jueves, agosto 27, 2009

Pueblos en el olvido

Bajo este título, y con el subtítulo: “León cumple un cuarto de siglo sin que se declaren localidades oficialmente deshabitadas”, firma Manuel C. Cachafeiro, un reportaje en La Crónica de León del pasado domingo, 23 de Agosto (www.la-cronica.net/2009/08/23/7-dias/pueblos-en-el-olvido-47087.htm).

Piensa el Húsar que el interés del mismo merece un hueco en su blog por lo que lo copiamos a continuación, resaltando con negrillas los puntos que nos parecen de mayor relevancia

No podemos dejar de estar de acuerdo con la afirmación de que muchos pueblos se han ido despoblando por la falta de infraestructuras. De dicha situación los culpables no son quienes la padecen sino los políticos que padecemos y toleramos por no cumplir con sus obligaciones para con sus administrados.

Sin embargo, debe confesar el Húsar que tampoco comprende a quienes, como corderos, siguen aceptando año tras año una situación semejante sin luchar por sus derechos. ¿Será posible que algunos hayan recibido tantos palos que se conformen con cualquier cosa? ¿Cómo es posible que, no solo en la provincia de León, sino también en las de Zamora y Salamanca, tan atacadas las tres por la falta de infraestructuras no haya ningún pedáneo o presidente de Junta Vecinal capaz de levantar una asociación como la legalizada este año en Burgos para exigir que los habitantes de los pequeños pueblos tengan una serie de servicios a los que TODOS tenemos derecho?

Y sin más preámbulos os dejamos con el artículo prometido:


Los pueblos de León se llenan por agosto. Localidades que en invierno apenas llegan a los diez vecinos, en verano multiplican su población. Vienen los hijos que emigraron a la gran ciudad o familias que residen en León, y que han conservado la casa del pueblo.

La imagen se repite por la Montaña, el Páramo o el Bierzo. Es una fotocopia que se extiende por todas las comarcas leonesas. Sin embargo, hay pueblos cerrados, y no por vacaciones. Son los pueblos abandonados, los que un día no pudieron más. Las casas se han ido cayendo. También, como una fotocopia en blanco y negro, las zarzas se han ido adueñando de todo hasta convertir las ruinas en la única postal de recuerdo.

Aunque el medio rural de León vive agobiado por la despoblación y el envejecimiento, el abandono parece haberse detenido. Desde 1986, la Diputación de León no ha declarado ninguna localidad de la provincia como pueblo abandonado. Los dos últimos fueron Cruces y Barrosas, en 1986. Ambos pertenecían al municipio de Barjas, en el Bierzo oeste.

Quizá sea Foncebadón, en la subida al alto del mismo nombre, en el Camino de Santiago, uno de los pocos ejemplos de que el futuro aún es posible. Su última moradora, una mujer, puso el grito en el cielo en los años 90 del siglo pasado para que el Obispado de Astorga no se llevara las campanas de la iglesia. Tenía una poderosa razón. Si un día pasaba algo, el tañido podría escucharse en varios kilómetros a la redonda. Foncebadón vive hoy una segunda juventud. Alguna casa se ha vuelto a levantar y se ha abierto un bar y un albergue de peregrinos.

Otros, como Camposolillo, lo dicen todo. Un paseo por sus calles muestra lo que un día fue. Camposolillo, víctima del pantano del Porma, ha intentado varios veces salir del pozo. Iniciativas no han faltado. Incluso alguna casa está abierta de nuevo. Pero el silencio es todavía una losa demasiado pesada.

Más de 30 pueblos de la montaña de León fueron anegados por los pantanos que se construyeron entre 1947 —Villameca— y Riaño -1987-. El que más pueblos se llevó por delante fue Luna, en 1956, con 14. Oliegos fue el primero, en Villameca. Anciles, Éscaro, Huelde, Pedrosa del Rey, La Puerta, Riaño y Salio, los últimos bajo las aguas de Riaño.


Luis Pastrana, en su libro ‘Despoblados leoneses’, quizá la obra más completa sobre el tema, da algunas razones. La gente se fue de los pueblos no sólo por la emigración, sino también por la falta de infraestructuras. Aún en 1984, el 8% de las localidades de León no disponían de unos accesos asfaltados.

Las zonas más castigadas históricamente han sido el Bierzo y la Montaña. Hoy los tiempos han cambiado. Algunas de esas localidades como Prada de la Sierra, en el límite entre la Maragatería y el Bierzo, intentan reconstruir lo que un día fueron. El primer paso es solicitar la creación, de nuevo, de una Junta Vecinal. En el caso de Prada de la Sierra, el interés de algunos vecinos choca con la negativa del Ayuntamiento de Santa Colomba. Algunos grupos ecologistas no creen que reabrir el pueblo sea el único fin en este caso. Los parques eólicos de los alrededores pueden ser otra poderosa razón. Las empresas pagan un canon a los pueblos. Prada de la Sierra, si tuviera Junta Vecinal, podría autorizar la construcción de molinos de viento en su territorio.

En los años 80, según datos de la institución provincial, León tenía 91 pueblos con menos de 20 habitantes y otro centenar con una población de 21 a 30. En cualquier caso, León no es una provincia donde haya un gran interés por la recuperación de sus pueblos abandonados. En Burgos, en cambio, sí. La asociación ‘Pueblos olvidados’ pretende dotar a las más de 600 pedanías y juntas administrativas de la provincia de Burgos de servicios sociales y culturales mínimos. Ismael Alonso, Eduardo Vadillo y Maximiliano Gutiérrez son tres alcaldes de distintas pedanías del norte de la provincia de Burgos. Todos ellos tienen un fin común, evitar que estas localidades pasen a formar parte de “la lista negra de pueblos abandonados”. Para ello, crearon la asociación ‘Pueblos olvidados’, registrada oficialmente el pasado mes de febrero. De esta manera, pretenden conseguir que Quintanilla Cabe Rojas, Quintanaurría y Quintanilla del Río Fresno no sigan olvidados por las administraciones.

Ya en 1468, en el Becerro de Presentaciones que se conserva en la Catedral de León, se decía que en los 1.111 pueblos de León de los siglos XII al XV había ya 26 despoblados. Se calcula que, en total, han desaparecido a lo largo de la Historia de León más de 350 pueblos, según el estudio de Pastrana. Algunos, como Barriales, a un kilómetro de Sahelices del Río, por causas tan extrañas como la abundancia de hormigas. Y es que causas han sido varias. Que no sólo de despoblación y envejecimiento vive León.

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