Sorpresas te da la vida... y, como sigue el rebusco de los papelines perdidos en el tiempo, sacamos hoy a la luz, por su evidente oportunidad y por la evolución del firmante, una reflexión aparecida en la Crónica 16, de fecha 22 de abril de 1992.
"Sin salir de dudas"
"No debería considerarse abertzalismo ni cazurrería decir a estas alturas de la experiencia autonómica que a León no le ha brillado el pelo, que no ha medrado como en lógica debiera y que ni siquiera se ha trabado un saludo con Avila o Soria, al menos por conocer a todos los comensales de la decretada mesa comunitaria. La Junta de Castilla y León, como hecho administrativo y de autogestión, ha sido más algo frustrante que estimulante. Esta sensación, que en no pocos casos es certeza, está en la calle. Negarla es miopía u ocultación.
Ciertamente, nadie esperaba milagros o especiales redenciones de la fórmula autonómica, pero tampoco desigualdades o nuevos centralismos que han introducido agravios comparativos. Porque León respira muy mal por la herida vallisoletana, sin duda. Este hecho, y no tanto la Comunidad como tal, cifra todo el contencioso leonés, que parece comenzar y acabar en la capital de la Comunidad, lo que también convierte en tozudo el escasísimo debate hasta ahora habido.
¿Hubiera existido esta animosidad si se hubiera decidido que León fuera la capital autónoma? Creo que no. Sin embargo, la irritación de unos y la desilusión de otros hace que ya no esté tan mal visto el invocar segregaciones o soledades autonómicas.
¿Ha de ser 'León solo' la solución, como se predica en única disyuntiva? A la hora de traducir descontentos en votos, la propuesta ha demostrado ya en varias ocasiones su eficacia y rentabilidad, como bien ha enseñado Morano y mejor han aprendido quienes quieran pescar en el río revuelto del descontento político. Pero ante esta opción sigue precipitándose una catarata de dudas que hasta ahora no han podido, querido o sabido responder quienes propugnan la uniprovincialidad; a saber: ¿Otro nuevo proceso administrativo, nuevas instituciones, nueva ilimitación de funcionarios? ¿Y la posterior comarcalización, sin descontar la independencia berciana? ¿Por qué serían distintas unas cortes leonesas de lo que zarrapastrosamente han demostrado nuestros políticos en la Diputación? El confundido ciudadano desea y exige honestidad, solidaridad y gestión pública ejemplar. Y eso, que es lo elemental, está aún por ver en uno y otro caso."
Pedro García Trapiello.
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