Al hilo de todo lo escuchado estos últimos días sobre el 23F y de muchas conversaciones en las que mi interlocutor zanja cualquier posibilidad de comentar la actualidad política con un "Yo de política no entiendo", para deciros que yo SI entiendo (o por lo menos trato de hacerlo) de política porque es "la política" la que decide dónde y cómo se gastan nuestros impuestos, qué y como estudiarán nuestros hijos, donde y cómo será nuestra asistencia sanitaria y cuando y cómo podremos jubilarnos.
Lo que no soy es política (nunca estuve afiliada) y, mucho menos "políticamente correcta". Cada vez tengo más dudas de "ser de los nuestros" porque no tengo "nuestros". La gente se equivoca y acierta independientemente de las ideas políticas que tenga, sea de derechas, de izquierdas o "medio pensionista", sin embargo considero que uno de los mayores problemas es que la mayoría de la gente disculpa los errores propios, aunque le perjudiquen y "carga" como rinoceronte en celo contra todo lo que hagan o digan los contrarios y eso, venga o no venga a cuento.
Cuando veo a diário las actuaciones de los políticos que padecemos (por supuesto que siempre hay honrosas excepciones que son eso, excepciones) cada vez me acuerdo más de una frase que oí hace muchos años en una película (yo diría que no excesivamente buena sobre la Revolución Francesa) que se titulaba "El Tulipán Negro" y que, en mi opinión, retrata perfectamente la situación en que nos encontramos: "La libertad es un hueso que se le echa al pueblo, para que no lo pueda roer".
La democracia es el gobierno "del pueblo, para el pueblo" pero la partitocracia, en la que no existen las individualidades, sino los partidos que hacen y deshacen listas no en función de quien está más preparado o es más independiente, sino en función de su adhesión inquebrantable a la política del partido de turno, desnaturaliza la esencia misma de la democracia.
Y para terminar, os dejo unos pensamientos de Bertolt Brecht, dramaturgo y poeta alemán (1898-1956) que expresa mucho mejor que yo lo que opino sobre este asunto:
Lo que no soy es política (nunca estuve afiliada) y, mucho menos "políticamente correcta". Cada vez tengo más dudas de "ser de los nuestros" porque no tengo "nuestros". La gente se equivoca y acierta independientemente de las ideas políticas que tenga, sea de derechas, de izquierdas o "medio pensionista", sin embargo considero que uno de los mayores problemas es que la mayoría de la gente disculpa los errores propios, aunque le perjudiquen y "carga" como rinoceronte en celo contra todo lo que hagan o digan los contrarios y eso, venga o no venga a cuento.
Cuando veo a diário las actuaciones de los políticos que padecemos (por supuesto que siempre hay honrosas excepciones que son eso, excepciones) cada vez me acuerdo más de una frase que oí hace muchos años en una película (yo diría que no excesivamente buena sobre la Revolución Francesa) que se titulaba "El Tulipán Negro" y que, en mi opinión, retrata perfectamente la situación en que nos encontramos: "La libertad es un hueso que se le echa al pueblo, para que no lo pueda roer".
La democracia es el gobierno "del pueblo, para el pueblo" pero la partitocracia, en la que no existen las individualidades, sino los partidos que hacen y deshacen listas no en función de quien está más preparado o es más independiente, sino en función de su adhesión inquebrantable a la política del partido de turno, desnaturaliza la esencia misma de la democracia.
Y para terminar, os dejo unos pensamientos de Bertolt Brecht, dramaturgo y poeta alemán (1898-1956) que expresa mucho mejor que yo lo que opino sobre este asunto:
El peor analfabeto es el analfabeto político
No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos.
No sabe que el costo de la vida, el precio de los garbanzos, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de las medicinas, dependen de decisiones políticas.
El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política.
No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.
No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos.
No sabe que el costo de la vida, el precio de los garbanzos, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de las medicinas, dependen de decisiones políticas.
El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política.
No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.
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