Si no lo veo... no lo creo

Es cierto, mas viéndolo aún seguimos sin creerlo; tan fuerte es el impacto que nos ha producido que seguimos bajo un más que preocupante estado de shock.

¿Qué puede ser ello?, se preguntarán ustedes. Relájense, después de todo, tampoco será para ponerse tan trágico…; ¿o sí? Ya comenzamos a estar acostumbrados, pero permítasenos, como al niño en nuestra acostumbrada inocencia, seguir sorprendiéndonos de la capacidad de algunos, sobre todo para hacer el “canelo”. ¿No hemos afirmado ya, miles de veces, que determinados “intelectuales comprometidos” escriben al dictado del poder? Puritos canecitos (canelos) que comen de la mano de sus dueños… ¿No les habíamos prevenido contra la estulticia de los unos, contra el engreimiento de los otros, contra la mala voluntad de los terceros y contra la manipulación de los más? Aquí tienen, de nuevo las huellas, frescas aún.

¿Una prueba palpable que nos refrenda en cuanto venimos, desde antaño, argumentando?: el corazón casi se nos salió del pecho cuando contemplamos, en pleno centro de un escaparate de librería, campando sobre la ciencia, la técnica, la literatura y la reflexión filosófica un libro que merecería, como poco, no haber visto la luz, un simple “aborto”, para que ustedes entiendan…
¿Pero cómo es posible que alguien se dedique a escribir, si no es con los goznes de su espinazo untado y bien untado, para que no rechine, algo como “Historia de Castilla: de Atapuerca a Fuensaldaña”? ¿Estaremos, por primera vez en la historia del mundo mundial, ante un nuevo ejemplar del género “homo”, evolucionado del “antecessor”, preñado de genes “castellufus” y convertido, por mor de no se sabe qué extraña mutación, en todo un “homo fuensaldañensis”, cuyo ejemplar más notorio es, seguramente, conocido bajo el nombre de Villa… no se qué?

Si esto ya les causa pavor, miedo y respeto, reserven fuerzas puesto que no se han enterado más que de una pequeña parte de esta truculenta historia en víspera del día de difuntos; vean, si no, la reseña que aparece, publicitando el opús…culo, en una página web:

"Castilla es sin duda el territorio fundamental en la historia de España. Sin embargo, su historia, relegada por la historiografía moderna, no se ha plasmado en obras completas y accesibles a todos. Este libro —la primera historia sistemática en un solo volumen-, escrito por los mejores especialistas, pretende rellenar este hueco y acercar a todos los lectores la apasionante y trascendental historia de esta región. Desde los tiempos del Homo antecessor hasta la actualidad —explicando, entre otros temas, los arévacos, la romanización, la invasión musulmana, la fundación del condado castellano, el Cid Campeador, la unión de los reinos, la importancia en la conquista de América, la guerra de la Independencia, la industrialización, la Guerra Civil, la emigración y despoblación o la Transición— esta obra ofrece un recorrido completo y un análisis riguroso y ameno por el conjunto histórico que ha conformado Castilla. La apasionante historia de Castilla en un solo volumen realizada por los mejores especialistas en el tema."

¡Y además ahora nos vienen de “victimistas” los tíos estos! ¡Pero qué rostro se permiten algunos…!

Después de todo, sin embargo, ¿no les parecía ya absurdo aquello de que “Augusto vino a conquistar Castilla y León”? Pues sigan mortificándose por que el Defensor del Común, a pesar de varias denuncias sobre el particular, sigue y seguirá agazapado en su carguete, como quien oye llover.

Oiga, y no se lo pierda…, pero ¿cómo se les puede calificar a los autores de semejante bodrio de “los mejores especialistas en el tema”? Si no fuera porque todo esto es más bien trágico, parecería que alguien nos quiere gastar, simplemente, una broma pesada… en víspera de día 28 de diciembre.

Ahora nos enteramos que Castilla existe desde el Homo antecessor y de que … El parrafito anterior, en cuestión, obliga a reflexionar detenidamente para no caer en la tentación, incluso, de creerles, ¿una vez más?, con buenas intenciones, ¡que no! ¡que ya han demostrado lo que son, lo que dicen, lo que hacen, es decir, que ya han enseñado la patita varias veces y ahora solo les queda intentar comerse a los cabritillos. Prevenidos quedan…