Estoy lejos y miro la desaparecida ciudad
Noto sus latidos en el suelo
Ni siento otro rumor
Adelgaza la carretera hasta esfumarse
Odio la profundidad que rodea todo
Todo callado y yo tan lejos que nadie me oiría gritar en varios días:
He vuelto a septiembre
Escrito al tirón, por Víctor Gómez Ferrer,
Facebook, 30.09.2010
Yo tuve una "sugerencia" leonesa.
Quise creer (me gustó pensarlo) que Víctor podría estar mirando a nuestra Lancia, en esta antesala de septiembre...
Una "sugerencia" leonesa a su tirón:
(estamos inmersos - sobre todo los leoneses - en una batalla contra ministerios y consejerías, para salvar Lancia, una ciudad astur y romana cuyas ruinas y restos ocultos se quieren cargar las máquinas oficiales de la modernidad ...)
La "ciudad" está lejos.
Desaparecida. Pero la miro desde dentro.
Noto sus latidos en el suelo.
Y siento sus rumores.
La carretera engorda con la avaricia de los locos, hasta esfumar nuestra historia. Eso pretenden.
Odio la atrevida superficialidad que nos rodea.
Todo callado, y yo tan lejos que no se me oye ...
Mas volverá septiembre.
Pasado mañana será de nuevo septiembre.
"Que la luz y la paz estén con todos nosotros"
(saludo del pueblo astur", antepasado leonés)
(Alfredo Escalada/30.08.2mil10)
..............
+*+**++
Víctor, un rato más tarde:
qué hermoso.
merece la astur-romana ciudad
su tiempo y su solvencia de piedra
y andares, el pacto de hombres
y brisas, la confianza de los árboles,
la melancolía y los atardeceres,
una amable silueta donde posarse
puedan mis ojos y las aves,
la decencia de un vino compartido
en un mesón o en la plaza mayor.
suerte, Alfredo, salud, hermanos de Lancia
que con íntima algarabia y serio talante
este ripiar raudo e insignificante
no despiste de la nobleza y elegancia
de vuestra ciudad milenaria.
Vuestro, Viktor
merece la astur-romana ciudad
su tiempo y su solvencia de piedra
y andares, el pacto de hombres
y brisas, la confianza de los árboles,
la melancolía y los atardeceres,
una amable silueta donde posarse
puedan mis ojos y las aves,
la decencia de un vino compartido
en un mesón o en la plaza mayor.
suerte, Alfredo, salud, hermanos de Lancia
que con íntima algarabia y serio talante
este ripiar raudo e insignificante
no despiste de la nobleza y elegancia
de vuestra ciudad milenaria.
Vuestro, Viktor
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Mi saludo final:
¡¡¡Gracias, hermano!!!
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