El amigo Hector-Luis Suárez Pérez, Musicólogo y profesor del Conservatorio “Cristóbal Halffter” de Ponferrada nos envió el artículo que publicó, al igual que el año pasado, con ocasión de las fiestas, a mediados de Julio, del Barrio de Santa Marina la Real de la ciudad de León:
¡HOGUERA POR SANTA MARINA! Una fiesta importante en muchos sitios.
Un año más se aproxima el ecuador del séptimo mes y con él, la ancestral celebración de las populares fiestas del castizo, Muy Ilustre y Real Barrio de Santa Marina, de la capital legionense. Una cronología anual ésta que, en relación con la devoción a dicha Santa, antaño y en el entorno rural de nuestras comarcas, se ubicaba espacialmente en el calendario del lenguaje coloquial a través de expresiones como “por Santa Marina” o “por Santiago”. Pero, en primer lugar aclaremos ¿quién era Santa Marina?
La joven Marina, con su cacha y su palma de mártir, iconográficamente es conocida también como “la San Miguel femenina” al presentar alegóricamente bajo sus pies un dragón. Fue hija del gobernador romano de Galaecia y Lusitania. Nació en el siglo II, según algunos cerca de Pontevedra y según otros, en el orensano Xinzo de Limia. Cobró vida fruto de un parto múltiple que atemorizó a su propia madre, ante los posibles malentendidos de ilegitimidad que tal circunstancia pudieran ocasionarle. Tal miedo la llevó a encomendar el destino de varias de estas hermanas a una de sus criadas para así procurar su supervivencia. La criada las educaría como cristianas. Pasado el tiempo su padre, enterado de su existencia, les ofreció su aceptación oficial –matrimonio, según otras fuentes- si abjuraban del cristianismo. Ante la negativa, la joven Marina y sus hermanas fueron sometidas a tormentos a los que milagrosamente sobrevivieron, ante lo cual a nuestra protagonista le sería cortada finalmente la cabeza. Según la tradición esto ocurrió en la actual localidad orensana de Santa Marina de Aguas Santas, cercana a Allaríz, así nominada por haber surgido un manantial en el lugar donde la joven fue decapitada. Un lugar donde hoy se alza un templo de origen románico dedicado a ella.
Por ello, hablar de esta arcaica festividad indefectiblemente nos lleva a recordar que muchos son los puntos de nuestra provincia sensibles a dicha devoción, entroncada en el medievo mas lejano. En el caso capitalino, ello se demuestra por medio de la existencia de este entrañable barrio, geográficamente vinculado a parte del perímetro campamental romano y medieval primitivo. No obstante, en la provincia no es menos conocida y así por ejemplo, los coyantinos de pro, todavía recuerdan su advocación gracias a la imagen de su popular “Cristo de Sta. Marina”, venerada talla oriunda de la desaparecida iglesia de tal denominación. Un lugar donde como en la capital se hacía hoguera en esta festividad.
Otras localidades provinciales ostentan igualmente su patronímico como denominación local. Es el caso de la orbigueña Santa Marina del Rey o de Santa Marina de Valdeón, en el cantábrico y famoso valle, por no olvidar a Santa Marina del Sil, en la berciana ribera de dicho río. También en el minero Bierzo Alto se halla Santa Marina de Torre, antaño Santa Marina de Montes y, no lejana, al otro lado de los montes, está la maragata Santa Marina de Somoza, antaño documentada como Santa Marinica de Turienzo, asomada casi al borde del camino jacobeo. Por no olvidar a la propia Santa Marinica, aguas abajo del Órbigo y aunque próxima al mismo, sita ya en el altiplano de la comarca del Páramo. Sin obviar la mención de varios lugares que la tienen por fiesta patronal, como por ejemplo Igueña, también en el Bierzo Alto, o el pueblo maragato de Luyego, que celebra Santa Marina el primer sábado de mayo.
Curiosamente, en lejanos territorios sureños, otrora colonizados por nuestros antepasados, también encontramos rasgos de esta devoción y de esta fiesta patronal. En concreto en la Sierra de Aracena, entre Huelva y Badajoz y en lugares como Cañaveral de León, también aparece la parroquia de Santa Marina Mártir. Pero recordemos igualmente que del S XIII es el gótico templo de Santa Marina de Sevilla, uno de los primeros tras la conquista cristiana. Como también lo es su homónimo cordobés: Santa Marina de Aguas, probablemente así sobrenombrada en recuerdo de las tres fuentes que manaron en el lugar de martirio de la Santa. De fundación en el mismo S XIII y por auspicio del Rey Fernando III El Santo, dicho templo de Santa Marina, como en León, nomina uno de los barrios más antiguos de la ciudad califal.
El cordobés pueblo de Fernán Núñez posee también otro ejemplo similar, pues su templo actual del XVIII sustituye al primitivo del XIII. En la provincia de Jaén, hay una localidad así denominada, como también en la de Salamanca y en varios territorios asturianos y gallegos, que tienen otro tipo de emplazamientos con este nombre, como ocurre en Ribadesella con la playa de Santa Marina. Muchos de ellos, celebran sus fiestas patronales coincidiendo asimismo con esta fecha del 18 de Julio. Es el caso de Xinzo de Limia.
En León tenemos nuestras fiestas de Santa Marina y afortunadamente, tras años sin celebración, podemos de nuevo disfrutar de las mismas gracias al empuje y abnegada labor de la asociación de vecinos y su universitaria cabeza visible Hermenegildo, ayudada por otros socios, vecinos y colectivos como la cofradía del Desenclavo, también del Barrio, así como en esta ocasión también con la colaboración de la asociación de hosteleros de nuestro barrio, y esperemos que además con el correspondiente apoyo municipal.
El pasado año, muy acertadamente, se recuperó la tradición del enramado “del Pelayo”, relacionada con arcaicos cultos vegetales, y año tras año irá adaptándose y mejorándose en su realización uniendo tradición y nuevas realidades de toda índole. Este año y en relación con estas tradiciones ancestrales, probablemente no sería difícil rescatar la famosa “hoguera de Santa Marina”, donde cada vecino contribuía echando como combustible trastos viejos, con todo lo que conllevaba tal acción a nivel de interpretación simbólica y antropológica. Una hoguera que se encendía en el Espolón o en la “Era del Moro”, cerca de la presa y del mítico “Molino Sidrón” -cuyo edificio por fortuna todavía se conserva como algo único en el casco urbano y esperemos que por tiempo, aunque muchos todavía desconozcan su existencia-. Como digo una hoguera que, allá a principios del XX, según el alcalde Eguiagaray Pallarés, año tras año rivalizaba en dimensiones y popularidad en nuestra ciudad con su otra célebre competidora: la de Santa Ana. Pero, si no es para estas fiestas, sin duda lo será para otra entusiasta edición, como también lo serán la distribución del típico arroz con leche, “la carrera de la rosca” en Puerta Castillo, o el enorme “mazapán de más huevos…”, por mencionar algunas.
Felices fiestas anticipadas para todos los nacidos, “criaos” y actuales vecinos del barrio. Gracias a la comisión, colaboradores y patrocinadores. Y que, además de este año, el que viene una vez mas todos podamos cantar también codo con codo el tradicional “Somos de Santa Marina, la gente mas fina que habita en León…”.
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