lunes, mayo 01, 2006

MANIPULA QUE ALGO QUEDA (1ª entrega)

De manera reiterada, aparecen en publicaciones más o menos cercanas a vivencias y sentires leonesistas o en aquellas otras que, de vez en cuando siguen aceptando divulgar algún artículo de opinión (quizás para seguir imaginándose plurales), artículos o manifestaciones que recogen el lamento de la manipulación histórica, geográfica y cultural en cuestiones que afectan directamente a la identidad leonesa.

Nuestra reflexión comienza por toda una serie de opiniones (prensa, radio, TV), vertidas por los más prestigiosos especialistas en las disciplinas históricas, sobre el reiterado “falseamiento” de determinados acontecimientos del pasado. Lo que oímos o leemos determina, de forma bastante clara, el posicionamiento de la mayoría.

Aquí, (en el sentido geográfico) seguramente, esa supuesta “mayoría silenciosa” sigue pensando (¡ingenuos ellos!) que no es posible que alguien manipule, “de forma premeditada”, unos hechos que, solamente, “pueden ser interpretados de maneras diversas” o, algunas veces, incluso son “simples errores tipográficos”. ¿Se necesitan más argumentos de los aportados reiteradamente, para convencer aún a los que siguen empecinados en el error? ¿Qué consideraciones se deben hacer o qué actuaciones emprender para desenmascarar a los autores de esas reiteradas faltas de rigor intelectual y de respeto a la opinión de los demás? (Véase, como ejemplo, recientes programas de televisión en los que se insiste sobre la castellanía de determinados territorios o aconteceres claramente leoneses...)

Afirmemos, de una vez y sin miedos estúpidos (ya que la razón nos asiste), que la reivindicación de un determinado acontecimiento histórico o la corrección que se pretende aportar a un supuesto “desliz editorial” (?) no son ni diversiones bizantinas de gentes intelectualmente desocupadas ni mimetismos estúpidos y pueblerinos sobre lo que acontece en otros territorios ni cosas de fanáticos (lunáticos) leonesistas. Ese es el peligro real y la trampa tendida en la que muchos, por desgracia, parecen haber caído ya.

¿Habría que llegar a la conclusión de que no sólo son las referidas autonomías o los autores de ciertos libros los que manipulan sino los propios partidos políticos que marcan unas líneas de pensamiento ortodoxo a sus afiliados y/o simpatizantes? ¿Acaso no es posible ser militante, simpatizante o simplemente votante del PP, del PSOE o de IU sin tener que abjurar de la realidad histórica, geográfica y cultural de la Región que nos vio nacer o que nos alimenta? ¿No sería preferible enarbolar la bandera de la heterodoxia resucitando el eterno “vale más morir de pie que vivir de rodillas”? ¿O es que el rugir de los estómagos ha terminado por anular el bullir de las ideas, anulando toda capacidad de libertad de pensamiento y de logro de objetivos utópicos? De este modo, más que manipular unos hechos lo que estamos es claramente ante una manipulación de las conciencias. ¿No es aún mucho más grave?

Por cierto que lo que afirmamos sólo parece ser de obligado cumplimiento en la comunidad autónoma que tan "amorosamente" nos acoge, nos guía, nos instruye, nos ilustra, nos alecciona y nos catequiza. Cuando un leonés, harto ya de ver impresas (o de oír) tan reiteradas mentiras y tales desmanes históricos, geográficos o culturales en referencia a su tierra, escribe a alguno de los autores o de los medios, apenas podrá lograr otra satisfacción que el hecho de ver publicada su queja, y no siempre... Pero ¿cuándo alguien se ha desdicho alguna vez de lo afirmado previamente aunque ello fuera palmariamente inexacto? ¿Cuándo alguien ha pedido perdón o, al menos, disculpas por este hecho?

¿Cómo es posible que se continúe hablando de "la sobria capital castellana" para referirse a León o de la "Semana Santa castellana de Salamanca" o de las "Murallas castellanas de Zamora"?. No puede presumirse un error o confusión involuntarios motivados por el nombre de este "Engendro bicéfalo" puesto que nunca nadie se confunde llamando "leonesas a las provincias, catedrales o fiestas castellanas. Nadie puede negarnos que se trata de un programado intento de eliminar todo lo que suene a leonés. Nadie debe olvidar que una mentira repetida un millón de veces sigue siendo una mentira pero puede engañar a mucha gente no avisada.

La utilización de los fondos públicos para publicitar, a modo de martillo pilón, lo "castellanoleonés", o simplemente lo "castellano" está bordeando ya los límites del ridículo más despectivo.

A propósito, una cuestión (peregrina) para nuestros representantes en Fuensaldaña: ¿Cuánto se gastan las diferentes administraciones en capítulo semejante? ¿No hay mejor destino para estos fondos nuestros que gestionan (por delegación, hay que recordarlo una vez más) los políticos? Cabe preguntarse, también, por ejemplo: ¿es que ya no hay respeto ni por el hecho religioso? ¿Quién se atrevió a protestar, por lo que supuso de irreverente y ofensivo para muchas personas, el hecho de un cartel publicitario de la Junta en el altar mayor de la Basílica de San Isidoro? ¿No basta con la publicidad del exterior para justificar una “inversión”, una atención restauradora, justa y necesaria, por otro lado? Comentaba, jocosamente, un amigo, al hacer mención al hecho, que, de ahí a colocar publicidad institucional en la casulla del celebrante, no había más que un mínimo paso; (que conste que no queremos dar ideas...).


Esas colecciones de fascículos que se "regalan” con los diferentes periódicos locales, trufadas de afirmaciones altisonantes y de estupideces seudonacionalistas del "castellanoleonesismo" imperante ¿cuándo van a dejar de imprimirse sin que nadie se sonroje o se le exijan responsabilidades por el hecho? ¿Quién puede afirmar impunemente algo como “la búsqueda interior en la meseta castellana”, refiriéndose a los hospitaleros de Santibañez de Valdeiglesias, pueblo situado cerca de Hospital de Órbigo? ¿Qué es eso de que “la vida y la historia de nuestra región fluyen al ritmo de las aguas del Padre Duero”? ¿Otra vez con el mismo cuento?

Y en este sentido, ¿cuándo vamos a empezar a ver, “regaladas” también, publicaciones que afirmen otro tanto del Padre Esla, por ejemplo? Y no nos vengan, una vez más, con cantinelas estúpidas; en los pueblos de León se sigue afirmando que “el que dice la verdad ni peca ni miente”, que traducido al “román paladino” querría decir otro tanto como: “el que defiende el hecho diferencial leonés ni atenta contra los cimientos del Estado ni es un hereje al que hay que perseguir hasta la hoguera”; es, simplemente, alguien que no se resigna a ser testigo de la larga agonía de una tierra y unas gentes que, habiendo entregado todo en aras de la construcción de una unidad superior (España), se sienten ahora muy poco valoradas por este hecho y quieren seguir recordando una historia y una cultura que no es mejor ni peor que la de los demás pero que es la suya, la que han heredado y, por lo tanto, tienen la obligación moral de transmitir a los que les sucedan.

Lo otro sería una simple dejación o bajada de pantalones. ¡No esperen eso del Húsar!

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