miércoles, febrero 02, 2011

Si el ridículo matara... (17ª entrega)

Si no fuera trágico, sería cómico

Nos despertamos esta mañana con la "buena nueva" de que la Alemania de la Sra. Merkel va a ofrecer una gran cantidad de puestos de trabajo a los jóvenes licenciado españoles mejor preparados porque, dado que dicho país está en cotas de casi pleno empleo, necesitan más investigadores, más mano de obra bien preparada y con ganas de labrarse un futuro.

Indudablemente es una buena noticia para todos esos jóvenes licenciados y diplomados JASP (Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados, como decían aquellos anuncios de hace unos años) cuya única salida en este país llamado (todavía) España es engrosar las listas del paro o ejercer cualquier empleo "mileurista" (eso si tienen suerte) muy por debajo de su cualificación y expectativas. Evidentemente, con un paro juvenil próximo a un 40 %, según algunas fuentes, yo no se puede hablar de expectativas, ¿verdad?

Sin embargo, para el país, la noticia no puede ser más desmoralizadora porque mientras exportamos "cerebros", importamos "mano de obra sin cualificar" y ¿quien puede pretender que ése es el camino para el desarrollo?

Se une dicha noticia a la que oimos, cierto es que con muy poco eco mediático, la pasada semana, según la cual en España están ejerciendo la medicina un elevado número de "licenciados en medicina" procedentes de países del tercer mundo que no tienen acreditada su competencia (y ojo que en el tercer mundo hay también gente muy preparada pero esos, en general, tienen "tajo" en sus propios países).

Por otra parte, hace unos meses, concretamente el 7 de Octubre de 2010, nos hicimos eco de una carta, publicada en El País, en la que una joven investigadora explicaba su situación y la sangría que representa para cualquier país el hecho de que se inviertan grandes cantidades de dinero en la educación y formación de unos jóvenes que, debido a la situación económica por un lado y a la cortedad de miras de "nuestros amados" políticos por otro, se ven obligados a emigrar y emplean sus conocimientos, conseguidos con su esfuerzo intelectual y con el esfuerzo económico de todo el país, en levantar economías ajenas. (Los interesados podéis releer dicho escrito en el siguiente enlace: http://husartiburcio.blogspot.com/2010/10/el-coste-de-las-becas.html).

Y para terminar, acabamos de recibir el enlace (http://sonicando.com/?p=1925de una "Carta abierta a Alejandro Sanz" publicada el pasado 21 de Enero por un joven investigador del Centro Nacional de Biotecnología. Como vulgarmente se dice, la carta "no tiene desperdicio" por lo que la copiamos a continuación para general conocimiento, no sin que antes, en nuestro "eterno deshojar de margaritas", nos preguntemos inocentemente:

¿Es que estos "preclaros" ministros de (in)cultura (y eso por no mencionar a algun/a consejero/a de comunidad autónoma, sin ir más lejos ésta que padecemos) se ha parado a pensar que el futuro del país va ligado a la excelencia en la educación y, sobre todo, a aprovechar nosotros mismos los conocimientos, cuya adquisición tanto nos ha costado a todos?

¿Es que estas "eminencias grises" que nos (mal) gobiernan siguen empeñados en potenciar la fuga de cerebros y en seguir consagrando el "que inventen ellos" que tan nefasto fue siempre para nuestro desarrollo económico?

¿Es que por fin estos "sufridos servidores de la patria" son tan cortines, cortines, cortines y cortinas o incluso cortinones que no se dan cuenta que cuanto mejor le vaya al país, mejor les iría a ellos? Vamos, que como mucha gente ya dice en más o menos alta voz ¡son pobres y cortos hasta para "hacer caja"!.

Como en tantas ocasiones dice el Húsar: Si el ridículo matara... ¡qué liberación tendríamos los sufridos contribuyentes!

Hola Alejandro,

Hace muchos días que ando dándole vueltas a la ley Sinde, a los derechos de autor, y leyendo tus desafortunados tweets (
http://www.publico.es/culturas/357293/alejandro-sanz-equipara-los-derechos-de-autor-a-los-de-los-ninos-africanos). Ahora que tengo las tres cosas juntitas, me gustaría cometarte algunas cosas.

Soy científico, joven investigador del Centro Nacional de Biotecnología y actualmente “Visiting Assistant in Research” en la Yale School of Medicine, en New Haven, Conneticcut.

Trabajo en el desarrollo de  vacunas para el tercer mundo, centrando mis esfuerzos en la Leishmaniasis, una enfermedad olvidada que mata e incapacita en África, Asia y Sudamérica. Y aunque no lo sepas (y muchas personas no lo saben) es esa enfermedad que hace que miles de pobres niños tengan el vientre hinchado y mueran. La misma que hace que sus padres no puedan trabajar. Entre nosotros, ese tipo de enfermedades que hace que el tercer mundo siga siendo tercer mundo.

Cuando consigo que mi trabajo funcione, tras muchísimas horas de laboratorio, intento publicar mis resultados. ¿Sabes lo que pasa cuando lo hago? Que la revista se queda con todos mis derechos de autor. CON TODOS. Si quiero, no sé, poner una figura de mi trabajo en algún otro formato, tengo que pedir permiso. Por mi figura. Por mi trabajo. Y te hablo de figuras en blanco y negro. En color no podemos pagarlas.

