Publicábamos el pasado día 12, con unos comentarios de nuestra cosecha, el artículo de Paco Antón en La Opinión de Zamora titulado "Las Edades Leonesas" y no queremos dejar de colgar otro que, con el título que encabeza este artículo, es una suerte de continuación de aquél.
Sin embargo tenemos que hacer una súplica a Paco Antón, ¡por favor! no siga hablando de "ponerle ruedas a la Catedral de León" o "trasvasar el Lago de Sanabria", ¡no hay que dar ideas, que "las carga" el diablo! (o, lo que es peor, los "juntapucelanos").
Y sin más os dejamos el artículo de Paco Antón en el que, como de costumbre, las negrillas son del Húsar:
Cuidado con las batallitas
La polémica por el presunto traslado de la sede de «Las Edades» a Zamora no es ningún culebrón de verano ni el recurso fácil para los opinantes negados por las musas, como un servidor. Es que el riesgo de que nos quedemos sin el invento, después de habernos puesto el caramelo en la boca, es real y muy grande. Ojo con infravalorar al adversario, que tiene muchos nombres propios, pero en este caso el más temible de todos es el de una ciudad y provincia, Valladolid, en cuanto centro de poder ensoberbecido en exceso desde que maneja todos los resortes de la autonomía, desde los económicos a los culturales, amén de los puramente políticos. Ya ven cómo, pasito a pasito, se ha erigido de facto como capital de la Comunidad sin necesidad de plasmarlo en un boletín oficial. Y su afán acaparador no tiene límites. Bromeaba yo el otro día con aquello de ponerle ruedas a la Catedral de León para llevársela al paseo Zorrilla o a Campo Grande y no descartaba que alguien ya estuviese planeando un trasvase del Lago de Sanabria a Pucela… Pues la realidad casi supera a la ficción y a chanzas tan grotescas y descabelladas como las mías: le ha faltado tiempo a un concejal pucelano (a la sazón directivo de Caja España), para insinuar que igual que Zamora fue designada como sede del Museo Etnográfico podría revocarse esta ubicación… si prospera y se toma como precedente la mudanza de «Las Edades». No lo dijo tan claro ni tan a lo bestia, pero hemos entendido de sobra el recado.
Así que insistamos, no bajemos la guardia, porque yo no estoy tan seguro de que la pieza de «Las Edades» cuece ya en nuestra cazuela como parece que lo están la alcaldesa Rosa Valdeón y el portavoz Francisco Javier González, aunque me consta la combatividad y perseverancia de ambos. Como nos han advertido los enemigos del traslado, la procesión no termina hasta que pasa el último cura. Y éstos, la Iglesia en su conjunto, también ha sido «prevenida» que ha de andarse con cuidado, mentándole ese punto sensible que tenemos todos, el bolsillo, no vaya a ser que tenga que devolver los dineros públicos empleados en la rehabilitación del monasterio de Valbuena. Porque es verdad que Herrera manda y está por encima de sus consejeros, pero el presidente no ha sido nada claro al pronunciarse sobre el traslado decidido por los obispos, más bien ha echado balones fuera, se ha lavado las manos… y ha dejado que sus ministros hagan el trabajo sucio. Yo entiendo y veo lógico que todos los vallisoletanos salgan en defensa de lo que hasta ahora ha sido suyo, pero sigo sin admitir que consejeros tan cualificados como el portavoz de la Junta —nacido en Valladolid— y quien tiene competencias tan directas como la responsable de Cultura y Turismo, tomen partido tan descaradamente sin avisar si lo hacen a título personal o en función de sus cargos.
A ver si somos capaces nosotros, aquí, en Zamora, de arropar en esta aventura a la alcaldesa, en tanto cabeza visible del Ayuntamiento, todos como una auténtica piña, sin estrategias mezquinas o partidistas. Ya habrá tiempo de fiscalizar y de establecer las condiciones para ese traslado, que todos queremos que sean lo menos onerosas posible para las arcas de la ciudad. Para oponer resistencia a los embates de competidores de esta envergadura necesitamos que la unión sea absoluta y sin fisuras, incondicional de momento, hasta que el objetivo esté amarrado. Las batallitas unilaterales, cada cual por su lado, tampoco creo que sean aconsejables. Si ahora salieran a la calle cuatro gatos en manifestación, al margen del evidente ridículo, perderíamos toda opción. Y los partidos saben muy bien lo que cuesta mover a los zamoranos del sillón. Vamos a ser serios.
1 comentario:
Apuesto mi barca, a que Zamora se queda sin las edades ¿Alguién acepta mi apuesta?
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