo ello a pesar de estar administrativamente circunscritos a una comunidad autónoma centralista, absorbente, fabuladora y fundacionalmente historicida. ¿O no sabemos ya todos que el verdadero invento es esta comunidad bicéfala que no alcanza ni el cuarto de siglo de vida, con sus achaques y su más que azarosa andadura?

¿Por qué no pelear por las “nueces”, señor Turiel, por la NUT que pretende descartar de antemano? Lo valorable es pelear por lo difícil, lo fácil cualquier mindundi lo consigue; para lo imposible están los “milagros políticos”. ¿Acaso es porque podría significar la aceptación, implícita, de la existencia de la región leonesa, y autonómicamente esto escuece? ¿A qué viene sino ese esfuerzo por desmontar una justa petición para lo que ahora llaman (¿sin atreverse a nombrar la bicha?) el Oeste de la Comunidad? Y conste, lo significamos claramente, que no admitimos como evasiva ese apelativo que anula a los leoneses territorial e identitariamente.

Los leoneses somos un pueblo, eso sí, en el punto de mira de la Fundación Villalar, que “dispara” intentando trazar unas rayas regionales tan falsas como los “antecedentes” que sus “historiadores” manejan con inaudito descaro. Y tan falsa como la simplemente engañosa noticia: “León será una ciudad clave en el noroeste español”. ¿Acaso León no estuvo siempre en el noroeste? ¿No fue “nudo” y entronque, Y LO PERDIÓ TODO CON EL ENTE?, recordemos: RENFE, 7ª Zona, Jefatura de la Guardia Civil, Banco de España... ¿Dónde ha estado la defensa y protección desde el citado ente que ahora “nos vende la moto” o “la burra” de no sabemos qué clave, como no hace mucho nos pretendió vender a León como motor de ...? ¿De qué o de quién?

Villalba, como decimos más arriba, desde su posición autonómica pro-castellana, acompaña, incluso con un seguidismo que da lástima, al presidente Herrera, en la visión más que optimista sobre la valoración de “excelentes noticias” para situaciones como los datos de la EPA en esta comunidad. ¡Ni tanto así!, señor Villalba (y señor Herrera), y no es solo cosa nuestra; otros miembros del PSOE leonés (y economistas independientes) hablan de la sangría en la población que sufre la provincia leonesa, algo innegable, según todas las estadísticas y este hecho lo corrobora hasta el diputado que por esa razón hemos perdido (otro mudo más, otra voz menos; aunque ¡para lo que nos sirven...!). Claro que, como “la región leonesa no existe” y “Castilla va bien”, conclusión de Perogrullo: ese aditamento o ese adjetivo que denominan León debe ir bien a la fuerza. ¿O no? ¡Ah!

Pero, mientras tanto y del mismo modo que se vienen confundiendo, reiteradamente y nos atrevemos a decir que con alevosía, los vocablos de REGIÓN y de COMUNIDAD (AUTÓNOMA) se intenta, una y otra vez, por lo que se constata, sembrar la duda, entre un partido político (UPL) y la defensa de una identidad. Creer que todos los que defienden la identidad leonesa son militantes de este partido es tan falso y tan falaz como pensar que, por el hecho de ser de otro partido se tiene la obligación de ser y profesar de “pancastellano”. Mientras la sociedad no tenga claros estos conceptos, algunos profesionales de la política (quizá porque no saben o no pueden vivir de otra cosa), charlatanes de bagatelas y propagadores de verdades (o mentiras) al uso, seguirán campando por sus respetos, pavoneándose en su ignorancia, tergiversando la historia, destrozando las tradiciones, anulando identidades, dispensando bulas democráticas y robándonos nuestros dineros y nuestro futuro.

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