Continuación de la I y II parte del artículo publicadas el 6 y 7 de noviembre respectivamente
En cuanto a la postura de quienes deberían ejercer la oposición (tal vez por aquello de ser la “leal”) el PSOE, no conseguimos comprenderla. Cada vez que se acercan las elecciones constatamos ciertos guiños leonesistas entre sus candidatos que, una vez pasadas y conseguido el escaño o puesto de que se trate, desaparecen casi como por arte de magia, hasta la próxima consulta electoral (el guiño en cuestión está, pues, a punto de convertirse en un tic). Caso paradójico es el del Sr. Turiel a quien recuerda el Húsar haber oído hablar numerosas veces de la importancia de la “y” en el nombre de la Comunidad y, una vez conseguida su acta de diputado, parece apuntarse al tan socorrido “donde dije digo....” arremetiendo contra la petición de desdoblamiento de la comunidad en dos regiones para conseguir que León, Zamora y Salamanca no perdieran alrededor de 1.000 millones de euros. Claro que ¿para qué vamos a querer los leoneses 1.000 millones de euros? Es mucho mejor no tocar para nada, no cuestionar en absoluto una comunidad, inventada hace 22 años mientras, en otros ámbitos, sin que se les mueva un pelo y para contentar a determinados socios, se dice que "el concepto de nación es discutido y discutible" y gastar colosales fortunas en tratar de crear un sentimiento de “identidad regional” que nunca existió y que según las recientes encuestas del Barocyl (vaya con el nombrecito) sigue sin existir. ¿Alguien se imagina que los andaluces, gallegos, catalanes o vascos tuvieran que crear un instituto o fundación para desarrollar el sentimiento de identidad regional? Se crea simplemente lo que no existe y desde luego la pretendida identidad castellano-leonesa nunca existió ni existirá.
Es curioso y sintomático, por ejemplo, que siendo leonés el Sr. Villalba siempre hable de “Castillaleón” desconociendo el “Acuerdo por la Identidad Leonesa” firmado en León el 24 de Abril de 2000 por PP (Mario Amilivia), PSOE (José Luis Rodríguez Zapatero) y UPL. Claro que, cuando el Presidente Zapatero nombró a los leoneses como uno de los pueblos de España el Sr. Villalba (o círculos próximos a él, a quienes no corrigió) se permitió el dislate de afirmar que “había sido un error”. ¿Cómo es posible que se llegue a tanto seguidismo pancastellanista? (En verdad que son la “leal oposición” y en ese mismo estado seguirán por los siglos de los siglos; solo nos falta el monaguillo que les pronuncie el amén)
Continuará
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