Pues sí, se acabó la turra, el griterío, la cantinela, pero también el dispendio en papel, que algunos derrochan pero pagamos todos, la ofensa a las pobres paredes que ninguna culpa tienen y cargan con tanta cartelería y tanto cara dura, los alienantes y simplones mensajes que aburren a las ovejas más despiertas, las promesas que se hacen para no ser cumplidas, las...
Pero también ¡ay dolor!, se acabó la esperaza interesada de los unos y la ilusión de cambio de los más; se acabó el mangoneo de una parte pero comienza, sin duda (ya se anuncia), el afán de revancha de la otra. Engrosarán la interminable lista del olvido aquellos que se presumían imprescindibles, casi divinos; pero no quedará de muchos de ellos más que el lodo nauseabundo en el que han sepultado una utopía. ¡Se acabó!
El primero al que las arenas movedizas de la historia se han tragado (esperemos que para siempre... bastante daño ha hecho ya a esta tierra) es el ínclito, el insigne, el celebérrimo ex-diputado Joaquín I el Tornadizo. Uno tiene cierta manía de coleccionar todo, al menos todo aquello que podría, eventualmente, servirle para apoyar una memoria humana necesariamente frágil; pues bien, este vividor de la política, que mereció una exclusivísima sección de este blog de libertad (“Otero que se te ve el plumero”), en el panfletillo con el que antaño mendigaba el voto leonesista, exhibía, como pavo real en celo, detrás de una pose afectada y una risita que ahora se nos antojaría burlona, toda una serie de bondades sobre su gestión en las Cortes de la cosa esa innombrable, y denunciaba una interminable riestra de agravios contra el León de sus amores (¿?) que iban desde la manipulación al sentimiento, desde el abandono del patrimonio a la despoblación que nos aniquila, desde la A hasta la Z en este particular descenso a los infiernos de la identidad leonesa y aledaños.
Entre sus argumentos de autoridad citaba frases incluso de la Sra. del Palacio de los Guzmanes que mostraban claramente el lugar en el que la mentada se posicionaba con respecto a la reivindicación primordial de León: la existencia. Cuatro años más tarde, ¡horror!, y tras bogar como galeote o como remero a sueldo (¿cuánto?) en el barco castellano, aunque eso sí, forrándose el hígado con la asignación que le pagamos los súbditos de tan sublimes señorías, el falso Paladín de lo leonés suscribe con ambas manos y seguramente a dos carrillos, lo que antaño criticaba. ¡Coherencia se llama eso! Pero, por suerte, ya que no hay mal que cien años dure, ¡se acabó!
Otro digno de mejor causa, por lo que no vamos a dedicarle demasiado tiempo, sería el eximio y egregio ex-concejal (una eternidad) y ex diputado fundador del PAL-UL, que ni es PAL, ni mucho menos trata de ser UL, puesto que su objetivo irrenunciable y seguramente programático es, sin duda alguna, sembrar la discordia entre la grey leonesista; una política de acoso y derribo que, resumida, sería la de “muera Sansón con todos los filisteos”. Después de un segundo garrotazo de la ciudadanía (¡con lo que había invertido en la campaña...! aunque se malicie el Húsar que no todas las "lechugas" venían de su huerto), si conservara el más mínimo sentido de la oportunidad o incluso del ridículo, se retiraría discretamente a sus cuarteles de verano; mas el odio es un sentimiento tan desmedido que seguirá dando coces contra el aguijón, golpeando la cabeza de los que le siguen contra el hormigón armado y disparando contra todo lo que se menee en materia de reivindicación leonesa, hasta que no quede piedra sobre piedra; ya sabemos: “después de mí, el diluvio”. Al menos, de momento, podemos anunciar que también ¡se acabó!
Pero ¿y qué decir de los que se proclaman como los únicos, los exclusivos (y quizás excluyentes), los inigualables (por lo bajo que han caído), los que dicen encarnar el verdadero espíritu de la reivindicación, aquellos que se han apoderado, tras varios golpes de mano maestra, de la sede, las llaves y la representación del partido? En su opinión (no hay peor ciego que el que no quiere ver), cuando han batido todas las marcas de la decadencia de un partido que había conseguido despertar la esperanza de cambio de los leoneses (claro que, si se esfuerzan y entrenan un poquitín todavía podrían hacerlo peor), aseguran haber obtenido “un resultado digno” (tras una pérdida de un 41%, mire usted).
Como en otras ocasiones, y para disipar las posibles nubes de la ignorancia, vamos a ilustrarnos con la definición del Diccionario de la RAE. “Digno”:
1. adj. Merecedor de algo.
