martes, noviembre 13, 2007

El que avisa... no es traidor (4ª entrega)

Esto es lo que se desprende de la frase de hace unos dias del ínclito Presidente del Engendro que padecemos.

Sí, queridos amigos, el "Juanvi" se despachó con la antológica frase de:

"Sería un suicidio repensar ahora la autonomía de Castilla y León"

Pregunta "inocente", una vez más, del Húsar ¿Cuales son las dos provincias con renta per cápita más alta en este Engendro y que más se han beneficiado desde su invención, hace 24 años?

¡Premio para Dª Concha! Efectivamente, Burgos y Valladolid.

Pero... ¡que casualidad! Si el "Juanvi" es de Burgos y vive en Pucela o... ¿quizás no sea tan casual?
Otra pregunta "inocente" ¿Cuales son las provincias más perjudicadas en todos sus indicadores desde la invención del dicho Engendro?

¡Pero, bueno, Dª Concha, otra vez acertó Ud.! ¡Está que lo tira...! Ciertamente, León, Zamora y Salamanca, es decir, el Reino de León, el "y León" que lleva como "coletilla" el engendro éste de marras y de nuestras desdichas.

Está claro que el Presidente de "la cosa esta" tiene razón. Efectivamente, repensar esta autonomía (y no digamos separarla en dos) sería un suicidio para las provincias castellanas, y sobre todo para algunas de ellas: las que más se benefician del empobrecimiento leonés.

Esto demuestra, una vez más (por si nos quedaba alguna duda) la parcialidad de estos del "Engendro" pues solo se miran los beneficios o las pérdidas desde uno de los dos lados de esta (anti-)comunidad "histérica".

Poco importa a nadie el despoblamiento, la decadencia económica, la emigración masiva y el abandono del patrimonio leonés; lo único que les preocupa es el futuro de "su" Castilla y poder seguir "chupando del bote", como diría el castizo.

Claro que en el momento en que nos quejemos tienen pronta la respuesta. ¡Ya están otra vez los leoneses con su victimismo!

Pues ¡NO!, no se trata de victimismo, nos quejamos porque nos están destruyendo, así que lo nuestro no es victimismo sino denuncia muy motivada de una situación colonialista en pleno siglo XXI y en un país considerado democrático (¿o también tendremos que empezar a dudar que lo sea?).

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