sábado, febrero 23, 2008

¿A qué tienes miedo, ZP?

Nuestra colaboradora Xana, que hace tiempo nos tenía olvidados, nos remite la siguiente carta que, según nos dice, acaba de enviar a todos los medios de comunicación, ¿la veremos en la prensa escrita?:

Esta tarde me acerqué hasta el Palacio de los Deportes de León, convocada por las Plataformas Leonesas contra la línea de alta tensión Sama-Velilla. La convocatoria decía textualmente: No cabe la menor duda de que el acto tiene que ser respetuoso y silencioso.

Pues bien, no solo no dejaron que nos concentrásemos sino que cortaron la calle delante del Palacio de Deportes y desalojaron a la gente que estaba en la acera y a la que llegaba para asistir al mitin, obligandoles a cruzar la pasarela sobre el Bernesga y quedarse al otro lado del río..

La cosa fue tan "democrática" que uno de los policías nacionales, dirigiéndose a un montón de mujeres de mediana edad que protestaban porque no les dejaban quedarse a ver al presidente dijo: "Es que no se puede venir a reventar un acto". Yo creía que lo que no se podía hacer era insultar, pegar o cosas peores pero que concentrarse pacíficamente y en silencio en contra de una infraestructura innecesaria y que condena al paro y a la emigración a los habitantes de la Montaña Leonesa mediante la construcción de unas 400 torres de más de 70 metros de altura que destrozarán unos paisajes que son "Reserva de la Biosfera" y "Lugares de Interés Comunitario" y son la mayor riqueza que tiene nuestra montaña, era una protesta perfectamente asumible en un país democrático.

Entre los "peligrosos reventadores" había varias señoras que pasaban de los sesenta años, varias parejas que los rondaban e incluso un hombre de unos 40 años con un niño que llevaba una bandera del PSOE.

La verdad es que viendo el despliegue de los antidisturbios y las "lecheras" cortando la calle, hubo un momento en que creí haber vuelto a los años 70 y estuve a punto de echar a correr delante de la policía como antaño. El Presidente me perdonará si no le agradezco ese "rejuvenecimiento". Aquellos años no son precisamente la época política que me gusta recordar.

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