martes, mayo 26, 2009

Tiempo de matices

Este es el título del artículo que, firmado por Santiago Juanes y publicado por La Gaceta de Salamanca el pasado 20 de Mayo, encontramos colgado en la página de la Plataforma Cultural "Salvemos el Teatro Bretón"

Por su indudable interés os lo dejamos a continuación con la habitual salvedad de que las negrillas son, como de costumbre, del Húsar:


Puede que el Bretón de salve. O no. Hay una mínima posibilidad, microscópica posibilidad, pero menos da una piedra. Resulta, me cuenta Isabel Muñoz, portavoz de Ciudadanos en Defensa del Patrimonio, que al envío de correspondencia buscando la salvación del teatro respondió Juan Vicente Herrera por boca de Enrique Sáez, director general de Patrimonio, que se daba por enterado y le colocaba a Muñoz y los suyos lo que dice la ley para declarar al Bretón Bien de Interés Cultural, como si éstos no lo supieran después de tantos años. O sea, que en lugar de poner a trabajar a sus funcionarios locales para que valoren el inmueble amenazado de derribo, sugieren a los vecinos que le hagan tal trabajo, que luego ellos ya verán. Curioso, curioso, curioso. Tiene su explicación, no se crea que esta gente da puntada sin hilo.

Si es la Administración la que inicia el expediente se aplaza cualquier actuación prevista sobre el inmueble hasta que se declare o no su calificación de Bien de Interés Cultural. Pero si es una asociación privada —sin los medios de la Junta— quien lo pone en marcha, da igual: puede hacer lo que quieran con el edificio. Y ya sabe lo que dicen, muerto el burro la cebada al rabo.

El caso es que este dato puede acelerar el derribo del Bretón —el PP municipal salmantino ya ha dado su visto bueno, como no podía ser de otra forma— antes de que alguien en la Junta descubra que sí puede ser, con la ley en la mano, Bien de Interés Cultural, y se fastidie. Claro que la pregunta es cómo a nadie se le ocurrió iniciar esta declaración hace algunos años.

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