lunes, octubre 08, 2007

Premio Cemento (a la cara más dura) (10ª entrega)

Vuelve a ser nominado.... (redoble de fanfarrias) el ínclito, el inconmensurable, el "pico de oro", el supermegaguay Presidente de la "cosa esa" que martiriza al Reino de León y a sus habitantes.

«No caben chalaneos con la birregionalidad» (Extracto de una entrevista al hombre este)

Más allá del debate de la birregionalidad, ¿desde la Presidencia de la Junta se mira con preocupación el ‘in crescendo’ de opiniones en clave leonesista? - No, yo respeto todas las opiniones. El presidente de la Junta está sujeto al mandato de las Cortes y, por eso, no cabe andar chalaneando en el asunto de la birregionalidad. No lo podía permitir. Entiendo que el Parlamento o el Gobierno de la nación enmienden cuestiones que afectan a las competencias del Estado, pero en la configuración de lo que es y queremos que sea Castilla y León la palabra soberana la tienen las Cortes regionales, que representan la voluntad de los castellanos y leoneses. No entenderíamos que el Parlamento enmendara el modelo de Comunidad que queremos y que es respetuoso con la Constitución.

Pero en León cada vez hay voces más altas en clave leonesista y no sólo desde UPL. - A mí lo que me interesa es la expresión democrática de los ciudadanos en las nueve provincias de Castilla y León. Hace tan solo tres meses han votado en clave de sus intereses, que son la sanidad, la educación, las infraestructuras, los servicios. Ese es el mandato democrático que hemos recibido. No me preocupan opiniones distintas, pero no podemos repensar permanentemente un proyecto común en el que venimos trabajando 25 años. Cuando todas las comunidades miran hacia delante no podemos nosotros mirar el retrovisor.

¿Cree que está bien atendida la ‘sensibilidad leonesa’? - La sensibilidad leonesa es tanta como la de los cientos de miles de leoneses. En este Estatuto está la mayoría absolutísima de los ciudadanos de León representados en las formaciones que lo han apoyado. Nunca abdicaremos de que las Cortes representan la sensibilidad de los leoneses.

¡Y, aseguran las malas lenguas, que, tras esta formidable tesis filosófico-política, tras esta abrumadora lección de "democracia orgánica" (recuerdan, aquella democracia "sui géneris" con que nos obsequió aquel general bajito que mandaba mucho), el sujeto se retiró a sus aposentos desde los que se oyó, poco después, una sonora carcajada...! ¿Por qué será...?

¿Hasta cuando seguiremos los leoneses siendo tratados como vasallos y súbditos en lugar de como ciudadanos de pleno derecho?

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