Asentados en la miseria pedigüeña (“pobres hasta para pedir”), aceptaremos gato por liebre, pavo por AVE (recuerden el chiste del Chiquito ese), trenecito por tranvía, mini soterramiento por proyecto original, desintegración por integración de FEVE, etc., etc., y hasta apeadero cutre por estación.
La obediencia servil en la que se ha instalado, por ejemplo, el alcalde de León, su falta de empuje, dinamismo y reivindicación le han llevado a colocarse delante de esa tropa que, con tijeras de podar en la mano, vienen segando muchas (casi todas) de las esperanzas leonesas que aún nos quedaban para salir del estado de postración en el que nos pudrimos. ¿Que ustedes no traen el AVE ni en el 2020? No se preocupen que aquí estoy yo para seguir adormeciendo al rebaño. ¿Que los asturianos pierden tiempo por mor de esta estación en fondo de saco? Los leoneses somos tan solidarios que vamos a perderlo nosotros, nos vamos a sacrificar y saldremos a coger el tren, si hace falta hasta Onzonilla. ¿Qué es eso para nosotros, si tenemos de todo, somos ricos, nos tratan divinamente y además nos sobran medios de comunicación para desplazarnos? ¡No hay más que echar una mirada al aeropuerto: vuelos a tutiplén! Y de los autobuses ni hablo: a todas horas tenemos opciones para viajar a los lugares más insólitos... ¡Otra vez la solidaridad del pobre para con el rico! Y van...
Cuando alguien se presenta a unas elecciones para representar a unos posibles votantes, lo menos que se le debería exigir es que, olvidándose de sí mismo, de sus problemas personales, de sus apetencias políticas y hasta de su militancia, se dejara el hígado en reclamar para ellos lo que en justicia les pertenece y no hacer precisamente de D. Tancredo o lo que es peor y que hasta rima con lo anterior, de mamporrero político. Si se necesita recortar unos milloncetes por aquí y otros por allí, que no se preocupe la ministra del fomento ese (que ni se sabe qué fomenta…); aquí tiene a su seguro servidor que hasta colocará su capa (¡caballero que es el gachó!) para que la morena (o la rubia) pise con garbo y no se manche ni el taconcillo del zapato que calza su lindo pie. ¡Hace falta ser pacato, simplón, encogido y corto de miras. El único consuelo que nos queda es que, como a los alcaldes que últimamente se fueron, llegado el momento, no le saludarán ni los vecinos de su inmueble. Algunos, avergonzados e imitando a Boabdil el Chico, han ido a llorar sus miserias lejos de la patria chica que, como perro flaco, la terminarán devorando hasta las pulgas. ¡Triste sino!
Y, si ello no fuera ya una desgracia, el coro de los caciques y quienes les sirven desde los medios de comunicación (aquí también estamos que lo tiramos), parecen, como los cuervos, graznar satisfechos las desgracias de esta tierra. Unas simples notas de los dos últimos días:
- Muere la polémica “Llionpedia” (¡cómo descansarán algunos…! Quiera Dios que revienten de satisfacción)
- Carbones San Isidro anuncia el cese de su actividad debido a los impagos (¿pero nos queda algo que cerrar aún?)
- Everest presentará este miércoles el ERE que afecta al 25 % de su plantilla (suma y sigue)
- Junta y Catedral no renuevan el proyecto “Sueño de la luz” lo que pone en jaque las nuevas restauraciones y tres empleos. (claro que, mientras tanto, “las Edades del Hombre llevan veinticinco años construyendo identidad”... con nuestros impuestos)
¿Mereceremos que alguien nos explique algún día qué tiene que ver el culo (léase la junta juntera) con las témporas (en este caso una exposición de arte religioso, para nada exclusivo de castillion)? ¡Anda que cualquier día sale un iluminado y argumenta que Jesucristo era castellanoleonés de pura cepa! ¡Cuánto bobo cría el pan! Sin embargo, puede que ya ni siquiera sea el pan sino un contrato suculento, una empresa paralela, una subvención bien otorgada o una concesión a tiempo, que de todo hay en esta tierra nuestra abandonada hasta por los suyos salvo en dos ocasiones a lo largo del año: en la Semana Santa y el día de Todos los Santos. Ya lo decía Julio Llamazares: nuestros pueblos están vacíos, pero los cementerios están llenos.
Mientras tanto, nuestra nunca bien ponderada presidentina de la Diputación (que para todos hay...) sigue también de sarao en sarao; no hace mucho hasta la vimos en Sevilla promocionando eso de la “tierra de sabor” castellana (¡tendrán livianos!) que intenta, por todos los medio, legales y hasta ilegales, el ocultamiento y la desaparición del marchamo leonés de nuestros productos. Hoy, con grande pompa y mayor boato, “ha recibido la insignia y estola de la Cofradía Gastronómica de la Alubia de La Bañeza”. Pues que le aproveche y... atención a las flatulencias producidas por esas nobles legumbres (eso dicen) que, por momentos, pueden ser hasta peligrosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario