martes, julio 01, 2008

Un paripé

Este es el título del artículo que encuentra el Húsar, en el Diario de León del 17 de Junio, firmado por Pedro Vicente y que copiamos a continuación recomendando a todos nuestros visitantes su atenta lectura.

Las negrillas son del Húsar y las ha colocado en todos aquellos párrafos que, en su opinión, merecen más atención. No es que el Húsar quiera adquirir fama de "vidente", pero muchas de las afirmaciones que se hacen en el artículo en cuestión, ya habían sido anunciadas, tiempo ha, por él mismo. Alguna reserva nos permitimos, sin embargo, en cuestiones como que el PSOE haya aceptado alguna vez el tema de la birregionalidad; si la memoria no nos traiciona (que no lo hace) fue algo, despachado a toda prisa, como novillo cojo en plaza de segunda regional. ¿O no se les ocurrió la fantástica idea de hablar de la "plurirregionalidad"? ¡Desmemoriados!

A pesar de todo, como muy bien dice Pedro Vicente, sí convenimos en que Zapatero NUNCA apostó por la autonomía de León y si hubiera tenido, o quizá tuviera aún, la más mínima intención de hacer algo por la que él denomina, de manera ampulosa y afectada, "su tierra", habría permitido que quedara alguna rendija legal para escapar, alguna puerta entreabierta en la última reforma del Estatuto; sin embargo, tras una entrevista con Juan Vicente Herrera, prefirió ordenar que las tímidas enmiendas promovidas por el Ayuntamiento de León no fueran siquiera tramitadas.

Todos aquellos que, con estas pruebas, sigan insistiendo en que ZP va a mirar por los intereses de León, es que son ciegos sin posibilidad de curación, precisamente porque no quieren ver. Y si, por falta de información, credulidad o puro despiste, a alguien le quedara la más mínima duda no hay más que observar cómo ha "despachado" el asunto de la amenazante linea de alta tensión, Sama-Velilla, y ello, seguramente, en agradecimiento a la única provincia de esta mal cosida Comunidad (¡que no región!) en la que su partido ganó las elecciones. Ya se sabe que "De bien nacido es ser agradecido" y "De desagradecidos está el mundo lleno..."


POR AHORA el único quebradero de cabeza del diputado segoviano Óscar López en su camino hacia el liderazgo del PSOE de Castilla y León viene proporcionado por los socialistas leoneses. En el resto de la comunidad esa andadura está resultando un cómodo paseo en el que abundan las adhesiones en socorro del vencedor. Ocurre que en León el alcalde y nuevo hombre fuerte del PSOE, Francisco Fernández (sustituto ya in pectore de Miguel Martínez), ha condicionado el apoyo a la «sensibilidad leonesa» que muestre López y al «peso específico» que tenga el socialismo leonés en su futuro equipo. Esto último va de suyo teniendo en cuenta que el PSOE de León aporta aproximadamente el 40 de la militancia que suma el partido en toda la comunidad. Como quiera que, desde que recuperó la Alcaldía de la mano de la UPL, Fernández viene asumiendo un discurso leonesista reivindicativo de la Autonomía de León sin Castilla, el bueno de López se ve obligado a hacer verdaderos equilibrios en el alambre para salir airoso del trance. Las declaraciones sobre el particular publicadas el domingo por este diario constituyen un ejercicio de funambulismo político similar al que practican los hermanos Bordini sobre el cable. De momento, López admite sin ninguna reserva la existencia de dos regiones dentro de la misma comunidad autónoma, algo que por cierto no figura en el nuevo Estatuto de Castilla y León. En realidad esa formulación fue aprobada, a través de una enmienda de los socialistas leoneses, en el anterior Congreso del PSCL-PSOE, celebrado en Palencia en el 2004. Sin embargo, esa «una comunidad de dos regiones» nunca fue defendida por Ángel Villalba durante la negociación del Estatuto. Sobre el papel, la papeleta del próximo líder del PSOE de Castilla y León se presenta peliaguda, por cuanto se encontraría con que un 40 por ciento del partido aspira a salirse de la actual comunidad autónoma. Pero que nadie se alarme: la sangre no llegará al río. Por encima de López y Fernández reina un tal José Luis Rodríguez Zapatero al que ambos deben obediencia y hasta pleitesía. De forma que cualquier supuesta fricción que pueda darse no será más que una puesta en escena, en la que cada actor representará el papel previamente asignado. El alcalde Fernández seguirá en la deriva leonesista que tan suculentos réditos electorales le reporta a costa de una UPL ya casi fagocitada. Y López abogará con buenismo por el reconocimiento de la diversidad territorial como fórmula que favorezca la integración. El responsable de ese guión, y de la ambigüedad calculada que encierra, vive en La Moncloa. Pero que nadie se llame a engaño: Zapatero no ha apostado nunca por la autonomía de León al margen de Castilla. Si así fuera, habría permitido dejar alguna puerta entreabierta durante esta última reforma del Estatuto. Tuvo ocasión de hacerlo a través de las enmiendas «leonesistas» promovidas por el Ayuntamiento de León y apoyadas por el entonces diputado socialista Agustín Turiel. Y lo que hizo, tras una entrevista con Juan Vicente Herrera, fue ordenar que dichas enmiendas no fueran tramitadas. A partir de ahí, cualquier bronca futura entre López y Fernández resultará un completo paripé.

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