cierta joven, madurita;
en cuestiones del arroz
ya la tiene pasadita.
Ella se llama Isabel,
le dicen Isabelita,
no busquen otra razón,
simplemente es pequeñita;
minúscula, demacrada,
famélica y menudita,
seca, enjuta, acartonada;
una trivial Pulgarcita.
No emponderaré ante ustedes
a esta grácil muchachita;
puede tener sus virtudes
mas no es nada discretita.
Isabelita, bonita,
¿no estás mejor calladita?
Azote es de disidentes,
no traga a la Bercianita,
y con un tal Escuredo
se las tiene bien tiesitas.
No le nombren a Amilivia,
es su gran antagonista;
¿De dónde viene la inquina?
Yo no tengo ni una pista;
¿Será, quizá, simplemente,
La ley del oportunista?
Obligatorio es cumplirla
si se trata de las listas;
esas de las elecciones,
que es cosa de buena vista,
para salir colocado
y vivir como un rentista.
Isabelita, bonita,
¡te tenemos caladita!
Cuando le da por largar
se inventa alguna encuestita,
ya que piensa que “el gominas”
prepara una jugadita.
Estas intrigas nos molan
pues nos lo pasamos pipa.
Aunque eres una inconsciente,
no sé si muy formalita,
y en el decir de la gente
te juzgan resabiadita,
vanidosa, petulante,
vana, fatua, alocadita,
insolente, copetuda
y bastante estiradita…
¿Conseguirás algún día
poder cerrar tu boquita?
Isabelita, monina
¡Que estás mejor calladina!
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