¡¡Otro que tal baila!!
Causaría risa, si no fuera que ya nos duelen las mandíbulas y no estamos para bromas en estos temas de la configuración autonómica y del respeto a la identidad leonesa, ver cómo defenderían sus otrora vociferaciones leonesistas algunos de nuestros saltimbanquis políticos. No les importa confesar, profesar y combatir, espada en ristre, contra aquello que, sin pudor, escribían y repetían en cualquier foro y medio de comunicación. Los Moranos, Turieles y otros bichos de la misma camada han dejado suficientes pelos en la gatera como para que ahora, siguiendo sus huellas podamos sacarles los colores... y a ello vamos que para eso conservamos los papeles
Lugar, La Crónica 16 de fecha 22 de abril de 1992.
"Necesaria conjunción"
Debemos admitir que, catorce años después de aprobada la Constitución, el debate autonómico sigue abierto y que se plantea desde reivindicaciones diversas; no sólo está abierta la brecha de la natural demanda de elevación del techo competencial por parte de los gobiernos autonómicos, sino que en regiones como la nuestra siguen vigentes incluso cuestiones como su propia razón de ser, la existencia de una identidad -ya consolidada en la mayoría de las restantes comunidades y, consecuencia, el afianzamiento de un modelo autonómico que debe tener presentes las singularidades de Castilla y León.
Debe observarse que la nuestra es la única comunidad cuya denominación incorpora una conjunción copulativa. No es el caso, en cambio, de Castilla-La Mancha. A pesar de que no son pocos los que todavía siguen sustituyendo la conjunción por el guión, y más los que siguen identificando a los ciudadanos de nuestra comunidad con el término castellano-leoneses (por castellanos y leoneses, como parece lógico), la precisión gramatical tienen su importancia. No en vano, conjunción significa unión, y en nuestro caso estamos significando, política y administrativamente, la suma de dos identidades diferenciadas: la castellana y la leonesa. Tan diferenciadas que el establecimiento de límites no es sólo fruto de lo que aquí, por proximidad, identificamos como leonesismo. Cualquier leonés que viaje por la provincia de Burgos podrá observar que allí los indicadores de carretera son agredidos para tachar el término León y dejar sólo el de Castilla, lo que evidencia que la diferenciación de lo leonés también nos viene desde fuera. Cosa bien distinta es que esas dos sensibilidades puedan convivir. Personalmente soy de los que piensan que sí; que pueden y deben convivir, pero que esa conjunción ha de ser fruto del convencimiento y no de la fuerza. Conseguir que se consolide la comunidad autónoma de Castilla y León y que exista entre sus ciudadanos una identidad regional depende, ante todo, de quienes nos gobiernan. La discriminación, el deseo de establecer nuevos centralismos, la falta de sensibilidades son malos caldos de cultivo para hacer posible este proyecto."
Autor: Agustín Turiel
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