domingo, diciembre 06, 2009

Lucha Leonesa

Una vez más, ayer se celebró el tradicional "Montaña contra Ribera" o "Ribera contra Montaña" que, en esto de la lucha leonesa sí es verdad lo de "tanto monta..." y este año, otra vez, la Ribera se llevó el gallo gracias al buen hacer de "Caberín".

La información completa sobre la jornada de ayer podéis leerla en el siguiente artículo publicado hoy, 6 de Diciembre, Festividad de San Nicolás, en La Crónica.

Espero que a nadie le moleste (y menos que a nadie a tod@s mis amig@s montañes@s) que la Xana se alegre de la victoria de la Ribera, ¡os quiero mucho chic@s pero ya sabéis que mis orígenes están en la Ribera del Esla!

¡ENHORABUENA A CABERÍN Y A TODOS LOS ARTÍFICES DE ESTE TRIUNFO!
¡VIVA LA RIBERA Y VIVA LA MONTAÑA!
LUCHA LEONESA / Ribera contra Montaña
La fiesta, bien; el milagro, casi casi; ganó la Ribera en el último suspiro

La Ribera hizo valer su favoritismo pero llegó a un combate final decisivo: ‘El Oso’-’Caberín’

Los luchadores de la Ribera cumplen con el rito de mantear al luchador que se queda en el centro del corro como gallo del enfrentamiento, en este caso Abel Isaí Cabero. MAURICIO PEÑA

F. Fernández / Cistierna
Faltaban pocos minutos para las nueve, tres horas y media después de que el niño Diego García, de la Montaña, gritara en el centro del corro de Cistierna lo de ¿Hay quién luche? cuando salía al medio de las colchonetas Abel Isaí Cabero, Caberín, de la Ribera. Allí le esperaba Eduardo Díez, 'El Oso' de Pallide, de la Montaña. Eran los dos últimos luchadores, habían pasado 70 compañeros por las colchonetas y el honor de sus comarcas de Montaña o Ribera estaba en sus manos y en su saber de lucha. El ganador se convertiría en el vencedor, el que se llevaría el gallo a su corral. Todo lo anterior ya no valía, estaba olvidado.
Los de la Ribera confiaban ciegamente en su Campeón, el ganador de las últimas ligas, el dominador de pesados.
Los de la Montaña gritaban para darle ánimos a su último luchador. Volvían a creer en el milagro, no pensaban llegar tan lejos. El público, montañés mayoritariamente, confiaba ciegamente en un luchador que tiene mucho carisma y que había regresado para esta fiesta después de un año prácticamente en blanco.
Edu esperaba en el centro como es él, confiado, valiente.
Abel Isaí salía temiendo a su mayor enemigo, la responsabilidad y los nervios. A él le tocaba rematar la faena que habían redondeado gente como su hermana 'Sansón' o Clemente y el niño David, entre otros.
Se agarraron. La grada vibraba pues llegaba caliente después de un combate entre Bulnes y Clemente que tuvo de todo, cinco medias caídas incluidas y un pique evidente. Edu jugó sus cartas, se sabía más cansado y menos en forma. Fue a por 'Caberín', incluso pareció que lo podía llevar cuando el de Valdearcos impuso su cuerpo, se colocó bien, le dio la vuelta y una caída entera que provocó que todos sus compañeros saltaran desde el banquillo a levantarlo en alto y mantearlo, si es posible con sus más de 120 kilos. La fiesta había acabado, el gallo volvía a la Ribera donde pasará todo un año, hasta el próximo Ribera contra Montaña.
No había malas caras entre los montañeses. Sabían que los favoritos eran sus rivales y llegar igualados ya era todo un logro. Un espectador, Chucho Riaño, antiguo luchador hacía una definición muy acertada: ''La fiesta bien, el milagro casi''.
Tenía razón el hoy ganadero. Fue un corro muy animado, abarrotado, con más de 1.200 espectadores en las gradas del pabellón de Cistierna. Tuvo la tensión justa, la de la piquilla contenida de estas citas con sabor antiguo que llegó a su cumbre en el enfrentamiento entre Bulnes y Clemente. Ya llevaban cuatro medias caídas cuando Clemente le dio otra y trató de llevarla hasta entera, El de Riaño se levantó encorajinado, le empujó en la espalda e iba a encararse. Clemente, listo como siempre, se fue. Cogieron a Bulnes y aquí paz y a seguir luchando que lo que se acerca es lo importante.

17:30. ¿HAY QUIÉN LUCHE?
A las 17:30 comenzaba el corro. Diego García, de la Montaña, que era quien había ganado el año pasado salió al centro y lanzó el reto: ¿Hay quién luche?.
Por supuesto que lo hubo. Desde el bando de la Ribera respondió Álvaro Ferreras. Ganó Diego y ya estaba todo en marcha. Treinta y cinco luchadores y luchadoras en cada bando. La Ribera como favorita. La incertidumbre, la de siempre.
Se fueron sucediendo chavales de un lado y otro (Raúl Valbuena, Jesús González...) hasta que al centro del corro salió un infantil de la Montaña, de casa, pues es de Cistierna aunque defiende los colores del Montaña de Boñar. Casi se queda solo, hasta ocho rivales puso en la lona con la espalda mirando para el cielo con el consiguiente desajuste. Era el nombre del día al margen de quien después se llevara el gallo a su corral.
Rodrigo Fuentes, otro de Cistierna, fue el siguiente nombre del día. Casi pone en peligro el récord de su paisano Pedro al tirar a siete rivales.
Así llegamos a los senior, a los nombres conocidos, a los que el público ya sabe que cada caída es decisiva. Y ahí surgió el primer bastión de la Ribera, un tipo entrañable y noble, Jesús María ‘Sansón’ Cabero, que tiró a seis rivales (Marqui, Fernandito, Novoa, Rowland y Guiller) para caer con Pedro Llamas, que tiró a tres rivales. La igualdad ya estaba servida para la recta final, la definitiva.
Estaba Iván González en el corro, de la Montaña de La Vecilla, cuando salió Clemente. Se hizo el silencio. ‘El Junco’ siempre levanta expectación y se sabe que algo va a pasar. Tiró a Ivanuco, salió Roberto Bulnes para un combate duro que ya se ha contado y pasó Clemente, que cayó ante El Oso posteriormente. .

20:50. EL OSO-EL TIGRE
A la Ribera le quedaban dos balas en la recamara, Acosta ‘El Tigre’ y el ya citado ‘Caberín’. Al primero de ellos le mandaron a cansar, a sobar y, si podía, a desquiciar algo a Edu. Lo logró en parte a costa de una costalada final de las que suenan en la lona.
Ya salía ‘Caberín’, era la hora de la verdad. Y eso ya se lo hemos contado. Gano la Ribera se llevaron el gallo (que lo cogió alguien que había hecho mucho por ganarlo, Sansón), mantearon al triunfador, Caberín, en la medida que aplaudieron, se fundieron con el entrenador, Fernando Getino, y respiraron aliviados pues eran conscientes de que les iba a resultar muy difícil explicar una derrota ayer.
Después llegó la tradicional cena de hermandad. Algunos estarán regresando a estas horas.

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