Hay días en los que parecen “casarse” las noticias que ni hechas por encargo. Puede incluso (uno que sigue siendo realmente malicioso) que algunos periodistas más o menos díscolos las hagan coincidir hasta en la página para intentar burlar a una censura de nuevo claramente establecida por los círculos de poder, los lacayos al servicio del ídem o hasta por los que se auto flagelanpor mor de una bien adquirida costumbre de obediencia servil.
El hecho es que, aunque a muchos ya nos les cause espanto (suele ocurrir con las noticias repetidas cada día puesto que es condición humana acostumbrarse hasta al horror), el mayor problema que asola nuestra sociedad es la falta de trabajo y sus innegables consecuencias. Sin eso que, en un momento pudo ser considerado como un castigo bíblico (“ganarás el pan con el sudor de tu frente”), en el momento actual, y en una sociedad establecida sobre valores casi exclusivos de dinero y poder, llegan situaciones nada deseables de pérdida de autoestima, carencia de lo más esencial, disposición a rebajar pretensiones y aumento de oferta de mano de obra barata; eso sí, aprovechada por aquellos que, sin escrúpulos, siempre estarán especulando que aún se podría ofrecer menos salario o nulas ventajas sociales. En resumen que, de un deseable círculo virtuoso de la economía acabamos cayendo en un círculo infernal.
Y la “casta” sin enterarse; de espaldas al pueblo y a la realidad más sangrante, siguen proa al viento que hincha las velas de su propio ego. En estos días, por ejemplo, muchos analistas insisten en el necesario adelgazamiento de la Administración; sí, en general, puesto que parece aún un sarcasmo, con la crisis hasta el colodrillo, eso de tener un alcalde, un presidente de diputación, un presidente autonómico, un presidente nacional y hasta un presidente de la Comisión Europea. En buena lógica con su legión de
comisarios, ministros, ministrines y hasta concejaluchos absolutamente inservibles; incapaces de llevarse el pan a la boca, si tuvieran que vivir de un trabajo honrado y encontrado gracias a sus personales méritos.
Pero ahí no queda todo; sumemos los parlamentarios de variado plumaje, los diputados más o menos generales y hasta cabos furrieles de la política, pasando por la legión de asesores subidos sobre su sueldo por mor de una política digital y ya nos daría una cifra del todo mareante. Hasta el Presidente de la RAE, don Víctor García de la Concha, habla de duplicidades entre el Instituto Cervantes y las embajadas de España en el extranjero. Déjenme que entreabra solo, para cerrarla de inmediato, esta caja de Pandora y sume a ello las "legaciones" de las comunidades autónomas en diferentes países, especialmente en Bruselas, con su variopinto juego de letras entre las que,
naturalmente, en el juego de la paja y la viga, no quieren ver a su EXCAL y otras semejantes... Hasta una Fundación de la Lengua Española con idénticos fines a los expresados para esas instituciones anteriores, ha sido creada en "el centro del mundo" (eso sí, con el objetivo de desarrollarse por otros países... ¡serán palurdos!); lean y créanse lo que leen: "para la promoción de la lengua y cultura españolas en países cuya lengua no sea el español, y la difusión de la imagen de España y de Castilla y León por todo el mundo".
¡Pero qué chulos ellos que van luciendo palmito a cuenta de derrochar nuestros dineros y DI-FUNDIENDO su estupidez para ganar aplausos, presumir de amigos y forrar el riñón a los de siempre! Una pregunta inocente: ¿en cuanto ha repercutido esa fundación en las tierras leonesas? EN NADA, absolutamente nada. Eso sí, al parecer, con la anuencia hasta de nuestra universidad y de los preclaros escribidores, cada día menos confesamente leoneses, se han llevado a Fachadolandia más de 4.000 estudiantes a practicar español y conceden, según sus propias cifras, 300 becas. Claro está que allí es donde se habla "el mejor español del mundo"... faltaría más; en el Oeste apenas
sabemos ya decir ¡Yahaaaa! o algo semejante. Nos falta un fonetista ilustrado de la UVA que venga a determinarlo...
Como referente y contraste de cuanto afirmamos vaya la consideración y las cifras siguientes (¿no les dará vergüenza?): la autonomía que soportamos prevé perder otros 35.000 empleos más hasta final de año, lo que le llevará a superar seguramente la cifra de 270.000 parados. Para una población total de 2.546.000 habitantes, según la estadística de finales del pasado 2012, no está nada mal. Representaría casi un 11 % de parados considerando en este número hasta los lactantes y los abuelos. De estos, el número de pensiones contributivas se eleva a más de 600.000 por lo que una simple suma de los parados y los pensionistas (no nos hemos parado a contar los niños porque a
estas horas están dormidos) nos daría ya la suma de 870.000. Pues bien, cuando la necesidad aprieta de ese lado, esta junta juntera de la puñetería aún no sabe qué hacer con los más de 100 “entes” en los que participa (empresas públicas y fundaciones, algunas de la importancia de ésa que se dedica a “crear conciencia regional” y que obedece al sonoro nombre de Villalar), en casi cuarenta como accionista mayoritario. ¡Viva el despilfarro, los amiguetes y los chollos! Es preferible recortar en sanidad o educación, rascar el bolsillo de los funcionarios o sablear a los abuelos hasta en los medicamentos. ¡Todo un ejemplo de gestión y de política con una mínima sensibilidad!
Pero en León provincia no estamos mejor, más bien todo lo contrario. Hace ya tiempo que hemos tocado suelo pero, acostumbrados quizás a la mina y al terruño seguimos escarbando cada día más abajo y ya estamos en los 50.000 parados, de los cuales casi 28.000 del sector servicios, ése que iba a sacarnos del pozo negro cuando dejamos de ver el horizonte. Recuerdo una grafiti bastante elocuente de hace años que gritaba “en León no hay obreros, todos camareros”. ¡Ahora ni eso! ¡Y anda que los sueldos... ya no son ni de 'mileuristas'!
Sin pretender abrumar a nuestros lectores con otras cifras o porcentajes, solo nos referiremos a esos pobres 7.486 que, con la esperanza en bandolera, se apuntaron a la lista (o la tonta, que tanto da, para lo que resuelve) como demandantes de primer empleo; carne de emigración sin duda alguna. ¡Que continúe la sangría! ¿Qué oportunidades les puede brindar esta provincia, otrora rica y hasta envidiada, que en el momento actual ocupa los deshonrosos puestos de la cola de todas las de España?
Pero, ¿para qué preocuparnos?; algunos seguirán con su eterna y cansina monserga de castellanía que, no se atrevan ni a dudarlo, traerá pan y circo para continuar entreteniendo a la plebe. Y no vayan a quejarse... ni al maestro armero (ya no queda de eso) ni al defensor del común (¿y eso qué es?) ni siquiera al traidorzuelo bien pagado que le acompaña en el palacete. ¡Qué tropa!
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