lunes, marzo 30, 2009

Lucha leonesa reivindicativa

Bajo este título, y dentro de su sección "Lucha Leonesa y algo más" publicó hace unos días Marro, exactamente el 18 de Marzo, en el Diario de León, un artículo que no tiene desperdicio y que debiera hacer pensar a muchos leoneses sobre dónde y cómo nos encontramos, hacia dónde nos dirigimos y, sobre todo, en nombre de qué estamos dejando que nos ninguneen, sacrificando nuestro nombre, nuestra cultura y nuestras señas de identidad.

¿Acaso todavía no aprendimos que si nosotros no defendemos lo nuestro nadie lo hará por nosotros?

Sería de agradecer que, por una vez, empezaramos a darnos cuenta de que la infamia que se cometió, y se sigue cometiendo, con nosotros y nuestra tierra al someternos a un régimen colonial, en pleno siglo XXI, nos convierte en ciudadanos de segunda o tercera categoría con un desprecio manifiesto a la Constitución que establece que TODOS los españoles son iguales ante la ley.

Se pregunta el Húsar por enésima vez: ¿este trato vejatorio y discriminatorio significa que los leoneses no somos considerados españoles por los gobernantes, sedicentemente democráticos de este país?

Y sin más comentarios os dejamos el artículo de Marro, con la salvedad de que las negrillas, como siempre, son del Húsar:

Lucha leonesa reivindicativa

ESTAMOS, sin complejos, por una lucha leonesa beligerante y reivindicando su leonesidad. Consecuente con su apellido que le identifica (leonesamente), frente a la desidentifación promovida por algunos con lo de aluche (cántabro) a secas y en pretendido tránsito castellanoleonés; en revoltijo con los juegos autóctonos de Castilla.

Que no tengamos que volver a desmontar agravios y desahogar amarguras, como lo hicimos tras un «viaje aluchero» a Canarias.

«Qué pinta ese trapo a cuadros
que porta ese luchador.
Es una trágala, hijo
no va nada con León.
(-) Unas veces por despecho
otras veces por pudor
atada está que no izada
que la sirva el servilón».

Lucha leonesa estandarte y bandera de León, como signo de identidad (leonesa) que es. Sin «trágalas» ni concesiones fáciles y de compromiso a otra bandera mixtificada.

Lucha leonesa- y algo más. Pues sí, lucha leonesa: la lucha por León. Lucha leonesa, la lucha de un pueblo. «Aquí fue un hombre, pisad fuerte la tierra que lo cubre y hallareis el pálpito de un pueblo», alegato de nuestro gran Victoriano Cremer que remata aseverando que la leonesidad «es un compromiso del alma y un deber del corazón».

Palabras que obligan a mucho, cuando menos a no dejarse avasallar, cual vasallos entregados y a lo peor resignados «Que no me sale un cantar/ para dárselo a mi tierra;/ que solo me sale un grito/ enlutado de tristeza» repite el estribillo de la copla en la que canta otros lamentos «Nacimos siervos humildes/ de señores y marqueses,/ y el día que fuimos libres/ descubrimos otros jefes» (Tomás Álvarez).

Servidumbre contra la que nos rebela la proclama beligerante y casi épica -"lucha leonesa"- de Miguel Hernandez cuando apercibe con su toque a rebato:

«-Leoneses, dueños del hambre, el sudor y el hacha
reyes de la minería, señores de la labranza
yugos os quieren poner gentes de la tierra mala
yugos que habréis de dejar/ rotos sobre sus espaldas».

Apercibimiento que desde la lucha leonesa solo puede tener esa respuesta que lleva implícita -y explícita- en su propia denominación leoninamente luchadora. Lucha leonesa- y algo más, que el corro.

Superando todo tipo de barreras y dificultades. Luchando leoninamente-leonesamente. Defendiendo lo nuestro a contrapelo de incomprensiones y entornos adversos. «Mi tierra es la tierra de pardos caminos/ de peñas y polvo,/ de verdes zarzales/ y agudos espinos». Es lo nuestro, metafórica y realmente.

En esa sintonía, resultan muy expresiva la reflexión de Jorge de Icaza cargada de sentimiento y un cierto fatalismo. «En esta patria (leonesa) ¿qué nos queda por hacer? Acaso únicamente repetir con el poeta: volver donde está la casa de uno/ por triste que sea,/ la tierra de uno por seca que esté,/ las penas de uno por duras que parezcan,/ son de uno ¡carajo!». Y como nuestro que es, reivindicarlo «empeñando el alma y echándole corazón», parafraseando a Cremer. Al tiempo, beligerantemente luchar -"lucha leonesa- porque se nos reconozca y respete.

Pero para desesperanza los versos del fallecido poeta astorgano Vicente Presa «Que no, que no: que aquí no ha pasado nada./ Que siguen las torres quietas, amaneciendo espadañas,/ y nuestros muertos se mueren sin música de campanas,/ honor que Dios ha legado sólo al señor de la espada». Sin duda apuntando Presa al castellano dueño y señor del Castillo, que hoy torna la pleitesía -que también- en sometimiento político y consecuentemente políticodeportivo que es lo que nos afecta luchísticaleonesamente. Lucha Leonesa-¦y algo más. Reivindicación y beligerancia «Castilla miserable/ ayer dominadora/ envuelta en sus harapos/ desprecia cuanto ignora» (A. Machado).

Así las cosas, apostemos por la inmediata efemérides del León Real 2010. A cuyo frente y como Comisario de la celebración conmemorativa de este 1100 aniversario del Reino de León se halla el escritor leonés Juan Pedro Aparicio: quien fue capaz de recopilar un ensayo sobre «Pugnas, heridas, capturas, expolios y desolaciones del viejo reino, en el que se apunta la reivindicación leonesa de León». No podemos quedar en mejores manos en orden a luchar y reivindicar desde la coyuntura en que nos sitúan.

«Lucha canario, como lucharon los guanches...» se repite beligerantemente en el himno a la lucha canaria. Mientras nuestro himno no puede ser más reivindicativo y vibrante, lucha y leonesa, en su estrofa final.

Furia y casta leonesa han hecho de este deporte inmortal, para orgullo del pueblo que le dio si identidad ¡¡Lucha leonés!!

Lucha leonesa, la lucha de un pueblo por el orgullo y la identidad del pueblo leonés. Item más: bien patrimonial leonés en cuanto representa de tradición y cultura popular leonesa. Hay quienes olvidan -"más o menos intencionadamente- o desconocen, que el patrimonio cultural está hecho de materia pero también le dan forma sus valores inmateriales: tradicionales, evocadores, simbólicos, referenciales

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