¿Sabes por qué? Porque PAGO POR PUBLICAR. Sí, en serio, lo hacemos. Mi laboratorio tiene que pagar para poder difundir los avances científicos que puedan curar a esos niños o a sus padres en el futuro. PAGO POR PUBLICAR y tengo que pedir permiso por mi figura, por mi trabajo.

Ahora podrías meter en 140 caracteres que luchar por mis derechos no me impide que tu lo hagas por los tuyos, yo seguiría leyendo.

Desde que el hombre es hombre, desde que el ser humano es humano, ha demostrado que necesita expresar sus sentimientos. Y de ahí surgió el arte. También, al mismo tiempo, surgieron las preguntas de qué hacía aquí. Los famosos “de dónde vengo, quién soy, y a dónde voy”.

Y es que las dos cosas, ciencia y arte, son humanas, pero no por ello profesiones.

Mira, no sé, 100 o 200 años atrás. El arte lo hacía el que podía permitírselo. Y la ciencia también. Hasta Darwin descubrió el origen de las especies en un tour por el mundo, en el que vio que los pinzones de unas islas tenían los picos más grandes que otros. La gran revolución científica vino de un viaje de alguien que pudo permitírselo.

Ahora, industria mediante, los artistas cobran por entretener y los científicos cobran por descubrir cosas. Una maravilla para los que no somos de familias ricas y queremos hacer ciencia o arte.

Yo me he quejado y mucho de mi falta de derechos (http://www.publico.es/ciencias/288236/precarios-de-oro). De intentar defender lo que ahora, para mí, es más que un reconocido trabajo. Y también creo cosas.

La diferencia es que yo con un salario tengo. Y lucho por un salario digno. QUE ME PAGUEN POR MI TRABAJO. No creo que tenga sentido que me paguen tiempo después por mis logros. Te recuerdo que lo que yo quiero es una vacuna para la enfermedad en la que trabajo. Y pagar mis facturas. No quiero ningún rendimiento extra que no me merezco.

No quiero derechos de autor, quiero que mis avances sigan derechos a conseguir su objetivo.

Entiendo que quieras que te paguen por tu trabajo. O que defiendas tu caché en los escenarios.Y supongo que debes negociar lo que te paga una discográfica por grabar un nuevo disco. Pero cobrar también impuestos sobre los CD´s, discos duros, lo-que-sea que la S.G.A.E quiera inventar para sangrar al ciudadano medio, perdóname muy mucho, pero yo, lo veo excesivo. Intentar lanzar una ley que te permita cobrar más de lo que te toca porque la industria que a ti te trata bien se está muriendo, lo siento, pero no. Limitar las libertades individuales para maximizar vuestro beneficio no es justo.

Para que el mundo vea que la ciencia es importante. Para que posiblemente en el futuro sea una profesión digna. Yo no busco hacerme rico. Yo no quiero recortar libertades. Yo lucho por cambiar la industria que hace que mi actual profesión me obligue a tener otra con la que, juntas, poder pagar las facturas.

Y por favor, no vuelvas a comparar los derechos a recibir medicamentos de los niños pobres con el derecho a declarar culpable de piratería a diestro y siniestro. Que ya lleváis demasiado tiempo cobrando por ello. Renovaos o morid. Pero no creo que debas compararte con los que de verdad mueren aunque de vez en cuando reciban tu dinero.

Atentamente, Lucas Sánchez

Aclaraciones pasadas 24horas.

Estoy completamente sorprendido de la repercusión que han tenido las líneas que escribí ayer. Y después de echar una buena ojeada a los comentarios y de releerlo, me gustaría aclarar ciertas cosas.

En primer lugar, que obviamente lo que he escrito es mi opinión, que Sonicando es mi casa, y que si los artistas tienen cartas abiertas al público, el público puede tener cartas abiertas a los artistas. Mi intención no era tampoco dar un repaso exhaustivo a los derechos de autor, ni a su legalidad. Sólo quería comparar mundos y dar otra perspectiva, que es la de mi gremio.

En segundo lugar, que trabaje en vacunas no hace que mi trabajo sea mejor, ni más importante que cualquier otra rama de la investigación, ni por supuesto que cualquier otro trabajo. Si lo menciono es por el tema de los derechos de los niños de ciertas zonas y los derechos de autor. Era la mejor forma de exponer mi postura y mi indignación. Os agradezco los ánimos y las críticas por ello, pero no me ha gustado oír hablar de “heroicidades”, yo sólo hago mi trabajo, y podía haber elegido cualquier otro proyecto de otra enfermedad o en investigación básica. Si fuera un héroe estaría en Médicos Sin Fronteras en el tercer mundo.

3. Aunque he intentado ser lo más respetuoso posible, tras releerlo he cambiado alguna cosa que tras el calentón de escribirlo me parecía poco correcto, por si a alguien le da por releerlo y ve algún cambio.

Por último, Sonicando es un blog de ciencia que no entra en demasiada polémica nunca. Lo mío es la divulgación. Y dudo que veáis muchas entradas como ésta por aquí. Atentamente,

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