jueves, diciembre 10, 2009

La cruz, símbolo de occidente

Nuestra admirada Ara Antón, escribio el pasado miércoles una entrada en su blog que lleva este título. Normalmente os recomendaríamos su lectura en el sitio original (cosa que en cualquier caso podéis hacer pulsando en el título del artículo) pero queremos resaltar, con "las habituales negrillas del Húsar" algunos párrafos que nos parecen, sencillamente magistrales para explicar la ceguera de quienes rigen nuestros destinos y su desaforada afición a "meterse en todos los charcos" y no solo en lo que se refiere a la religión, como muy acertadamente señala Ara, "Estamos dejando desprotegido al hombre".

Llegados a este punto se pregunta el Húsar ¿qué oscuras intenciones se esconden tras tanta manipulación? Y sin más os dejamos con el artículo prometido no sin antes agradecer a Ara su valentía y su sentido común que, como desgraciadamente siempre se dijo, es el menos común de los sentidos.


Estamos dejando desprotegido al hombre. Primero le quitamos el clan, después la familia y la cultura, y ahora los símbolos, que posiblemente no tengan un valor objetivo, pero que, si a alguien le sirven para sobrellevar el caos, deberían ser estimados.

Parece que queremos un ser humano elevado por encima de sus programaciones, emociones o miserias. ¿Un”superhombre”, tal vez? Estamos consiguiendo alguien que se arrastra entre sus desorientaciones, creando más caos, y que para soportarlas debe recurrir a las drogas –prohibidas o recetadas, que tanto da- para calmar sus terrores y ayudarle a seguir.

Pero, como somos respetuosos y demócratas, eso sólo lo hacemos con nuestras gentes, pues con los foráneos ni lo intentamos, es más, comprendemos todos y cada uno de los rasgos de sus culturas, por muy esperpénticos que sean. Claro que esta permisividad no deriva de generosas intenciones, viene dada por la cabezonería y resistencia de los extraños, que no se dejan manipular –que ya nos gustaría- porque, afortunados ellos, se creen en posesión de la verdad y como tal actúan.

En palabras de Mircea Eliade “… la historia… no puede nunca abolir definitivamente la necesidad de una experiencia religiosa.”

¿Por qué los esfuerzos en acabar con una forma determinada de culto sólo han conducido a la aparición de nuevos paradigmas? ¿Será tal vez, como aseguran ahora los científicos, que nuestro cerebro posee una zona específica para procesar la espiritualidad y las hierofanías?

Se plantea aquí el eterno dilema de si el cerebro ha inventado un dios que le libere de la angustia vital, o siempre ha tenido esa capacidad, como las de la visión o audición. Si los sentidos nos son necesarios para interactuar con la realidad, ¿la facultad espiritual está en nosotros por necesidad de interacción o, simplemente, como juego de despiste? En cualquier caso, está ahí, siempre lo ha estado, y la mayoría no necesitamos que los sabios lo confirmen, porque, sobre todo en momentos especialmente difíciles, lo hemos experimentado.

No suelen ser los símbolos, o las religiones, o los sistemas políticos los que ahogan y se aprovechan de la ingenuidad de las gentes, son los hombres que se arrogan el derecho y el honor de representarlos, si lo hacen para servir a sus propios intereses.

No somos más listos que los que nos precedieron, ni entendemos mejor la vida; solamente queremos aportar nuestra interpretación de ella y, casi con seguridad, en el futuro se la juzgará insuficiente, infantil y prepotente.

Desde luego, las discusiones sobre el sexo de los ángeles y los motivos secretos de Belén Esteban distraen mucho a las masas, que bien o mal orientadas pueden ser un peligroso medio de poder. Dadle vueltas a la conveniencia, o no, de los símbolos en las escuelas y olvidaos de vuestros derechos y deberes, y sobre todo, de los de aquellos que os dirigen.

Pero, ¿es éste el único objetivo, o hay otras intenciones a las que no llegamos la mayoría, por su “profundidad” o “altos designios”?

3 comentarios:

elialalric dijo...

Ante las dudas que me dejas esas palabras solo puedo decir que la cruz no es el símbolo de occidente, solo es el símbolo de los cristianos.
Cristianos que expulsaron a musulmanes o judíos y sus símbolos de eso que llaman occidente.

Nadie plantea la vuelta de esos símbolos que fueron expulsados a la fuerza de occidente ¿porque tanto problema con otros?

Solo se plantea retirar ciertos símbolos de lugares públicos, lugares que son de todos, no solo de aquellos que son seguidores de esos símbolos, y ya parece que se ataca a esos colectivos.

Nadie quiere acabar con nada, ni se han quemado iglesias, ni han encerrado a los curas.
Simplemente se abren espacios para todos sin que religiones o creencias de unos y otros puedan ser motivo de enfrentamiento o exclusión.

Los que quieran profesar una religión o culto tienen sus espacios reservados para ello ¿donde está el problema?

HúsarTiburcio dijo...

Cree el Húsar, sinceramente, que nos estamos "pasando de frenada".

Este artículo no habla simplemente de "la cruz" sino de los símbolos y sobre la eliminación de los símbolos nadie mejor que los leoneses podemos "dar fe".

¿Qué es, si no, la eliminación de nuestro nombre (leoneses) de la realidad actual y de los medios de comunicación?

Creía el Húsar, en su inocencia, que ese concepto atraería mucho más la atención de sus visitantes. Está visto que cada día aprendemos algo.

elialalric dijo...

Si lees bien mis palabras, quizá puedas equiparar el intento de eliminación de nuestro nombre (leoneses) con lo ocurrido con los judios o musulmanes.
Alguien por su afán de poder y de una forma dictatorial pretende que solo lo suyo esté presente en contra de la voluntad popular y saltándose todas las normas democráticas.

No se puede excluir a nadie, pero tampoco imponerse a otros.

Tan mal está la dictadura de las cruces que pretenden ocultar otros sentimientos y religiones, como la ocultación del sentimiento leonés solo para que la cruz "castellano-leonesa" siga adelante.