Si no teníamos bastante con el centro más centrado de la centralidad, sí, con ese villorrio a orillas del Pisuerga, fundado por el Conde Ansúrez, va y nos sale ahora otra criada respondona: nada menos que Soria; una aldehuela, apenas un caserío con menos población que el desierto de Atacama, pero con representantes que se saben tales y que, por lo que se aprecia, aún intentan conseguir algún trozo de las migajas del pastel de los exiguos presupuestos generales del mini-estado, para llevar a cabo obras a favor de sus administrados.
Sí, eso que tanto echamos en falta en León; paradigma de dejadez donde las haya, olvido ya hasta de los hombres del tiempo (no digamos las mujeres...) y perro de todas las pulgas, bueno, simplemente, para enflaquecer cada día más y para que cualquiera pueda propinarle en el trasero tantas patadas como le venga en gana. ¡Se deja... y mira que presta la cosa!
Y mientras tanto, la caspa, perdón, la casta política que nos maltrata y se burla sistemáticamente de nosotros, sigue callada, obediente, sumisa; no vaya a ser que el Señor de las Provincias estornude, agarre un leve cabreo o finja siquiera fruncir el entrecejo que ya tiembla el misterio, flojea el vientre y se echan mano a la cartera.
¿Pero qué son 5 millones de euracos desviados, por falta de cuajo, para hacer una autovía en Soria a costa de retrasar sine díe esa prometida hacia el Sur de nuestras desgracias? Claro que para viajar hasta ese sitio, tampoco necesitamos demasiadas alforjas... no vaya a ser que también nos las socialicen en aras del interés general, comandantal o de un simple cabo furriel a quien se le antoja algo de lo que nos corresponde, ya sea para que pase línea de alta tensión, se construya una estación de esquí a favor de las oligarquías, se inunde un valle para robarnos el agua... o la última de las escurrencias. Además ¿no habíamos quedado en que la obra se paralizaba por culpa de la aparición de unos restos de una supuesta o real ciudad astur-romana? ¡Mira que a quién se le ocurre hacer ahí una población del tamaño que ésta tuvo, sin plan de ordenación urbana, sin concejalines corruptos y sin haber pedido antes permiso a estos señores tan centrados en su centro y tan arrejuntados en su Junta! ¿O no habíamos quedado en que “Augusto vino a conquistar C y León”? Menos mal que el “ente” no disponía ni de ejército, ni de policía auto-no-mica ni siquiera de Mozos de cuadra para oponérsele. De otro modo, el primer emperador de Roma se habría vuelto a la capital de su imperio con el rabo entre piernas, como el gallo de Morón o incluso como Napoleón tras la campaña de Rusia. ¡Pobrecito Augustín!
Una justificación hemos encontrado para que se den este cúmulo de circunstancias: asustados por la coincidencia del nombre y pensando que se trataba del ministrín ese que nos maltrata, nos insulta y nos cierra las minas, nuestros eximios peperos han doblado la cerviz, han puesto cuerpo a tierra y en esa dignísima postura se han aprestado a lamer las botas a cuantos pasaran por allí... que para eso están, y eso de vivir del momio es tan agradable...
¡Pero so palurdos, que no se trata del “menistro” sino de una provincia de menos de 100.000 habitantes, que ocupa el puesto 50 de las del país, con una representación de apenas 2 diputados en las Cortes generales y 5 representantes en eso que llamais auto-no-mía...!
Claro que siendo como sois, casi tan valientes como el Capitán del Costa Concordia; ¿qué podemos esperar de vosotros?
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