domingo, junio 11, 2006

SI NO SALTO.... REVIENTO

Noticia del Diario de León (02/06/06): ”Herrera alaba a los diarios centenarios por forjar ciudadanos ‘críticos y libres’” ¡Lo que hay que oír…!

Ante semejante falta de estilo, análisis parcial de los hechos o, simplemente, muestra de renovada cara dura, uno no puede por más que escandalizarse de nuevo.

Con la que está cayendo, en materia de merma de libertades, de manipulación interesada, de compra de voluntades a través de las subvenciones y de aumento de “institucionalitis” en la prensa (en palabras de Fernando Jáuregui), no nos queda más remedio que seguir intentando gritar, a través de los pocos medios que nos quedan, que estos supuestos representantes de la voluntad popular tienen un morro que se lo pisa hasta el último de la fila de aduladores que les sigue.

¿Necesitan ustedes pruebas? Vayan, únicamente, dos, por cierto, bien recientitas:
  1. Tras la manifestación a favor de la AUTONOMÍA LEONESA, del 3 de este mes de junio, a los medios (en general) más cercanos se les ha visto de nuevo el plumero de la manipulación y del seguidismo; cuando ICAL avanza una cifra de 5.000 manifestantes, ellos la rebajan (a pesar de no haber cubierto la noticia y mantener la misma foto de agencia, pero sin el pie) a solo 2.000 personas. ¡Qué ojo clínico! ¿no?
    Además de ello, se han encargado, cual hábiles enterradores, de echar tierra encima; no te nombro luego no existes, no tienes ninguna importancia, las reivindicaciones leonesistas no interesan porque lo digo yo, son un movimiento residual y, además, no me importa que ustedes no me compren los periódicos pues vivo de las subvenciones… ¡y no veas cómo!
    La ética y la profesionalidad se arrinconan en el baúl de los objetos inservibles, hasta que nos haga falta utilizarlas, eso sí, como arma arrojadiza contra el adversario político del que nos paga. Pero tampoco hay ningún problema en “evolucionar” hacia otras posturas, aparentemente incompatibles, si, al final, ese supuesto enemigo termina haciéndose con el poder; siempre estaremos dispuestos a seguir doblando la cerviz a cambio de que las prebendas se mantengan o, si es posible, se aumenten. ¿Qué importa, si, en esta sociedad de pícaros, todos estamos convencidos de tener un precio de venta?
  2. En contraposición a este tratamiento de algo (la autonomía, el autogobierno) que, por otra parte, ya lo hemos repetido hasta la saciedad, es la única tabla de salvación de esta sociedad leonesa, manifestaciones de calado muchísimo menos importante (con todos los respetos) han sido publicitadas, bien cubiertas, fotografiadas y comentadas.
    Una ha sido la que se opone al parking de la Plaza de la Inmaculada: “Cerca de 250 personas se manifiestan contra el parking de la Inmaculada”. La noticia merece foto (por cierto que de la misma no parece deducirse la cantidad aludida sino una mucho menor) y tres cuartos de página.
    La segunda se refiere a la manifestación habida en el cruce de Michaisa. Resumen del tratamiento: información previa, fotógrafos, cámaras y comentario amplio posterior, todo ello porque “más de 100 personas exigen una solución al cruce de Michaisa”. Y que nadie entienda otra cosa que no decimos porque, para información de malintencionados, también el Húsar estuvo presente en la misma.
    ¿Es esto una vara de medir igual para todos? ¿Se puede afirmar que vivimos en democracia? ¿Los medios cumplen la función social para la que están destinados o son, únicamente, máquinas para crear opinión, siempre a favor de quien les paga o les subvenciona? ¿Los ciudadanos pueden ser y sentirse, de este modo, verdaderamente “libres y críticos”? ¿El que no esté presente en un determinado acontecimiento estará seguro que lo que lee es lo que verdaderamente aconteció? ¿Hasta qué punto le estarán mintiendo y distorsionando una realidad, cada vez más alejada de la vida de “los de a pie” para tratar de ir acomodándola a la realidad deseada de la clase dominante? ¿Vuelve, si es que se ha ido alguna vez, la dualidad entre opinión pública y opinión publicada?

Ante todos estos interrogantes y otros muchos que, atropelladamente, vendrían al espíritu de cualquiera que utilice la cabeza para pensar, fuera de los cauces marcados por el rebaño, nos remitiremos, como final y en medio de todas nuestras desazones, a las palabras de gran Honoré de Balzac: “Si la prensa no existiera, sobre todo no habría que inventarla”.

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