HOMILIA LEONESA

El collaciu, Fray Buenaventura, se acercó a nosotros con el ruego de que publiquemos el documento que nos entregó

Después de leído, considera el Húsar que es un gran honor para este blog, servir de púlpito para la impartición "urbi et orbe" de esta homilía en la que, como no podía ser de otra manera, el buen fraile dice "verdades como puños".

Como es habitual, las negrillas son del Húsar:

Amadísimos y amadísimas hermanos y hermanas en el Señor:

El enemigo acecha por doquier, así que velad y estad preparados porque llegó el día y la hora. Rodeados como estamos de lobos con piel de cordero, tenemos que plantar cara al enemigo. Ahora que pretenden contarnos cuentos para recuperar nuestro pasado histórico, quiero recordar los versos del poeta: tengo que deciros que la cuna del hombre la mecen con cuentos y que el miedo del hombre inventó todos los cuentos. Después de meter a la raposa en el corral para cuidar de las gallinas, aparecen cuentistas pretendiendo contarnos otro cuento.

Yo os digo: no me vengáis con cuentos.

Ahora desde ese inmenso púlpito que es la red de redes, donde los predicadores proliferan como setas en un muradal después de las primeras lluvias, aparecen los salvapatrias que investigan y entresacan cualquier atisbo de inexactitud escarbando en las palabras para interpretarlas a su gusto.

No os dejéis engañar, no trabajan por el bien de la causa. Trabajan para dividir y medrar. A ellos me dirijo:

¡Hipócritas, fariseos, sepulcros blanqueados! Recordad como el Señor os echó a latigazos del templo.

Eso mismo deberían hacer los dirigentes de las poltronas. Pero no lo hacen. ¿Por dónde les tendrán agarrados esos próceres tan ortodoxos que ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el suyo?. ¿Por dónde les tendrán agarrados que no son capaces de defender a sus propios hijos?

Me gustaría tener la sabiduría del sabio Salomón para consultarle esta situación tan peliaguda. ¡Ya la tengo!: ¡Corta Salomón que el hijo es mío!.

Vergüenza debería darles a estos padres descastados que, viendo peligrar su estatus, prefieren que perezcan sus hijos por el bien de la causa.