viernes, mayo 21, 2010

“La línea Sama-Velilla me huele a otro Riaño”

Así de contundente se expresa Carmen Sopeña, Pintora y escultora, riañesa por derecho propio ya que perdió la vista de un ojo (con la tragedia que eso puede representar para una persona que, como Carmen, se dedica a la pintura y escultura) por defender sus convicciones y la tierra que tanto ama, su tierra, porque así lo decidió y, como sabeis, las personas somos, sobre todo de donde decidimos ser.

Carmen, que expone estos días en la Galería "Arte Lancia" de la ciudad de León (Calle de Gil y Carrasco, 1 - 24001 Leon - Tlfn. 987 228 502 -
www.artelancia.com), ha sido entrevistada por Fulgencio Fernández para "La Crónica" (http://www.la-cronica.net/2010/05/19/vivir/la-linea-samavelilla-me-huele-a-otro-riano-81535.htm) y todo cuanto dice es tremendamente interesante para los leoneses y debiera ser una llamada de atención para aquellas personas acomodadas que se resignan diciendo que no se puede hacer nada.

A esta mujer, ni las dos costillas rotas, ni la pérdida de visión de un ojo que le produjeron las pelotas de goma de la guardia civil cuando era "tejadista", ni toda la pelea que tuvo para que se reconociera la improcedencia y desmesura de aquellas actuaciones (no olvidemos que finalmente tuvieron que indemnizarla como víctima del terrorismo, por supuesto "de Estado"), ni el trascurso de los años, le han hecho perder su espíritu combativo contra las injusticias y agresiones contra la naturaleza.

Esperamos que su ejemplo empiece pronto a dar frutos. ¡Gracias Carmen por tu testimonio!

ENTREVISTA / Carmen Sopeña / Pintora y escultora

Asturiana de nacimiento, se enamoró de Riaño y luchó con más valor que nadie contra el pantano, hasta perder la visión de un ojo por un pelotazo de las ‘fuerzas de ocupación’.

Carmen Sopeña vino desde Asturias hasta Picos de Europa y allí se quedó, defendiendo a Riaño.

Al escaparate de una galería de arte de la capital, Arte Lancia, se asoma estos días una artista leonesa, asturiana de nacimiento pero riañesa hasta la médula, tanto que después de haber ahogado su tierra de adopción un funesto pantano se ha ido a otro pueblo cercano, Los Espejos de la Reina, para no despertar cada mañana con la visión en el horizonte de la más amarga derrota de su vida.

Porque para Carmen Sopeña es una derrota que el pantano de Riaño se haya construido.
Por supuesto, cómo no va a ser una derrota si fui una de las tejadistas, si luché con todas mis fuerzas contra él, si me dejé un ojo en el intento, víctima de una bola de goma procedente de las fuerzas antidisturbios que tomaron nuestro pueblo.

Pues no hace mucho el entonces ministro Cosculluela afirmaba en la televisión que allí no hubo ni un rasguño, que fue todo leyenda.
Lo que no es una leyenda es su desvergüenza. Si allí no ocurrió nada, ¿cómo es posible que a mi me tuvieran que indemnizar como víctima del terrorismo?

¿Cómo fue aquel incidente en el que perdió la visión de un ojo?
Estábamos en el tejado. Yo estaba atada porque tengo vértigo y vi cómo un mando nos señalaba a cuatro personas. Dispararon, me dieron en el ojo con una pelota y me levanté, sangrando a chorro, gritando que estaba herida e iba a bajar. Me volvieron a disparar y me rompieron dos costillas, pero mi dolor era menor que mi indignación al bajar y escuchar algunos de los comentarios de los guardias.

Sus problemas de salud no acabaron con la pérdida de la visión en un ojo.
Ése sólo fue el comienzo. Perdí absolutamente la visión de un ojo, pero también me produjo un glaucoma, tuve que operarme de cataratas para rebajar la tensión del ojo ‘bueno’, me produjo otro glaucoma en el otro ojo, nueva operación... casi ni lo recuerdo pero seguía adelante con los procesos judiciales, no me iba a rendir por nada del mundo. Tuve incluso que poner un millón de aquellas pesetas por delante, pero tuvieron que reconocer lo que me habían hecho, la condena fue clara: Terrorismo de Estado.

