El mugido que traemos hoy a colación, o quizá, por mejor decir, el sonoro y destemplado rebuzno, es el que profirió hace breves fechas, en Avila, el ínclito representante de la "muy leal oposición al gobierno central"... sí, ese mismo, el Sr. Rajoy; ese que parece hallarse en permanente estado de cabreo y a quien se le nota cada vez más agotado o desmotivado... Doble pecado el suyo pues o se le ha secado el cerebro o es simplemente un botarate político o sufre algún tipo de amnesia selectiva de sus años de niñez, transcurrida, por lo que se ve, inutilmente, entre nosotros, los leoneses. ¿Otro que padece del complejo de Edipo?
¡Mira tú que dedicarse a arrojar la inmundicia de sus sordidos improperios sobre las justas demandas de los leoneses, a raiz de la "estéril" polémica de la bi, pluri o multi regionalidad (¡vaya usted a saber!) de esta odiosa, mezquina, antipática, insoportable, injusta, repelente, hostil y detestable configuración autonómica...!
¡Esta sí que es buena! Atreverse a declarar, solemnemente, que "el debate leonesista es propio de la Edad Media"...!
Mire usted, buen hombre, que ya no es la primera vez que trata de torear el morlaco leonesista y éste terminará por empitonarle en la entrepierna... ¿Pero quién le ha dado vela en este entierro de tercera regional? Si ni tan siquiera estaba previsto utilizarla, por absoluta falta de medios...
¿Pero qué entenderá este reñidor profesional sobre cuestiones de Edad Media o de Edad Contemporánea? ¿No estaremos mentando la soga en casa del ahorcado? Pues, salvo que sea un perfecto ignorante en materia histórica, si hablamos de ese período, al que hace referencia y del que parece mofarse, puede que se encuentre, a poco que busque, no sólo con la explicación de muchos de los fenómenos actuales que parece no interpretar correctamente, sino con todo un reino denominado "de León" que, por momentos, fue el más importante de la Península y sin cuyo concurso hoy España no sería en nada semejante a lo que es. Claro que, como gallego, puede que no sepamos si sube o si baja pero cada día se parece más al típico castellano que "desprecia cuanto ignora".
En su falta de información, mala voluntad o manifiesta estupidez política ha debido hacerse alguna de las consideraciones siguientes. Pero ¡qué necesidad había de airear demanda tan injustificada y tan desorbitada! ¿Cómo se atreven, estos leoneses destrozapatrias, a reclamar que son una región? ¿No habíamos convenido, los que sabemos de esto, que puede haber varias naciones, nacionalidades o sensibilidades nacionales, pero que era incuestionable el término de región para referirse a este matrimonio forzado? ¡Pero no habían determinado ya ellos que el mapa autonómico está cerrado!
Reencarnación, al parecer, de aquellos viejos señores de horca y cuchillo, dueños de vidas y haciendas, estos políticos (los de un lado y los del contrario) que, cual sanguijuelas, chupan la sangre de la sufrida y callada clase media, se permiten, además, la torpeza de insultar y de despreciar unas ideas, en democracia, tan sagradas como las que puede defender el partido político más votado. ¡Pero es tan fácil ensañarse con el más débil y despreciar a las minorías...! ¡Sale tan barato...! Sin embargo ¿qué hay del rendimiento político y de los tics tan poco democráticos que conductas semejantes translucen?
Y menos mal que, éste también, (¿será una consigna del partido inventada por algún asesor a sueldo?) remata con la cantinela que todos conocemos... "Según manifestaciones de quien cubrió el acto, Rajoy se mostró partidario de abordar los asuntos que afectan directamente a los ciudadanos" Sin embargo, hemos de señalar que no por repetida comenzará esta jerigonza a tener algún sentido, porque no deja de ser una nueva dosis de palabrería sin ningún viso de sustancia ni coherencia. En realidad, ¿qué otra cosa puede afectar más que no poder ser dueños de nuestro propio destino?
¡Tú sí que sabes, macho! O sea que no nos afecta el hecho de estar en los últimos lugares, según los índices económicos; que nos da lo mismo seguir perdiendo población, que nos parece estupendo que se caigan nuestros monumentos, que damos palmas con las orejas sabiendo que nos roban el agua y los recursos naturales, destrozan nuestros montes con autopistas de energía, anegan nuestros valles y se llevan las plusvalías; que nadie ha dicho nada sobre las pérdidas que le supone, al campo leonés, seguir perteneciendo a este engendro autonómico, que tampoco se ha pronunciado nadie sobre la discriminación en materia de sanidad, infraestructuras, atracción de nuevas empresas o creación de puestos de trabajo... ¿Para qué seguir amontonando agravios si, uno de nuestros grandes defectos es, precisamente, que estamos tan acostumbrados al palo que cuando se produce uno hace olvidar a los anteriores, o cuando tarda ya se comienza a echar en falta?
Cinismo se llama esto; y de la peor especie. Por eso, con la contundencia de siempre y a pesar de los mugidos destemplados de infinitos rebaños, algunos seguiremos alzando la voz por encima de todos ellos y reclamando ¡RESPETO PARA LEÓN Y SU IDENTIDAD! ¿Que eso les parece más propio de la Edad Media? Que se miren en el espejo de su patria pequeña y, si se atreven, tiren la primera piedra contra el inocente.
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