martes, junio 03, 2008

Las declaraciones de Fernández Santiago o la Ley del Embudo

Como suponemos que todos sabéis, la Ley del Embudo dice que "lo ancho para mí y lo estrecho para el resto" y siguiendo esta máxima, Fernández-Santiago, hace unas declaraciones de "juzgado de guardia" que podéis leer en el siguiente enlace:

http://actualidad.terra.es/provincias/soria/articulo/fernandez-santiago-uso-principio-solidaridad-2520263.htm

Sí queridos lectores, estais leyendo bien, Fernández Santiago habla de "solidaridad" como "complemento a la autonomía" y lo hace desde su posición de presidente de las Cortes de Castilla y León, la comunidad autónoma más insolidaria y centralista y, por lo tanto, menos autonomista.

La anti-comunidad que padecemos en la que desde hace 25 años, la Junta que nos (mal)gobierna potencia lo "castellano" y silencia lo "leonés", explota los recursos leoneses para beneficio de los castellanos (agua de Riaño, recursos paisajísticos, líneas de alta tensión, nieve, acontecimientos históricos, etc.) habiendo utilizado, para mayor vejación, los menores niveles de renta de las provincias leonesas como coartada para conseguir fondos europeos que invertía casi exclusivamente en las provincias castellanas.

El último episodio de "justicia y equidad" ha sido declarar a Valladolid "zona Miner" para que pueda beneficiarse de fondos que debieran destinarse a las zonas mineras que mayoritariamente se encuentran en la provincia de León. ¿Pero dónde han visto ellos minas en esos páramos del sur? ¿Será que las tienen alojadas en sus huecas cabezas?

Se atreve a decir este señor, hablando de este engendro, que "se ha pasado de una sociedad localista a estar integrada en el euro, y, de tener rentas en un 76% del Producto Interior Bruto europeo a casi alcanzar el 100% de convergencia"; por supuesto sin mover una pestaña (ya se sabe que algunos hablan sin mover el bigote..., todo se hereda) y sin explicar que las diferencias de renta entre Burgos y Valladolid, por un lado, con niveles de renta iguales a la provincia de Barcelona y superiores a las otras tres provincias catalanas, y Zamora por el otro, son del 36%. ¿Es esto lo que el buen señor denomina "solidaridad", "convergencia" e "igualdad de oportunidades"? ¡Ah!, ya comprendo; debe tener una nueva edición de diccionario, no apta para ciudadanos normales; quizás haya que denominar santiagués esta curiosa variante lingüística.

Insistió también en que la nueva financiación debe abordar la mejora en la prestación de servicios a los ciudadanos, afirmando que «hay que tener en cuenta que tenemos una población envejecida, y que es necesario ponderar los costes», añadiendo que se debe respetar que «todos tengamos las mismas oportunidades».

¡Cómo se puede ser tan cínico, cuando la provincia de León, la más extensa de la Comunidad y montañosa en un 75% de su territorio, con una población de 497.000 habitantes de los que 141.000 son pensionistas tiene 800 médicos menos que la provincia de Valladolid, llana y mucho menor en extensión y que cuenta con 521.000 habitantes! ¿En nombre de qué solidaridad y servicio al ciudadano se mantienen estos agravios comparativos? ¡Como el cemento, oiga...!

Y para rematar la jugada, "esta mente preclara" nos deja su opinión sobre "la existencia de una conciencia regional entre los castellanos y leoneses" diciendo que, según las encuestas, «hemos crecido en este sentimiento pero todavía no iguala al que tenemos por nuestras provincias» .

El Húsar está interesadísimo en conocer las encuestas que maneja este sujeto porque según las repetidas oleadas llevadas a cabo por el BAROCYL (¡anda que el nombrecito también se las trae...!), poco sospechoso de "cocinar" en contra de los deseos de la Junta, el "sentimiento regional castellano y leonés" es prácticamente inexistente en toda la comunidad. Pero ¿qué más les da? Ellos siguen "a su bola" y "el que venga detrás que arree".

¿Cuando aprenderán todos estos politiquillos de medio pelo (Herreras, Villalbas, Santiagos, Lópeces, etc.) que una cosa son sus deseos, convenientemente avivados por sus sustanciosos sueldos y otra muy distinta los sentimientos de los pueblos que, mal que les pese, no pueden cambiarse por decreto-ley?

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