Y el premio en esta ocasión va a una persona que ha recibido ya varios, cierto que, en opinión del Húsar, totalmente inmerecidos, como la Medalla de Oro de la ciudad de León que pocos días antes le había entregado el Alcalde de la ciudad.
David Álvarez, dueño de EULEN, de Vega Sicilia y de grandes intereses en la Montaña Palentina.
¿El motivo? Su última petición a "su amigo del alma", el Juanvi, que pudimos leer hace breves fechas en Diario de León, la verdad es que la noticia completa no tiene desperdicio por lo que el Húsar no se resiste a copiarla y ponerle sus acostumbradas negrillas:
David Álvarez solicita a Herrera que Valladolid sea la capital de la comunidad. El presidente del Grupo Eulen, David Álvarez, propuso al jefe del Ejecutivo autonómico, Juan Vicente Herrera, una «reordenación del territorio» para convertir a la comunidad en «una especie de compartimentos». El empresario leonés planteó que Salamanca sea la ciudad cultural de Castilla y León y, por lo tanto, donde se potencie el turismo y la gastronomía. También, que, por ejemplo, Valladolid sea la capital política e industrial y que se cree una ciudad sanitaria en la autonomía. «Lo pasáis tan mal», dijo dirigiéndose a Herrera y al vicepresidente segundo y consejero de Economía y Empleo, Tomás Villanueva, y a la titular de Hacienda, Pilar del Olmo, ya que aseguró que hacen «milagros» con los «pocos» recursos con que cuenta la Administración.
Francamente, con "amigos" como éste ¿para qué necesitamos enemigos? ¿Dónde diaños queda lo de "la responsabilidad del montañés" que aparecía en los titulares cuando recibió la medalla de oro de la ciudad de León? ¡Puaggg, qué asco de gente!
Sigue el Húsar sin poder resistirse a copiar unas frases pronunciadas por este ¿leonés? en aquella ocasión:
Insistió en la «responsabilidad que adquiero al recibir este homenaje. Os prometo cumplir con mi deber de leonés. Os devolveré con hechos la benevolencia y generosidad de la distinción con la que me honráis».
Si su forma de agradecer las distinciones es pedir la capitalidad política e industrial para Valladolid (y, por cierto, olvidar a León en toda esta rajada) sería mucho mejor que no se "esforzara" en ser "tan agradecido". Pero, y después de todo, ¿qué necesidad tendrán algunos en mostrarse tan sumisos, tan mansurrones, tan blandengues y tan serviles con el poder político? ¿Será que no han superado su condición de lacayos, por más dinero que exhiban en sus cuentas corrientes? Está claro que la libertad no se compra; he ahí la evidencia.
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