lunes, diciembre 21, 2009

Si todo está tan cerrado y consolidado ¿a qué tienen miedo?

Y seguimos con el referéndum y los comentarios sobre el mismo.

Aunque el Húsar NO es partidario de ningún referéndum puesto que no entiende por qué, si nadie nos preguntó para meternos en la autono-suya, tienen que preguntarnos para salir, sin embargo, sigue con gran interés los debates de los últimos días sobre este tema.

Ve y oye el Húsar informaciones sesgadas y claras manipulaciones, equiparando esta iniciativa a las consultas sobre la independencia realizadas en Cataluña, cuando en realidad la consulta se refiere a la AUTONOMÍA no a la independencia, en un claro intento de confundir a la ciudadanía sobre el alcance y motivación de dicha consulta.

Es verdaderamente patético el afán de la Junta y de sus representantes por hacer desaparecer al Reino de León al tiempo que, en una manifiesta demostración de su megalomania, tratan de equiparar el concepto "Castilla" con el concepto "España", tratando de hacer creer al mundo en general pero, sobre todo, a los leoneses en particular que quien no está dispuesto a dejarse dominar y colonizar por la Junta de Pucela es, como mínimo, insolidario y anti-español. (Vamos lo clásico que decían nuestras abuelas "Llámaselo hijo, antes de que te lo llamen")

Es por ello muy de agradecer que, desde Zamora, se pongan los puntos sobre las íes en este tema y ha sido de nuevo Paco Antón quien cogió el toro por los cuernos y nos dejó un estupendo artículo que podéis leer en su emplazamiento original pulsando en el título de este post y que os copiamos a continuación en el que, como es habitual, las negrillas son del Húsar:

Miedo al referéndum

Yo no me atrevería a dar un pronóstico sobre el arraigo del leonesismo

Cuidadín, cuidadín con las consecuencias que tendría un referéndum sobre la autonomía leonesa. Lo avisaba, con otras palabras, el sociólogo zamorano Alfredo Hernández en la televisión autonómica, tras precisar que él es fiel partidario de Castilla y León, como lo prueba su trayectoria. Pero eso no le impidió constatar la realidad: que los sentimientos provinciales prevalecen, con mucha diferencia, sobre los de pertenencia a esta comunidad autónoma. Algo que, por otra parte, señalan una tras otra todas las encuestas que se realizan por estos pagos. Y que los responsables de la Junta conocen de sobra. El aviso de Hernández iba acompañado de una previsión sobre los hipotéticos resultados de esa consulta: si se organiza bien y con rigor, en torno al 50% de los votos sería favorable a la propuesta. Vamos, que lo de Cataluña de estos últimos días —que tiene muy poco que ver con lo nuestro— sería algo así como una broma. Y si alguien que se identifica con Castilla y León y defiende el actual estatus, se «teme» que la mitad de la población está por la segregación, por la constitución de una autonomía leonesa, cabe suponer que las expectativas de los leonesistas superan ampliamente ese porcentaje. Unos y otros sabrán en qué basan sus predicciones.

Lo que está claro es que la mera posibilidad de que se realice ese referéndum no vinculante le ha metido el miedo en el cuerpo al Ejecutivo autonómico. Tardó en reaccionar, pero el portavoz y consejero de Presidencia ha salido al paso con toda la artillería: apela a la Justicia y advierte de que esa consulta es ilegal y sólo puede hacerla el Estado. Por supuesto. Igual de ilegal que todos los referéndums que se vienen celebrando en los municipios catalanes, aunque lo de León y lo de Cataluña se parezcan como un huevo a una castaña. Allí se habla y se pregunta sobre la independencia de esa comunidad respecto a España, y por aquí lo que se plantea es el reconocimiento de una región leonesa autónoma y al margen de Castilla, pero siempre dentro del marco constitucional y de la nación española. Y se pide que se pronuncie el pueblo soberano, aunque sea para enmendarles la plana a los «demócratas orgánicos» que hace un cuarto de siglo decidieron por todos la configuración del actual mapa autonómico. Es sólo por aclararlo a mentes todavía más obtusas que la mía —que ya es decir—, sin presuponer que yo esté a favor o en contra de la consulta.

Yo no me atrevería a dar un pronóstico sobre el arraigo del leonesismo, pero ese «canguelo» que les ha entrado a los hombres fuertes de la Junta puede que haga fiables los cálculos del sociólogo Hernández. Fiables en cuanto al provincialismo persistente y, sobre todo, indicativos del rechazo que genera el concepto «Valladolid», que ya ha prendido con más fuerza de la deseada en todo el territorio autonómico, no sólo en León y en Burgos, que son los otros gallitos que se sintieron y se sienten ninguneados en este invento. Que lo miren desde esta óptica. Y que se apliquen el cuento que en forma de consejo paternal les han soltado a los insurrectos leonesistas: «En lugar de jugar a romper el mapa autonómico, lo que tendrían que hacer es preocuparse por mejorar la calidad de vida de los ciudadanos». Exacto. También de los ciudadanos de Zamora, de Salamanca, de León… Mientras existan esas diferencias de casi treinta puntos en la convergencia económica entre unas provincias y otras, mientras las desigualdades sean tan abismales, la consolidación de la Comunidad sólo será una quimera. Si a estas alturas de la película todavía andamos así, es que las cosas no se han hecho bien. Y habría que comenzar por reconocerlo.

2 comentarios:

El barquero leonés dijo...

Sólo un pero a este buen artículo. Aunque la diferencia de 30 puntos, a la que se alude en el párrafo final, fuera a favor de los leoneses, yo seguiría pensando en salir de esta podrida comunidad.No es cuestión de dinero, si no de orgullo y dignidad.

HúsarTiburcio dijo...

En eso estamos totalmente de acuerdo Barquero, nuestro Colectivo siempre dice que "Mejor leonés pobre que castellano rico".

Como muy bien dices es cuestión de orgullo, sí, pero sobre todo de dignidad.

¡¡PUXA'L PAÍS LLÏONÉS!!