Bajo este título, José Manuel Díaz Alonso, publicó hace unos días una Tribuna en El Diario de León en la que, casi de manera telegráfica, "disecciona" la forma de proceder de "nuestros" políticos.
La lectura detallada del mismo haría sonrojar a cualquiera que no tuviera la cara de cemento armado que los mismos se gastan; sin embargo, los "políticos (que sufrimos los) leoneses" continúan sus carreras personales, inasequibles al desaliento ("impasible el ademán", vamos) adaptando a sus necesidades la famosa frase atribuída a Enrique IV de Francia "París bien vale una misa" y conviertiéndola en "Mi futuro bien vale un León", vendiendo a esta noble y sufrida tierra (y a sus habitantes) una y otra vez.
Hay que añadir que si bien "son todos los que están" (ya que no se salva ni uno) no están todos los que son (suponemos que el autor no quiso hacer exhaustiva la lista). Hay muchos más traidores, los cuales, 25 años después, siguen viajando en coche oficial gracias a su servilismo y al pago por haber vendido a su tierra.
Es evidente que los políticos españoles aprendieron poco de nuestros conquistadores y antepasados romanos. Aunque "Roma no pagaba a traidores", la España recien salida de la dictadura si lo hizo y es triste comprobar que la actual España constitucional lo sigue haciendo. ¿Acaso creen que la Constitución puede convertir en justa una situación de colonización como la que sufre el Reino de León y sus naturales? ¿Habrá que recordarles a algunos aquel conocido poema de Sor Juana Inés de la Cruz sobre quién es más culpable, si "la que peca por la paga o el que paga por pecar"? ¡Cornudos y consentidos...!
Todos sabemos que, a lo largo de la historia de todos los pueblos, existieron colaboracionistas que vendieron a sus hermanos por el beneficio propio. Lo triste de la situación actual es que la mayoría de los políticos leoneses parecen salidos de dicha "escuela".
¿Podemos rastrear en la política leonesa de los últimos casi treinta años la huella de un paradigma? Un paradigma es un modelo, un mapa mental para orientarnos en el caos. Repasemos velozmente algunos acontecimientos: Un alcalde de León que votó a favor de la integración en Castilla se declara en huelga de hambre por un matadero municipal cuando el PSOE gobierna en Valladolid. El alcalde se ha quedado sin partido, UCD, y se presenta a las elecciones con una lista independiente. "Solos podemos" es su lema. Un pacto entre CDS, AP y PSOE lo aleja del poder, pero regresa a la alcaldía cuando abandona su (fingido) «leonesismo» e ingresa en AP, que ha ganado las elecciones autonómicas.
Un presidente de la Diputación grita colérico contra «la bota del soriano» bajo la que según él se encuentra la provincia de León. El soriano es Juan José Lucas, del PP, a la sazón presidente autonómico. El presidente de la Diputación facilita con su voto que se apruebe una moción leonesista presentada en el Ayuntamiento de León y abandona airado el salón de plenos diciendo que le borren del Partido Socialista, lo que, por supuesto, no hace.
La UPL, con escisiones incluidas, pacta el poder en el Ayuntamiento de León unas veces con el PP y otras con el PSOE.
El que de joven fue primer teniente de alcalde con el pseudoleonesista que en huelga de hambre saludaba en bata desde el balcón del Ayuntamiento, es premiado años más tarde con la presidencia del Consejo Consultivo autonómico después de gobernar la ciudad de León durante los últimos años y dejar un agujero de 268 millones de euros.
Un secretario general de UPL apuesta por que su partido, con 3 concejales 3, obtenga la alcaldía de León con los votos del PP para evitar que gobierne el PSOE.
Va de alcaldes de León. El por ahora último se manifiesta por la autonomía de León, «a título personal» y porque pasaba por allí. Para ser alcalde ha firmado con la UPL unas estipulaciones políticas orientadas a trazar una ruta jurídicopolítica que conduzca a una autonomía leonesa, camino que a los pocos meses el PSOE se encarga de cerrar a cal y canto, pactando con el PP la reforma del Estatuto de Autonomía de Castilla y León.
Manifestaciones, huelgas de hambre, guerras de banderas, desplantes y zapatazos, insultos y deudas multimillonarias. ¿Arriesgamos y proponemos un paradigma para entender la política leonesa? Vamos allá:
Políticos de la mayoría de los partidos han utilizado en algún momento el leonesismo como coartada populista para alcanzar el poder y mantenerse en él, beneficiándose a sí mismos y a sus intereses de partido, sin que hayan tenido el más mínimo interés en ofrecer un proyecto de autonomía para el País Leonés. Éste es el paradigma con el que se han escrito los guiones de la política leonesa. Comedia de situación protagonizada por actores que durante decenios han encarnado sucesivamente, con gran desparpajo, los papeles de concejales, alcaldes, diputados provinciales, procuradores regionales, representantes en cajas de ahorro y consejos de administración, directores generales, diputados al Congreso y senadores. Porque los buenos actores son todoterreno. Hay que reconocerles gags electorales muy eficaces y dignos del más genuino slapstick ; ya saben, esas comedias bufas donde los cómicos estrellan merengazos en la cara del más tonto, que, resignado, intenta lamer con la punta de la lengua su miserable porción de pastel.
2 comentarios:
En efecto, Don Tiburcio, he preferido no hacer una lista exhaustiva; sin duda, no están todos los que son. He omitido los nombres de los personajes políticos, porque ya bastante personalizada está la aldeana política leonesa, y no he querido echar más leña a ese fuego. Por supuesto, todos sabemos de quién se habla, y tal vez usted eche de menos a alguien. He pretendido describir hechos, no aludir a personas, para dejar al descubierto el triste comportamiento de la mayoría de los políticos leoneses.
Reciba un cordial saludo,
José Manuel Diez Alonso
Gracias José Manuel por su carta, por su comentario y por visitarnos. Las cosas pueden decirse más altas pero es difícil decirlas con más claridad.
Nuestros más cordiales saludos también para Ud.
Colectivo de Opinión "Tiburcio Fernández Álvarez"
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