¡Esto de las hemerotecas tiene un peligro...! Ávido coleccionista que es uno, cuando se pone, por razones varias, a la ingrata tarea del orden o a la búsqueda de algún recuerdo perdido entre ya viejos y amarillentos papeles, encuentra perlas que no puede por menos que compartir.
Ahora que se habla de pactos que nos van a resolver hasta la cuadratura del círculo castellanoleonés (¡no debe ser difícil la cosa!), de infraestructuras que vendrán a sacarnos del mundo paleto y limitado en el que nos movemos, de inversiones que causarán nuevos crujidos de dientes envidiosos por parte de algunos padres de patrias varias..., ahora sí, conviene sacar al ágora de este mediodía esplendoroso una pequeña muestra de esos papelines que podrían, quizá por simpatía, hacer mudar la color de alguno de nuestros gritadores oficiales. ¡Si les quedara algún atisbo de vergüenza...!
En el Diario de León, del domingo 19 de mayo de un ya lejano 1985, en su página 15, leemos algo que nos llena de tristeza, rubor ajeno, indignación y mala "milk", para compensar: "Entre 2.500 y 3.000 personas se manifestaron en La Bañeza contra el cierre de la línea Palazuelo-Astorga". "Participaron representantes de 12 ayuntamientos afectados por la medida gubernamental"
En efecto, nos encontramos en los estertores finales de una muerte anunciada... Lo triste, lo lamentable, lo indignante es que, una vez más, recuerdos como éste nos reafirman en una amarga constatación: lo que digan, pidan o exijan los leoneses no importa ni al lucero del alba más albina.
¿Que pedimos autonomía? Nos endilgan una autonosuya. ¿Que exigimos el mantenimiento de una línea férrea? Nos cierran dos. ¿Que suplicamos respeto por el valle de Riaño ante la amenaza de un macropantano? Ahora entendemos el porqué de un apresurado, vil, malhadado y caciquil ardor guerrero hasta alcanzar la inundación de lo que antaño se denominó "la pequeña Suiza"... ¿Para qué alargar esta retahíla de lamentables e hirientes agravios?
Conscientes de formar parte de "una de las dos Españas" (la pobre, la olvidada, la marginada...), sin poder político y con muy "poquita voz", nada nos sorprende ya; es más, casi como el animal, acostumbrado a los palos, echaríamos de menos, si algún día nos faltara, este tipo de tratamiento tan vejatorio y tan miserable para una región, la leonesa, que dejó lo mejor de ella misma en aras de un (¿supuesto?) bien superior: la formación de España.
¿Que seguimos siendo victimistas? No me metan ustedes el dedo en el ojo y constatarán que no me quejo. Eso sí, en la noticia de referencia se constata también que "los grandes ausentes (...) son los que tienen más responsabilidad porque son los que están gobernando". ¿Adivinan de quién se trataba? De esos mismos, exactamente: del Partido Socialista de quien ahora tanto esperamos... Adoptaremos una postura cómoda para seguir esperando porque, ya se sabe, ¡quien espera... desespera!
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