jueves, septiembre 02, 2010

Para mayor gloria del imperio

Publicado por despiertaLeon el 31/8/2010 09:16:00 PM

Como seguramente adivinareis esta nueva entrada de mi blog tiene algo que ver con esta marejada que ha supuesto el "desenterramiento" que no descubrimiento, de la ciudad obrera bajo la ciudad Astur de Lancia.

Y es que lo que pasa en nuestra tierra tiene difícil explicación y todavía peor arreglo.

Sin embargo en esta ocasión no voy a centrarme únicamente en Lancia, eso ya lo hacen a diario muchos compañeros de la Plataforma "Salvemos Lancia" y otros muchos blogs que ya se han hecho eco de la situación.

Yo, quiero ser un poco águila, volar un pelín mas alto y, gracias a ello tomar un punto de vista mas amplio respecto a lo que, creo, realmente deberíamos reivindicar.

En estos últimos días, solo por curiosidad, me ha dado por recorrer algunos de los conocidos, y no tan conocidos, enclaves Astures de nuestra geografía y, lamentablemente, al final, la impresión siempre es la misma, ¡¡Desoladora!!

En uno de los Castros más traídos y llevados, el de "La Magdalena" en Castrillo de los Polvazares, el acceso es libre desde siempre, y aunque en estos momentos se está llevando a cabo una nueva fase de excavaciones, lo sigue siendo. El expolio y el abandono ha durado siglos y su puesta en valor no acaba de llegar. ¿Hasta cuando?

El ejemplo de Lancia... solo voy a pasarlo de puntillas, porque desde el total abandono de la parte escavada y conocida, pasando por la falta de interés en adquirir o expropiar toda la superficie que lo forma, hasta este nuevo culebrón de "ignorar" y pasar por encima de Sublancia... En fin, lo de Lancia no tiene nombre.

Sin embargo, lo que mas me ha llamado la atención de mis visitas de esta semana es un Castro que, por puro cercano, siempre me quedó lejos, hasta hoy.

Hoy quiero hablaros del castro de "La Labrada" en Arrabalde, Zamora, León

Fue este un asentamiento antiguo y uno de los grandes y estratégicos castros Astures y, quizá por eso, lo que mas sorprende de el es su espectacular ubicación.

Encaramado sobre las crestas de la Sierra de las Carpurias domina, la vega del río Eria al norte y el Valle de Vidriales al sur, en un emplazamiento envidiable rodeado de peñascos que los antiguos Astures supieron trabajar y aprovechar como defensas naturales completando los espacios entre las peñas con una espectacular y maciza muralla que debió suponer una defensa formidable frente al enemigo y una envidiable atalaya para el control del territorio circundante. Muestra de ello, es que hoy en día, en el punto mas elevado del castro existe una torre de vigilancia forestal para la detección de incendios.

Sin embargo, el estado general del castro es desolador. Aun se adivinan ciertas estructuras y la existencia de unos pequeños paneles señala media docena de puntos relevantes del castro, pero... no es suficiente.

En este castro, hace unos 30 años, aparecieron accidentalmente al arar un cortafuegos, unas ocultaciones de joyas o "tesoros" que, hoy en día, son los mas importantes de esa época hallados en la península ibérica.

No sorprende pues encontrarse mientras paseas por el castro con profundos agujeros, escavados recientemente, seguramente que "al rebusco" de lo que pudiera aparecer. Esto hace que pasear por el castro sea un deporte de riesgo si no se mira bien donde se pisa.

Cientos de montoneras de piedras, que evidencian la existencia de grandes e importantes estructuras, salpican el terreno por doquier. Los restos de los más de dos kilómetros y medio de muralla siembran las laderas del castro como si una destrucción sobrehumana hubiese hecho llover piedra directamente desde el mismo cielo.

El conjunto es sobrecogedor. Aun pueden verse pasos y estructuras defensivas talladas en la dura roca y, casi, puede imaginarse uno a los vigías oteando el horizonte a kilómetros de distancia en un día despejado.

En el centro de la fortificación el espacio se abre en forma de circo glacial descendente formando una enorme y diáfana pradera donde, en su día, debieron de pacer placidamente aquellos Asturcones que fielmente acompañaban a sus amos en la batalla. En el centro de ese espacio existe un aljibe o piscina, escavado en el terreno, que posiblemente serviría de abrevadero en las calurosas jornadas veraniegas.

El Castro es un lugar único. El silencio es abrumador y el viento sopla entre las peñas sin compasión por lo que uno puede imaginarse a los guardias en una fría noche invernal cargados de pieles y escuchando cualquier sonido sospechoso que pudiera venir del exterior.

Sin embargo, pasados los momentos de imaginación y ensueño, uno debe volver a la realidad y comprobar que, donde podría haber un yacimiento recuperado, reconstruido, con un aula de interpretación o incluso con una recreación de la vida y costumbres de aquellos antepasados nuestros... ¡¡NO HAY NADA!! solo piedras, maleza, silencio y olvido.

Es por eso que pienso que la iniciativa de ¡¡Salvar Lancia!! no debe quedarse solo en eso. Ya es hora de exigir el estudio y puesta en valor de los restos que nos quedan de una cultura y unas gentes que fueron capaces de poner en jaque al mismísimo Imperio Romano.

Los petroglifos del Teleno, los cientos de castros dispersos por nuestra geografía, los grandes castros y ciudades casi olvidadas, podrían conformar una red arqueológica y cultural sin precedentes en España. ¿Tan difícil resulta ver el conjunto?

Por eso os pido que no os ceguéis, que el árbol no os impida ver el bosque, que la importancia de Lancia, salvada de su destrucción por Carisio hace dos mil años "Para mayor gloria del Imperio" tras la derrota Astur no os impida reivindicar y exigir, además, el estudio y musealización de toda una cultura que, a día de hoy, permanece enterrada y silenciosa esperando que la despertemos para el futuro.

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