Dos años, oiga (“justo dos años después de que el consejero de la Presidencia anunciara su creación”). Setecientos treinta días, diez y siete mil quinientas veinte horas, nada menos, ha costado parir… un ratoncillo, un dibujillo, una horteradilla, una pajarita funcionarial aplastada... puritita papiroflexia; en suma, una verdadera mamarrachada a la que acompaña un pie de foto tan estúpido, soso y fato como todos los que suele utilizar la arre-junta; nunca significan nada, ni dicen nada, ni aportan nada. Naturalmente ¡hay tan poco que decir y tanto que ocultar en todo este desaguisado antidemocrático! “Plantamos cara al futuro”, decían antes; “tus ideas cobran vida”, cacarean ahora… y eso delante de 700 personas… ¡Con la que está cayendo...! ¿Pero les quedará algún recuerdo de lo que es el pudor? o ¿Será, quizá, que nunca lo conocieron?
Los sesudos autores de este auténtico “invento del maligno” han dilatado tanto en el tiempo su criatura (cuestión de facturar varios meses, a no dudar y, por lo que comentan, 80.000 € dan para mucho) que, seguro, los arre-junteros llegarían a pensar en que “esta vez si”, que no habrían copiado del Rincón del Vago y que seguro habrían dado con la “piedra filosofal” que hiciera de su maltrecha criatura, la autono…suya, un invento de primera, un equipo capaz de jugar en la “championli”.
¿Y qué es lo que les presentaron? Un amasijo de colorines al que denominan, con la pomposidad y la fatuidad que les caracteriza, “un prisma dinámico y colorido que afianza la identidad regional” Y siguen con su retahíla: “una mezcla de personalidad y territorio” (ya me dirán lo que quiere decir la frasecita…), “no es una representación realista, sino más conceptual y abstracta” (¡ah! ¡oh! ¡vaya!), “una imagen catalizadora de ideas, donde las ideas cobrasen vida” (¡y paz en el mundo…! por si acaso). Para el presidente, además, “es ya la depositaria de la reputación de una tierra que construye con afán su futuro” (¡anda… y nosotros sin enterarnos!); “una idea que es el desarrollo del compromiso político y de una necesidad (¿querría decir necedad?) en un escenario global” (quien te entienda que te compre, moreno).
¿Caben más estupideces en menos líneas? Naturalmente que hemos resumido, pues aún podríamos citar perlas tales como: “el lema trasciende a lo que es historia y patrimonio de c. y León y habla de ideas y de vidas” o “el logotipo es un acierto innovador que incluso recuerda las obras más representativas de pintores de c. y León…” ¿No se lo decíamos? Palurdo, ñoño, insulso, pedante, pretencioso, gris, anodino y hasta inútil; pero seguro que algunos se habrán “forrado el riñón”, a cuenta de los de siempre (o sea, los sufridos contribuyentes).
¡Pero no me sean lerdos ni traten, de manera tan impune y rastrera, de tomarnos el pelo! Ya les hemos prevenido (¡reincidentes!) que confunden la gimnasia con la magnesia, castilla con León, la región con la comunidad, y hasta el culo con las témporas. ¿Pero puede tener alguna influencia un supuesto prisma en “la identidad regional” de algo? ¿Será una nueva forma de hacer vudú, magia negra o simplemente el panoli? ¿Han perdido, entre tanto sarao, el sentido del ridículo, si es que alguna vez lo tuvieron?
Claro; esta nueva aristocracia que obra a espaldas del pueblo, de sus opiniones y hasta de sus necesidades, se enroca en sus memeces y melonadas, se junta en “actos institucionales” en los que siempre están los mismos y se retroalimenta de sus mentiras hasta llegar a creérselas. Así viven en un universo virtual, amasado a su justa medida y del que nunca estarán dispuestos a salir… ¡hasta que la sociedad les de una patada en el trasero! Y ya tarda...
Y ahora, para aclararles el sentido de nuestro encabezado, les recordamos aquel famoso poema de Félix María Samaniego, titulado “El parto de los montes”. Vean si no tenía razón el poeta:
Con varios ademanes horrorosos
Los montes de parir dieron señales;
Consintieron los hombres temerosos
Ver nacer los abortos más fatales.
Después que con bramidos espantosos
Infundieron pavor a los mortales,
Estos montes, que al mundo estremecieron,
Un ratoncillo fue lo que parieron.
Hay autores que en voces misteriosas
Estilo fanfarrón y campanudo
Nos anuncian ideas portentosas;
Pero suele a menudo
Ser el gran parto de su pensamiento,
Después de tanto ruido sólo viento.
Y esperemos que, al menos, para nuestra desgracia, ese viento no sea de los que vienen cargados de olores...
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