Se sorprendía, el pasado domingo, día 21 de los corrientes, F. Ramos, en su acertado artículo de Diario de León (uno más que da en la diana de nuestras desventuras), titulado “La tele de la meseta”, de una adjetivación malintencionada, perversa, retorcida y falsa de toda falsedad (pero rebuscada, machacona y manipuladora, de “castellanoleonés”), aplicada al equipo LEONÉS de balonmano, conocido, desde hace ya varios lustros bajo el nombre de ADEMAR.
Algunos, que ya llevamos ciertos años empujando el carrito de la vida por este León de nuestros amores y desgracias, seríamos capaces de recordar nombres anteriores para una misma realidad, pero esto, hoy, no hace al caso. Aquí también, como se observa, por tantas “pugnas, heridas, capturas, expolios y desolaciones…” como tenemos que padecer cada día, hay que seguir reivindicando “la condición leonesa de León” y de lo leonés. ¡Qué absurdo! ¿No? ¿Habrá alguien en nuestra misma condición o deberemos invocar el libro ese con nombre de cerveza?
No es la primera vez, ni la segunda, ni…, que nos hemos dirigido (muchos) a los medios, tratando de corregir este error/horror, esta estupidez, esta obsesión de conquista y de etnocidio socio-político-deportivo-económico-cultural…
Si, por casualidad, alguien se resiste a creernos, podríamos aportar múltiples testimonios; en aras de la brevedad, referiremos un para de ellos. Apenas el pasado domingo, en Tele 5 (programa llamado cultural, "pasa palabra"), el guaperas creído, pero inculto, si nos atenemos a los que demuestra, enunció sin inmutarse: "Ciudad castellana donde se encuentra el MUSAC", siendo la respuesta acertada LEÓN. ¡Insólito! No sólo eso, habría que exigir la impugnación del programita de marras; así se contendrían una próxima vez. Pero no lo hará nadie... ¿para qué? ¿Qué importancia tiene que nos llamen castellanos o liliputienses, si ese es el tamaño del cerebro de muchos de nosotros y el índice de reivindicación de muchos se queda en los amigos de Gulliver?
No más tarde que ayer, lunes 22 de diciembre, el ínclito candidato que contempla castilla desde las alturas del sur de no se sabe donde, en el programa Caiga Quien Caiga, fue interrogado sobre el número de provincias de España, pregunta que intentó responder (otro que había, seguramente, cateado la geografía) enumerando una a una todas ellas.Mas, ¡horror!, cuando le llega el turno a las provincias de esta pesadilla nuestra, y a pesar de que había señalado que "se trata de mi comunidad, sólo recordó el nombre de ocho, olvidando, entonces, una para cumplir aquello de "nueve provincias, una comunidad...". Apostamos algo que no adivinaréis cuál había salido de su preclara mente; claro que sí... ¡LEON!. ¿Será un lapsus, será que es así de cortico, será que tiene planes concretos sobre nosotros o será que pretenden "echarnos" de este tan exclusivo club de la "región más grande de Europa"? ¡Anda que vaya susto nos iban a dar...!
Guardamos, también, un recorte, quizá para nuestra particular irritación, de La Voz de Pontevedra (13.11.07), donde el "ilustrado" de turno, ducho, por lo que se ve, en esto de la “nueva geografía” (seguro que le dieron un cate de los gordos), afirma, sin caérsele un palo del sombrajo, y hablando del propio ADEMAR, que “en las filas castellanas destaca sobre el resto la figura del incombustible Mateo Garralda.”
¡Olé tu incultura serrana! ¡Bravo por tus conocimientos y tu sensibilidad! ¿Pero este mostrenco no conoce que, si hay algo que represente a su Región, Nacionalidad o como diablos quiera llamarla (¡me importa el rabo de un pimiento de Padrón!), es, precisamente, el león del segundo cuartel del escudo constitucional? ¿Cómo se puede justificar la existencia de la región de Galicia sin el referente de León… y ello desde los mismos balbuceos de la historia peninsular, pasando por Roma, los suevos y el resto…? ¿A quién hay que empezar a pedir responsabilidades por tanto desprecio, tanta incuria, tanta mentira, tanta falsedad y tanta manipulación?
Bien sabemos que, especialmente en este mundo drogodependiente de los medios de comunicación de masas, esos que suponen que el consumidor disciplinado no exige otra cosa que cuatro frases mal cosidas, para no fatigar demasiado el cerebro, existe un claro axioma que nos recuerda: “lo que no se nombra no existe”; dicho de otro modo, lo que no sale en los papeles o en los telediarios ya se puede dar por enterrado. Y, sensu contrario, como “todo lo que se nombra existe”, aquí cabe la reata de mulas cargadas de mentiras del más rico tratante de bazofia seudo política y sembradora de pensamiento único (¡ar!) que se propaga más que la cizaña evangélica.
¿De qué nos sorprendemos, entonces, si, según el Diario de León (22/12/08), en un recientemente elaborado ranking de ciudades “La percepción de un español es que Ceuta o Albacete son mejores ciudades que León”? ¿Podríamos esperar otra cosa después de 25 años “pugnando por respirar”, por demostrar que existimos y recibiendo más estaca que el asno del Cayetano? ¿Dudaría alguien, por el contrario, de encontrar una respuesta diferente a la que sigue, en cita literal? “En el ámbito autonómico, la mejor ciudad para vivir, según los encuestados castellanos y leoneses, es Valladolid”. (La publicidad machacona surte su efecto)
¡Con la más dura realidad hemos topado, amigo Sancho…! Ya se sabe, como nos recuerda el viejo refrán, que “el zorro pierde el pelo, pero no las mañas”, que "árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza" o que "el que nace para maceta, del corredor no pasa"; y eso, por lo visto y constatado, es nuestro desventurado sino, ya que “La ciudad de León aparece valorada en el puesto 50 de las 78 urbes españolas con más de 100.000 habitantes”. ¡Para tirar cohetes…!
Y es que en este mundo "de las comunicaciones" en que nos ha tocado vivir, poco importa la realidad, ni aquello, tan leonés, de "el buen paño en el arca se vende". Como afirmamos, lo que "no está en los papeles", no está en el mundo y en esta malhadada autonomía solo hay una ciudad que se promocione, esa que está en "el centro del mundo mundial" y que ya el clásico definió certeramente: "Chinches, pulgas y mosquitos, y ansias de ser Madrid.... " (El Húsar les deja la satisfacción de que Uds. mismos terminen la frase).
Después de tantas campanas al viento de los varios FITUR, después de tantos concejales de turismo sacando pecho o criando barriga por esos mundos de Dios, puede que debamos comenzar a creernos aquello de que “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Esto que nos rodea se parece cada vez más a un pueblín que, como tantos otros de nuestro entorno geográfico, parece recordarnos aquella descripción de José Feliciano, en su conocido “Qué será”:
Pueblo mío, que estas en la colina
tendido como un viejo que se muere
la pena, el abandono, son tu triste compañía
pueblo mío te dejo sin alegría.
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