martes, noviembre 08, 2011

Dejadme solo

A este rincón de libertad ha llegado la reflexión que sigue y, como no tenemos costumbre de negar espacio a quien se dirige a nosotros, os lo copiamos tal cual para que, al menos, pueda servir de motivo de debate. Es cierto que la reivindicación leonesa no está pasando por sus mejores momentos... Gracias por confiar en nosotros, querido comunicante "anónimo", puesto que así nos has pedido que figure tu comentario.

No pretendo hacer alusión a un poema de Luis Cernuda que lleva ese mismo título; no trato de parecer intelectual y tampoco es tan difícil encontrar esto en internet, hasta es el nombre de una canción de Young Killer. La cosa va más por la frase que suele decir un torero en la plaza ante un momento de gran dificultad… y, comparando la situación, la que debió decir a su “cuadrilla” el procurador de los tribunales leoneses metido a político, Sr. Chamorro.

El tiempo pasa veloz, pero todavía muchos recuerdan, seguramente, lo que ocurrió hace cuatro años; en aquel momento se sacrificó en la pira de la democracia, un pobre leonesista utópico llamado Luis Arias. La presentación iba en contra de lo que pensaban los mandamases y los vividores del partido, pero la quijotada se llevó a cabó, como trascendió en la prensa local, en una especia de burla que pretendía hacer como que se seguían las directrices del anterior congreso. Sin embargo, en aquella ocasión sí que al candidato le dejaron solo; más solo que la una, como se dice ya que, sin ningún empacho, le abandonaron a su suerte. Ni siquiera llegaron a buzonear las papeletas impresas y los resultaron fueron los que fueron.

En este caso la presentación al Senado en “solitario” del Secretario General de la UPL no tiene sentido ni parece cuadrar con los modos normales de los partidos, por lo que habría que encontrar otros motivos. La clave podría estar en alguna de las declaraciones del dicho sujeto. En la presentación de su candidatura decía que si obtenía malos resultados entendería que debía dejar el partido en otras manos. Seguro que no sería mala idea por los resultados que está teniéndo. Pero la jugada de presentarse solo pretende evitar que le comparen con otros, que no somos tontos, puesto que en la papeleta del Senado hay que poner una señal a la persona que se quiere votar. Si se presenta solo nadie de su partido sacará más votos que él y podrá seguir predicando lo mismo que ya oímos después de las municipales: la culpa no la tiene él ni los que le rodean, simpre la tienen otros, además de las circunstancias que ahora son muy malas.

Ahí tenemos al PREPAL que una vez y otra se presenta sin ningún tipo de vergüenza por lo menos para que se hable de ellos y de lo que defienden. La candidatura del Sr. Chamorro es entonces un regalo envenenado; si se le vota poco dirá, o dirán otros, que los leoneses no quieren defender esas ideas porque los tiempos no están para más gastos en autonomías, aunque las otras (y no digamos la que sufrimos) gasten a manos llenas, pero si le votan más que a Arias dirá que ha tenido muy buenos resultados, aunque los otros partidos sigan con la misma argumentación de siempre y que esto de “León Solo” ya no interesa a casi nadie. Hasta puede ser que tenga ya buscada una “honrosa” salida; eso es lo que han hecho todos los que han vivido de la política leonesista, uno detrás de otro, cuando ya la vaca no da suficiente leche, corren como ratas a buscar otros modos de vida si no la tienen arreglada ya.

Probablemente estemos asistiendo a la última ceremonia, la del intento de enterrar a un muñeco con el que han jugado de forma descarada y sin creer en nada de lo que la cosa representaba. Pero para eso, el “matador” Chamorro, necesitará una mínima cuadrilla. Ya sabemos que un torero se hace acompañar por tres banderilleros, dos picadores, un mozo de estoques y otro de confianza además del siempre necesario representante para que le busque nuevos lugares donde actuar; y eso es, poco más o menos, lo que vemos. Lo simpático del caso es que, entre estas gentes de la “cuadrilla” hay uno, el tercer banderillero, que tiene el encargo de apuntillar al toro, en el caso que no lo haga el propio matador, es el puntillero. Aquí de lo que se trata es de apuntillar al león.

Desconozco el nombre del sujeto porque no tengo información sobre lo que ocurre en el interior de ese partido, aunque casi estaría seguro de la persona que quedará encargada de la trágica ceremonia; de cualquier modo y tal como está la cosa, lo mejor será hacer caso de lo que dice el torero, que se quede solo, a ver si esto todavía tiene algún arreglo.

El Espontáneo

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