No fue la única.
Ni la peor. No puedo olvidar que Moles se descerrajó la cabeza de un tiro antes de ver cómo tiraban su casa. ¿Y Pedro Presa? Ahí está un precioso artículo de Mario Sáenz de Buruaga que cuenta su historia, casi lo sé de memoria: “Y entonces pregunté por Pedro, el de la máquina quitanieves, de Pedrosa del Rey, uno de los siete pueblos asesinados. Y se miraron entre ellos en silencio, porque yo no lo sabía. Pedro se suicidó hace unos meses, se ahorcó desde el viaducto, y tan larga era la soga que se ató al cuello (conociéndole, seguro que fue para no dar trabajo y quedar cerca del agua) que su cuerpo, ante el impacto de la caída de más de 30 metros, se separó de la cabeza nunca la encontraron. Yo no era íntimo amigo de él, pero charlamos en muchas ocasiones sobre lo que se iba a sufrir si el embalse finalmente se hacía”. ¿Cómo se puede decir que allí no hubo ni un rasguño?

¿No ha logrado superar lo de Riaño, aquella batalla tan desigual?
Sinceramente, no. Aquella es una batalla perdida que me dejó mucha huella.

Y, sin embargo, ¿usted no es de allí?
Se podría decir que no pero yo me considero de allí. Es cierto que soy asturiana de nacimiento, leonesa enamorada de Riaño y Picos y gallega de trabajo.

¿Cómo ve los movimientos que han surgido en Riaño bajo el lema de ‘Vaciaremos el pantano’.
Me parece muy bien, sé que es una utopía pero tampoco quisiera morirme sin ver como se cumple alguna de las utopías con las que he soñado.

¿Pero ve lógico vaciar el pantano 25 años después?
Lo que no es lógico es que no se hiciera con el agua de Riaño casi nada de lo que se nos dijo, que no se haya utilizado para los fines con los que se construyó más que en una parte minúscula ¿Si nos han engañado, si no ha servido para el progreso de León, porqué no lo vaciamos y recuperamos aquello que aún sea recuperable?

¿Hay nuevos ‘Riaños’?
Varios. Sólo en nuestra montaña hay ahora mismo otros dos: las famosas DOT, tan ridículas como nocivas, y, sobre todo, la Sama-Velilla.

¿Le recuerda la Sama-Velilla la batalla de Riaño?
Mucho. Pero con un agravante que me preocupa, la agresión a la naturaleza es cada día mayor y la respuesta de los leoneses cada día menor. Es cierto que hay un determinado grupo de gente muy implicada, muy combativa, pero la mayoría de la población pasa de una manera cruel pues la naturaleza nos está avisando, se está volviendo contra nosotros y no queremos leer sus mensajes, sus avisos.

La veo muy pesimista.
Realista. Sufrí como pocos lo que ocurrió en Riaño, veo las cosas que dicen de quienes ahora retoman la lucha, veo el cariz que está tomando la Sama-Velilla y cada día estoy más decepcionada con los olvidos y las dejaciones de la Junta.

¿No va nada por Riaño?
Sí, voy de copas, lo utilizo como punto de encuentro con los amigos pero no para vivir, para estar ahí prefiero Los Espejos de la Reina, un pueblo pueblo. Para trabajar tengo que ir a Coruña, pero cada día me siento más leonesa y más implicada con lo que ocurre en esa tierra.

Nos hemos liado con Riaño y hemos olvidado que usted es pintora, que tiene una exposición en la galería leonesa Arte Lancia.
Es que si me tocas el tema de Riaño... Pero es cierto, estoy exponiendo en León, donde hacía seis años que no lo hacía y con otra novedad, que ‘debuto’ como escultora. En realidad ya he hecho otras dos exposiciones de escultura pero en León es la primera.

¿Qué obra podemos ver en esta exposición?
Las esculturas están hechas en barro y después las he coloreado un poco y les he puesto unos soportes especiales, como vigas viejas de roble o cosas así. La pintura son acrílicos de caras sobre papel; rostros imaginarios pero que podían ser perfectamente reales.

Las esculturas son todas femeninas, de mujeres.
Pero no me preguntes los motivos pues no los sé. Bueno, hay una de un hombre, un torero que realmente es un antitorero, un tipo un poco histriónico, desproporcionado. Las mujeres de mis esculturas también son así.

¿Sabría definir su estilo?
No, ni me lo he planteado, me gusta trabajar y no me gusta tanto teorizar. Vivimos un momento de confusión en todo, de mestizaje... Si tuviera que buscar algo que defina mis cuadros, mi pintura, diría que es la ausencia de perspectiva, prácticamente ha desaparecido de mi obra. En mis cuadros mandan los colores, las texturas de los materiales, las intenciones que sugieren unas formas imaginarias. También cuido mucho la composición.

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://elrincondelosserviles.wordpress.com/