Por una vez, y no sin que sirva de precedente, traemos a nuestra página una noticia "deportiva". En una ciudad, hecha a los insultos, a los desprecios y a los golpes más bajos, se ha producido (fecha para la pequeña historia, 26 de mayo de 2007) una explosión de júbilo colectivo. Una sociedad entera soltó su adrenalina con motivo del ascenso del equipo local, Baloncesto León, después de penar durante siete largos años por el "infierno" de la LEB, a la liga ACB, a la que algunos califican como la mejor de Europa, por lo tanto, la segunda del mundo.
Una enhorabuena sincera, efusiva y cordial a todos los que han tenido algo que ver en ello, desde los aficionados más vacilantes (aquí pasamos del derrotismo a la euforia en un plis plas) hasta los jugadores que se han dejado la piel en el parquet.
Aprendamos algo de este hecho, pues, si como dicen "nunca llovió que no escampo" o "detrás de la lluvia siempre vuelve el sol", confiemos, eso sí, poniendo todo nuestro esfuerzo ("a Dios rogando y con el mazo dando"), en la posibilidad de alcanzar algún día, más pronto que tarde, ese ansiado y necesario reconocimiento por parte del resto de la sociedad. La realidad leonesa se impondrá sobre las tinieblas que tratan de ocultarla.
Juntos venceremos; pero, ¿seremos capaces de trascender de tanta miseria moral, tantos intereses bastardos y tanto individualismo cainita? A ello tocan...
Mientras tanto, repitamos el grito de toda una afición que, en la noche de ayer, hizo temblar los cimientos de una vieja ciudad: ¡LEÓN ES (por fin) A.C.B.!
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