
¡Oiga usted, qué disgusto, qué congoja!
¡Qué angustia, qué tormento, qué amargura!
Sumido estoy en áspera negrura
de ver que al presidente se le afloja…
aquella fe pepera, la más pura,
que sostuviera antaño, ¡oh paradoja!
Y bailando nos tiene, en cuerda floja,
si intentará una nueva investidura
o pelarle la barba a las panojas.
No hay nada que temer, no hablaba en serio,
nos conocemos bien por estos pagos.
¿Que el Juanvi se nos va? ¿Que está cansado?;
¿Que quiere terminar su cautiverio?
Una bravata más, un desafío,
un simple aquí estoy yo, y estoy hastiado
de verme más y más menospreciado
por los grandes barones del partido;
¿acaso no estoy siendo un buen mandado?
Ni el jefe se me muestra agradecido.
Este pobre garrulo, botarate,
este rancio cateto pueblerino,
mostrenco, lerdo, pánfilo, cretino,
y eterno insultador de escaparate,
en complejo insolente de magnate,
creyéndose quizás ya un ser divino,
amenaza con cambios de destino
si se hace con premura su petate.
Pues mire cómo tiemblo ante el embate,
y juzgue mi terrible desatino.
Para que usted calibre mi honda pena
y mi opinión le sirva de acicate,
láncese de cabeza por el water
y alguien tire después de la cadena.
1 comentario:
Husar: Demasiado talento al escribir para quien no se lo merece. A lo mejor me decido por escribirle otra titulada NO SE VA LA PALOMA NO. ¿o se debe decir el palomo?...
Publicar un comentario