2. adj. Correspondiente, proporcionado al mérito y condición de alguien o algo.
3. adj. Que tiene dignidad o se comporta con ella.
4. adj. Dicho de una cosa: Que puede aceptarse o usarse sin desdoro. Salario digno.
5. adj. De calidad aceptable. Una novela muy digna.
¿Encuentran nuestros lectores justificación alguna para el uso de este adjetivo por parte del Ilmo. Sr. ex–vicealcalde, conocidos los resultados? Pero, seguramente, otro tanto podríamos argumentar con respecto a la palabra “Dignidad”, por cierto, tan poco conocida o, al menos, practicada por esta pléyade de políticos que padecemos.
El enroque es una jugada, incluso afortunada a veces, en el sesudo juego del ajedrez, pero no parece una postura muy aconsejable en política, especialmente cuando los oídos de determinadas personas deben zumbar más que una enjambre de abejas asesinas. No es para menos. A pesar de todo, o no son conscientes del daño (casi) irreparable que han causado a esta noble tierra o siguen en el Limbo de su aparente ignorancia dado que, en su descargo, tienen “la conciencia tranquila en todos los aspectos”. ¡Anda que sí! (¿Conocerán siquiera el significado de "conciencia" o, como teme el Húsar, les pasará con esta palabra lo mismo que con "dignidad"?
Las justificaciones que se utilizan para argumentar este deshonroso resultado, mírese por donde se mire, son la antítesis de lo que la lógica más elemental aconsejaría, lean si no una como muestra: los votos han ido a formaciones menores (...) más instaladas en cuestiones reivindicativas”; ¡y algunos que, en el colmo de la ingenuidad, creíamos que la esencia de un partido como este era precisamente la reivindicación...! ¿Alguien habrá considerado, siquiera, que se emitieron nada menos que 4.270 votos blancos y nulos? ¿Por qué será?
Sin embargo los resultados finales, las consecuencias representativas de la infausta jornada, eso sí que no tiene desperdicio. Claro está, después de todo “tenemos dos concejales en el Ayuntamiento de León, un diputado y hemos ganado un procurador en las Cortes porque antes no teníamos ninguno. Hay una buena base, el partido está organizado, está unido. Desde donde estamos, tenemos que crecer". ¡Frótense los ojos y lean de nuevo para convencerse de que no se han equivocado de pastilla! ¡Todo un logro, sí señor! Mas la carcajada de algunos estará resonando hasta del otro lado del Real Valle de Valdeón...
Como decían en nuestros pueblos, “Santa Lucía les conserve la vista”. ¿Y aquí también cabría poner el punto final, el “se acabó” que venimos repitiendo como coletilla o deseo? ¿O se impone, más bien, una débil esperanza que comenzara quizá por un “¿Y ahora qué?". Puede que sea ese el motivo de un próximo artículo... o de más de uno, si los directamente implicados se animan. Que razones para hablar y hasta para escribir no nos faltan... a todos.
3 comentarios:
Perfecto análisis. El problema es que ha sido tantísimo el destrozo que han hecho dentro de UPL que se han quedado completamente solos, y lo que es peor, el relevo vendrá de mano de sí mismos, de alguien colocado a dedo, aplaudido por la corte de bufones y que dirá y hará lo mismo que hasta ahora.
Al tiempo.
¿Pero había alguién que esperara otro resultado con esta upl, con los periodicos pucelanos de la cronica y dl que adoctrinan al cazurrin, con el propio orgullo desmesdido del cazurro? Centremonos en salvar lo que queda del País Leonés y lo que nos queda es su riqueza natural(sanglorio y sama velilla por ejemplo) el resto esta perdido por la combinacion que enumero:
1-ORGULLO CAZURRO DESMEDIDO QUE NO RECONOCE ERRORES
2-FALTA DE POLITICOS LEONESES DE CATEGORIA
3-PRENSA CAZURRA SUMISA A LA SUBVENCIÓN CASTELLANO CAZURRA
canxeco
Pues si creemos en nosotros mismos y en aquello de que "torres más altas cayeron" (a las pruebas me remito), cabría también esperar que algo puede comenzar a cambiar; hay todavía mucha gente no quemada en este inútil fuego cruzado y todavía ilusionada, personas para las que la utopía está por encima de la economía; ¿no cabría una mínima estrategia para obligar a que muevan ficha, incluso afiliarse para tener capacidad de voto y por lo tanto de cambias las cosas y hasta las personas...? Soñar no cuesta nada.
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