¡Leoneses! ¡La patria está en peligro! ¡Fuera los traidores!
Con estas palabras, eco de las pronunciadas por el Coronel D. Luis de Sosa, en aquella lejana mañana del 24 de Abril de 1.808, comenzó el año pasado nuestro querido compañero Hermenegildo el homenaje a aquellos héroes leoneses, olvidados por la historia.
En aquellos momentos, un puñado de leoneses, preocupados por la situación de abandono y ninguneo que vienen sufriendo tanto el Reino de León como sus ciudadanos por parte de las instancias oficiales, sean éstas autonómicas o estatales y cualquiera que sea el partido que las gobierne, intentábamos echar a andar un proyecto para unificar los esfuerzos de la sociedad civil leonesa, creando una Coordinadora de Organizaciones y Asociaciones Culturales y Ciudadanas.
Ha pasado un año y ComunidadLeonesa.ES (Coordinadora de Organizaciones, Asociaciones y Colectivos) es una prometedora realidad que, este año, asume la organización del homenaje a los héroes del 24 de Abril porque creemos que es la sociedad civil leonesa la que tiene que tomar la iniciativa en la defensa de León y lo leonés tan injustamente olvidados y preteridos.
¡Leoneses! ¡Hoy nuevamente la patria está en peligro!
En un no tan lejano 6 de diciembre de 1.978, los españoles, que salíamos de una noche de 40 años de dictadura, aprobamos, con gran ilusión y esperanza en el futuro, una Constitución que reconocía el derecho a la autonomía a las nacionalidades y regiones de España. Nadie sabía muy bien cómo se iba a articular el Estado autonómico pero nos lo “vendieron” como la gran apuesta por acercar la administración al ciudadano, la gran descentralización que iba a mejorar nuestra vida diaria y respetar nuestra cultura, nuestras raíces y nuestros derechos como ciudadanos.
Desgraciadamente, la realidad fue completamente diferente de como la habíamos soñado; con métodos antidemocráticos y caciquiles y sirviendo a inexplicados e inexplicables “intereses superiores” crearon una comunidad autónoma llamada de “Castilla y León” en la que, no solo se fueron enterrando, una tras otra, las esperanzas de los leoneses sino que, además, trataron de crear una “región” y una “identidad” destruyendo dos regiones y dos identidades históricas y gastando, sin duelo, pero con pocos resultados prácticos, ingentes sumas de dinero público para tratar de crear un inexistente sentimiento que ellos denominan “regional”.
Por otro lado, atentando, una y otra vez contra el espíritu y la letra de la Constitución, en esta comunidad inventada, cuantas más competencias se consiguen del Estado central, más se centralizan todos los servicios y más omnipresente se hace la Administración en nuestras vidas. No solo no se descentraliza hacia las Diputaciones y los Ayuntamientos sino que se preparan leyes con el único fin de acabar con la secular autonomía de nuestras Juntas Vecinales, uno de nuestros más innegables signos de identidad, aprovechando, si acaso, la ocasión para expoliarles sus propiedades.
¡Leoneses! ¡Fuera los traidores!
¿Cuál es la respuesta de los políticos “leoneses” ante esta repetida situación? Mientras sus compañeros de partido, en otras partes del país, apoyan importantes cambios estatutarios que pueden llegar a cambiar incluso el concepto de “nación”, en León no dejan de repetir que el “mapa autonómico está cerrado”; mientras tratan de convencernos de que “la moderna unión de dos territorios confiere a la comunidad resultante el carácter de histórica”, con el más absoluto de los desprecios por nuestra cultura y nuestra identidad, nos niegan hasta el nombre para inventar una denominación de nuevo cuño cual es la de “el Oeste”.
¿Cómo es posible llamar histórica a una comunidad inventada hace 23 años y, mal que les pese, sin ningún respeto por los usos y costumbres democráticos? ¿Por qué ese empeño en negar al Reino de León, su existencia y hasta su nombre, cuando se halla representado, sin embargo, en uno de los cuatro cuarteles del escudo constitucional español?
Conviene no olvidar tampoco que, en aquel lejano 1.808, cuando los diputados leoneses de la Junta Superior del Reino de León, se dirigían a Madrid para incorporarse al nuevo órgano de gobierno español (la Junta Central) fueron encarcelados, por orden del capitán general de Castilla la Vieja, en el alcázar de Segovia. En aquella ocasión la Junta Central ordenó liberar a los detenidos, acogiéndolos en su seno como legítimos representantes del Reino de León, rechazando así las pretensiones de la Junta de Castilla la Vieja y del Capitán General de Valladolid.
Ha llegado el momento de gritar un enérgico y decidido ¡Basta ya!; de aparcar las quejas de estos últimos años y de hacer lo mismo que hicieran antaño nuestros antepasados: Luchar por lo que es nuestro y que hoy se puede resumir en dos simples e importantes conceptos: nuestra identidad y nuestra cultura.
El Reino de León ha existido y existe y, lo que es aún más importante, los leoneses existimos y tenemos la firme voluntad de seguir existiendo. Por eso estamos aquí, para certificarlo solemnemente, ante los héroes del pasado y firmemente resueltos a defender lo que es nuestro. Se lo debemos a nuestros heróicos antepasados y a quienes nos sucederán pero, sobre todo, nos lo debemos a nosotros mismos pues si no tenemos la dignidad de defendernos seguiremos rodando por la pendiente del entreguismo y dejando los últimos jirones de nuestra autoestima.
¡Defendamos, pues, nuestra historia, nuestra cultura y nuestra identidad como pueblo! Tenemos un largo camino por delante. ¡Pero, sobre todo, no retrocedamos!
¡Leoneses! Gritad conmigo ¡Respeto para el Reino de León y su identidad! ¡AUTONOMIA LEONESA YA! ¡VIVA EL PAÍS LEONÉS!
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