El país está de parto

Sumido se halla es país
en pleno furor de parto;
de los nervios de Zarzuela
a situaciones de infarto,
pues en esto de las listas
alguno está más que harto;
hoy le prometen el tres,
mañana no está ni el cuarto;
y viéndose asín las cosas,
voto a tal, que no descarto
ofrecerme de partero;
algo caerá en el reparto.

Pacofer se adelantó
presentándonos la lista;
no parece haber sorpresas
pues la dicen continuista;
en obrar, conservadores,
de boquilla progresistas.
Tan solo el pobre Ramón
ejercerá de exorcista
o se pasará al vudú
contra amigo socialista,
ya que, sin explicación,
le transmuta en pensionista,
salvo acomodo postrero
o que oficie de corista.

Más complicada parece
ser la lista del PePé;
en cuestión de navajeo
es el mismito abecé.
Dos gallos se han aplicado
a zurrarse el peroné;
uno es el de la gomina,
no es ningún sansirolé;
otra, lo han adivinado,
llaman la niña Isabé,
esa de cuyas virtudes
ya no he de hacer hincapié.
No se conforma con poco,
Presidenta quiere ser,
de Caja España o la Dipu,
imaginen el parné.

Zozobra en un mar de dudas
la lista de la UPeeLe;
quieren quedarse los mismos
y evitar que se rebele
el futuro del partido,
que es quien este barco impele;
¿Y la cuota femenina?
¿Qué importa si son noveles?;
obligado es asumir
el rol de cabos furrieles.
Otros serán requeridos
para aportar oropeles,
para dar lustre a la terna
y ejercer de coroneles,
eso sí, sin esperanza
de salir en los papeles.

El resto son ya comparsa,
pues ni el PAL ni Izquierda undida
parecen tener opciones
ni en la línea de salida.
El caporal del PAL-UL
ya se apresta a la estampida
y pugna por encontrar
alguna honrosa salida,
intentando no dejarse
los "pelos" en la guarida.
¡Qué gran servicio a la causa
hacerle la despedida!
Del Conde nadie se acuerda,
seguro que ni su tía;
y esa izquierda que predican,
cada vez más estreñida,
ya no tiene ni mensaje,
sólo ideas que se oxidan
y dirigentes paletos;
¡qué cosa más divertida!
Para el club de la comedia
¿piensa usted que servirían?

Comprenda, lector amigo,
el porqué de nuestro afán;
mas, quien quiera coger peces
que se acuerde del refrán.